Capítulo 7

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El otro camino

Caminaba lo más rápido que podía, deseaba alejarse de aquella casa lo más rápido posible, Máximo Rauros se sentía como una basura, desechado, había visto como el sueño de tener a una chica como June a su lado se había evaporado en cuestión de días, apretó los dientes y sus puños, no dejo que ninguna lágrima escapara de él, jamás había permitido que le pasaran por encima, pero no era eso lo que le dolía, era que hubiera sido una mujer, y esa mujer a la que él le había entregado todo su tiempo y atención las últimas semanas, hizo parar un taxi y se subió.

-a la Piazza Navona por favor- dijo en italiano

El chofer hizo un gesto afirmativo y salieron en esa dirección. El día estaba frio, a medida que el taxi avanzaba, una densa capa de niebla los cubrió, Máximo cerró sus ojos y suspiró, se sentía desorientado, había escogido la Piazza Navona, ya que era un lugar céntrico, era el lugar donde estaba la fuente de los cuatro ríos y estaba en frente del departamento donde June solía refugiarse cuando deseaba un poco de paz, el mismo del cuales sus amigos debieron huir antes del hotel, respiro profundo y puso su mente en blanco, solo imaginaba la niebla del exterior, como verla por una ventana

-joven ya hemos llegado- dijo el taxista

Máximo se sobresaltó, había dormido gran parte del camino, le pagó al chofer y se bajó del vehículo, el ambiente frio lo despertó de golpe, estaba al principio de lo que en una época muy remota había sido un gran estadio con ciento seis metros de ancho, y doscientos setenta y seis de largo, de las tres fuentes que habían en aquel enorme lugar, la fuente de los cuatro ríos era la más imponente, con aquel obelisco en medio de ella de casi dieciocho metros de altura.

Máximo logro respirar profundo y enfocarse a lo que iba, casi al frente de la fuente había un edificio que estaba siendo reparado, con rastros de un pequeño incendio, los hombres trabajando tenían uniformes de color negro entero, una chaqueta, pantalones, guantes y zapatos, pero al observar un poco se podía ver gente de todas las razas, rasgos y colores con ese uniforme, se acercó al edificio lo que más pudo, hasta una cinta que decía no pasar, había un joven con uniforme junto a la barrera y se acerco

-buenos días, serias tan gentil de decirme que paso en ese lugar-

-por tu acento supongo que eres un turista, hace poco más de una semana hubo un incendio por causas que se desconocen, luego de los peritajes, nosotros somos los encargados de reparar este lugar.- dijo el joven de uniforme - mi nombre es Joaquín y llevo alrededor de un mes con los guardianes-

-¿pero ustedes son una entidad estatal o privada?-preguntó Máximo

-un poco de ambas, el estado le paga a nuestro jefe por reparar los monumentos de la ciudad-

-que interesante-dijo Máximo pensando en voz alta

-si te es interesante, ¿porque no te unes a nosotros?-

Máximo lo pensó un segundo, él no tenía nada que perder, así sabría como empezó todo esto y quien estaba detrás....-¿con quién debo hablar?-

-conmigo-dijo una voz fría atrás de Máximo, este se dio media vuelta y había una joven de expresión seria, vestida de colores oscuros, su piel ni pálida ni morena, su pelo negro le llegaba a los hombros, Máximo se fijó en los ojos de aquella muchacha, parecían hechos de acero, fuertes e inquebrantables, pero eran vacíos y solitarios.

-mi nombre es Summer- dijo la joven -¿y el tuyo?-

-Máximo, me parece interesante todo lo que hacen ustedes, de repara los monumentos y esas cosas, aunque no comprendo porque reparan este viejo y quemado edificio-

Tártaro I , El dolor de una perdida. (Historia Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora