capitulo 50

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Muerte y resurrección

Radamantis sonrió, todas las ratas estaban en la jaula, extendió su mano y apareció una esfera de luz negra, era la energía de cada persona que había juzgado en su estadía en el infierno, y tenía dos usos, uno altamente explosivo, y otro mental, el cual si tocaba a las personas las sometía a los pensamientos más oscuros y sus almas eran transportadas a la entrada del infierno, al primer castigo antes de ser juzgados.las esferas oscuras, para que volvieran a experimentar las cosas oscuras de su vida.

Pero en este momento solo deseaba destruirlos, encerrarlos en su antigua morada no tenía sentido.

Las puertas del furgón se abrieron rápidamente y comenzaron a salir todos al tiempo que Radamantis arrojaba la esfera al motor del vehículo generando una gran explosión, lanzando a los que habían bajado tres o cuatro metros a alrededor.

-Una menos...- dijo Radamantis soltando una carcajada.

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Máximo se arrodilló y colocó la última piedra en el mecanismo de apertura, una a una las piedras comenzaron a girar hasta llegar a la última.

Máximo se puso de pie y un gran temblor le hizo perder el equilibrio, el movimiento parecía un latigazo, cayó sobre la plataforma que había entre las joyas y está se comenzó a agrietar.

Summer vio todo desde unos cinco metros de distancia, una especie de "gas" había salido de la grieta y había envuelto a Máximo, este oponía resistencia pero no duraría mucho, llevaba sus manos a su boca y cuello , se notaba que el alma de Hades se metía por cada cantidad de su cuerpo.

A lo lejos apareció un grupo de gente vestido de negro, eran las personas encargadas de rezar y adorar a Hades para que el tuviera más fortaleza, ellos se arrodillaron y comenzaron a orar.

Toda el alma de Hades fue absorbida por Máximo, su cabello en vez de café se tornó rojo intenso, camino hacia los oradores y los miró fijamente.

-¿Desean ser parte de un Dios?- preguntó y Summer sintió algo muy fuerte en su estómago, su voz había cambiado, ahora era totalmente sería.

Todos los presentes asintieron y miraron el piso mientras Hades caminaba alrededor de ellos rozando sus cabezas, pero uno a uno los "tocados", fueron cayendo y no se levantaron más, así fue con todos y cada uno de ellos.

-Necesito más... NECESITO MÁS ALIMENTO- GRITÓ

Summer se acercó a él, ella lo sabía, el les había absorbido el alma.

-Mi señor, aún estamos en los campos Elíseos, pero si desea más alimentos, la superficie está repleta de almas sucias, almas que desean ser juzgadas para alcanzar la plenitud del infierno.-

Hades volteo y la miró fijamente mientras una sonrisa se ampliaba en sus labios.

- Perséfone... ¿eres tu?...-

-No mi señor, soy la reencarnación física de ella, pero su alma no está en mi...-

Hades sonrió, tenía una idea, -llévame, necesito fortalecerme más-

-Hay más súbditos arriba- dijo Summer con desición, camino hacia la salida, tomo el arco de Apolo y le sorprendió que no estaban las espadas que había traído Radamantis.

"Quizás Eaco se las llevó" , pensó, mientras tomaba los cuchillos de las diosas Hera, Afrodita y Hestia, más el escudo de Atenea.

-Esa armas tienen el alma de otros dioses- dijo Hades al acercarse

-Si señor, pero debido a que las diosas no eran guerreras, no tienen poder alguno, esta es para usted...- dijo extendiendo la espada que quedaba, la espada que encerraba a Ares, dios de la guerra y la destrucción, además de su casco-

Tártaro I , El dolor de una perdida. (Historia Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora