capitulo 31

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El camino del sueño.

-oh vamos hermana, aunque te hayas cambiado el nombre y teñido el cabello a negro, siempre serás mi hermana- sonrió Alberich

-desde que acabaste con la vida de mamá por obtener su joya dejaste de ser mi hermano- gritó Hanna con los ojos rojos, estaba furiosa, en el planta baja se sentía unos ruidos muy grandes y muchos disparos.

-¿donde están las joyas?- preguntó Alberich sin inmutarse

-pues yo no las tengo-

-entreganos a quien tiene las joyas y traeré a tu madre de vuelta- Sonrió Hypnos, su hambre de vida ya estaba más o menos satisfecha, pero no deseaba confiarse, entre más aliados mejor, además su lado "humano" , por el mortal que había poseído parecía reaccionar con esa chica.

-pues yo no me creeré esa mentira- dijo Hanna riéndose de Hypnos. Este la ignoró y continuo avanzado escaleras arriba.

-¿me vas a ayudar o no?- preguntó Alberich

-¿que?- preguntó Hanna cruzándose de brazos - debería arrestarte y matarte por lo que hiciste -

-pero no lo harás, eres mi hermana - dijo Alberich sacando su espada y una corriente de aire lleno la habitación.- me ayudarás... Por las buenas o por las malas.-

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Hypnos llegó al último piso, sentía presencia de varias almas humanas ahí dentro, tomo un par de granadas de gas y las lanzó hacia el salón, tal como pensó, sintió mucha gente toser y ahogarse, cubrió su nariz con una máscara, la cual Alberich le había entregado junto con las granadas y avanzó,  cada vez que un agente era tocado caía al suelo a los pocos segundos, el país del sueño eterno los esperaba.

En el fondo de la habitación habían dos jovencitas las cuales estaban con sus manos y rodillas apolladas en el suelo, no podían respirar, Rousse levantó la mirada y vió a Hypnos frente a ella, el apoyó sus manos en las cabezas de ambas chicas y ambas sintieron alivio, delante de sus ojos apareció un mundo bello y lleno de luz...

Trinidad y Rousse cayeron al sueño e terno e Hypnos sonrió satisfecho. Su tarea ya estaba cumplida, bajo la escalera y vio que Hanna estaba en el suelo con diversos cortes en su cuerpo, se desangraba.

-no nos ayudará - sonrió Alberich

-entonces nisiquiera la pondré a dormir...-

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El silencio era dominante, Charles miraba a su alrededor y nada parecía moverse, de pronto un rítmico ruido comenzó a sentirse, junto a una pequeña vibración en el piso. Alessandra estaba a su lado mientras que June y Annabel estaban en la otra esquina del patio, el ruido subió de intensidad al igual que las vibraciones.

-si son pasos, se viene algo grande - dijo Alessandra y Charles se sobresalto, no había pensado en esa opción.

Se sintió un golpe tremendo en la pared. El acero estaba moliendo los ladrillos, al tercer golpe la muralla colapsó desprendiendo muchos restos y polvo, los muchachos se cubrieron los ojos, la criatura que apareció por el agujero medía más de dos metros y medio, tenía una armadura oxidada que cubría gran parte de su cuerpo, sus piernas eran humanas y sus manos, pero su torso era enorme y su armadura dejaba a la vista muchos manchones de pelo animal, y su cabeza era la de un toro, de cuernos grandes y ojos de fuego. Miró a su alrededor y vio a Charles con Alessandra. Levantó la gran hacha que tenía en su mano derecha y se dispuso a atacar.

-June, quédate en este rincón y no salgas por ningún motivo ¿entendiste?- preguntó Annabel y ella asintió, Annabel saco un pequeño bolso de su cintura y saco un cuchillo militar y tres cuchillos más cortos. Se sintió el golpe, el toro había embestido y ellos habían se habían salvado por poco, sólo la luz de la luna los dejaba ver, lo cual hacia mas difícil esquivar el filo de su hacha, Alessandra comenzó a disparar pero su armadura protegía sus puntos vitales bastante bien. Annabel salió de su escondite, podía lanzar sus tres cuchillos, pero la probabilidad de fallar era casi totales, lo mejor era intentar un daño directo, sólo debía buscar el punto exacto donde hacer el mayor daño.

Charles estaba sudando, su cuerpo comenzaba a pesar, aunque sabía muchas artes de guerra, ninguna le había enseñado a lidiar con animales mitológicos, si su memoria no le fallaba aquel era un minotauro, y atacaba de manera directa y violenta, sólo podía esquivar, a Alessandra se le habían acabado las balas y no había apoyo de ningún tipo, intuyó que algo malo estaba pasando, ya que ninguno de sus hombres había aparecido. Miró a su alrededor y vio a June mirando desde lejos, escondida, y vió a Annabel acercándose lentamente por detrás, de seguro tenía una idea.

-oye bestia estúpida, si te quedas ahí te traeré muchos sacrificios-

La bestia se detuvo, al parecer esa palabra le gustaba, June salió de su escondite... al fin había recordado que bestia era, lo había leído en la biblioteca de la casa de Memphis hace muchos años, corrió y se interpuso entre la bestia y Charles.

-buenas noches, minotauro, tu eras el que estaba encerrado en el laberinto de la isla de Creta ¿no?-, el toro bufó y dejo de moverse, June tenía toda su atención. -tu nombre era Ásterion, y eres hijo de Pasifae y el toro de Creta...- June guardo silencio y vio que Annabel no podía ir más rápido, los escombros eran muchos y si hacia algún ruido se acabaría todo, tomo aire y continuo. -yo era tu sacrificio... Fui por ti al laberinto y no te encontré...-

Annabel llegó junto al toro aguantando la respiración, vio el punto débil de esa armadura tal como pensó, con un cuchillo pequeño en cada mano, los clavo en la parte de atrás de sus rodillas, por un tema de movilidad la armadura no cubría esa zona, los saco con fuerza y hacia los costados, rasgando todo músculo cuanto pudo. El minotauro cayó de rodillas y aulló de dolor, trato de ver quien lo había herido y Annabel ya estaba alejada de él, Charles apunto con una escopeta corta que traía y la bestia le arrojó su hacha, la esquivo por poco y volvió a apuntar, pero ya le habían arrebatado su presa, luego de arrojar el hacha, Annabel se había colado bajo su brazo y clavo el cuchillo más grande en su garganta, la sangre la baño de inmediato pero no le importó, esquivo la enorme mano que intentaba tomarla y se alejo, no sin antes recuperar su cuchillo. La bestia cayó en medio de un charco de su propia sangre.

-eso fue divertido-dijo Annabel acercándose a Charles y June. Alessandra permaneció un tanto retirada

-eres muy hábil- dijo June mirando a Annabel

- tu muy valiente - respondió - si no le hubieras distraído estaríamos todos muer...- pero su frase se cortó, una luz verde los iluminó y se voltearon, está golpeó a Alessandra en el pecho y cayó inerte al piso.

-vayan vaya, nos volvemos a ver - siseó Alberich mirando a June, a su lado Hypnos tenía otra espera de luz en su mano.

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Luego de caminar por un pasillo subterráneo, salir a la superficie a una cuadra de ahí y camina r un par más en la total oscuridad, llegaron a un edificio bastante común del centro de Roma.

-último piso, habitación 260- dijo Daniel entregándole las llaves a Helena -Memphis ya puede caminar mejor así que no tendrás problemas, yo volveré para ayudarle a Charles.-

Sin esperar respuestas hecho a correr, tenía un mal presentimiento, las tres calles que lo separaban del fuerte del interpol se le hicieron eternas, tenía un cuchillo y un par de granadas de gas, era todo lo que Charles le había dado en la mañana antes del ataque,  llegó al edificio y vio que la pared que separaba el patio de la calle estaba destrozada por algo que debió ser usado como ariete, entro por el agujero lentamente y vio la luz verde golpear el pecho de Alessandra. Miró a sus amigos y se veían bastante cansados, a su vez vio a dos hombres más, uno tenía una esfera de luz verde en la mano, la luz era casi hipnótica para el. Debía esperar, quizás en algún movimiento podría ayudar a Charles a salir de esos aprietos.

-la joya está en el bolsillo del chico- dijo Hypnos

-entendido, entonces partire con él- dijo Alberich sacando su espada y una corriente de aire le enfrió el cuerpo a todos. Era la.espada de los vientos, la espada de Eolo.

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Tártaro I , El dolor de una perdida. (Historia Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora