capítulo 18

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El ritual

Todo fue llevado según las ordenes de Alberich, el ataúd fue tomado por seis hombres y llevado hacia la cámara de las prisioneras, atrás de la comitiva caminaban Alberich, Summer, Máximo, Fernando y Steve, habían pasado ya alrededor de tres horas desde la conversación entre él y las jóvenes, había tenido la precaución de derramar un poco de sangre sobre ellas para que los demás pensaran que él había cumplido con su tarea de maltrato y tortura, en búsqueda de las dos piedras faltantes o la espada, la cual aún no sabía para que podía servir, el féretro fue colocado sobre una mesa metálica, los cuales al hacer contacto produjo un ruido muy desagradable, prendieron seis antorchas y las distribuyeron alrededor del salón, los seis hombres que llevaban el ataúd se arrodillaron y salieron del salón
-Summer, es mejor que tú también te vayas, y llévate a Máximo contigo, busquen las piedras restantes- ordeno el joven pelirrojo, el cual con la luz de las antorchas se veía tan fuerte como el mismo fuego, ellos asintieron y salieron dejando la puerta cerrada.
-¿Por qué mandaste a Summer con Máximo afuera?, habría sido una buena manera de decirle al nuevo quien manda, y que tu mujer admirara aún más tus poderes- dijo Fernando, el hombre calvo y pálido que había abordado a los jóvenes al llegar a Roma en el aeropuerto
-esta vez será diferente, no reviviré a alguien por gusto Fernando. Siseo Alberich, -esta vez hare que los muertos hablen una vez más y me entreguen lo que necesito

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Memphis forzó la puerta lateral que encontró de casualidad, parecía ser una salida de emergencia, Tae y Belén lo seguían de cerca mientras corrían por el túnel que descendía abruptamente, llevaban los tres unas mochilas medianas, Memphis tenía la espada del hotel de June en su cinturón y un cuchillo militar en su muslo izquierdo, tenía la sensación de que lo estaban observando desde aquella mañana, pero no podía detenerse, cada segundo que pasaba la vida de esas personas, no había tiempo para presentimientos el G.P.S. que llevaba en su mano indicaba que la primera pulsera estaba cerca, al doblar a la derecha unos veinte metros más allá, bajaron la velocidad, Memphis comenzó a pensar que entrar a una guarida enemiga era bastante fácil, pero huir de allí con el camino en subida iba a ser complejo. Memphis se asomó por el borde de la esquina y el otro lado parecía desierto, les hizo un gesto a las demás para que no lo siguieran y avanzo en silencio, llego al pilar del cual venia la señal, y solo había una pulsera con un rollo de papel dentro de ella en el suelo, la reconoció al instante, era la pulsera verde de Trinidad,
-¿Qué demonios?- murmuro cuando vio el contenido del pergamino de papel e hizo una señal para que tae y Belén lo siguieran

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Al ataúd estaba abierto y el vidrio quebrado los huesos de aquel cajón estaban en perfecto estado, el olor a muerte los golpeo de inmediato, era huesos grandes y gruesos, le faltaba un hueso de la pierna, Steve no tenía un buen presentimiento de aquel ritual, había visto muchos otros, pero ese féretro había sido robado desde otro país, y el aire era diferente
-sabias que por profanar tumbas nos iremos al infierno -Bromeo Alberich mientras soltaba una carcajada junto a Fernando se quitó la capa y estaba completamente vestido con una armadura oxidada, y tenía un casco igual de viejo en sus manos, se lo coloco y sus ojos de ser un color verde intenso se transformaron en rojo sangre, puso sus manos sobre las costillas de los restos y su cuerpo comenzó a brillar de un color rojizo, y la luz invadió aquel lugar, lentamente todas las partículas y restos que habían dentro del ataúd se empezaron a unir en un principio como arena cuando se moja, y luego comenzó a tomar forma, Steve sabía que Alberich había hecho un par de soldados y la energía no alcanzaría para revivirlo por completo, pero nunca habían dejado un trabajo a la mitad, se formo el torso desde el corazón hacia afuera, lo cual era repugnante, los brazos y el cuello, las piernas llegaron hasta los muslos y se detuvieron, no había rastros de sangre, era como si estuviera enterrado en arenas, de formo la nuca t el cerebro, y termino con su rostro parecía dormir de pelo castaño sin canas y piel blanca, y con mucha masa muscular, Alberich jadeaba, aquello había sido demasiado esfuerzo,
-cuanto llevaba muerto este viejo- gruño Alberich
-casi once años- respondió Fernando
-nunca pensé que sería un cuerpo tan grande y gordo- gruño Alberich,
-¿y las piernas?- pregunto Steve
-no las necesitara- siseo Fernando tomando una caja de un rincón y sacando varios elementos de metal
-el heredero de hades te llama, despierta del sueño eterno y sírveme- grito Alberich, las antorchas se apagaron y los ojos de Marshall Boores de abrieron al instante, al igual que su boca, dando un grito agudo, de dolor profundo, mientras se revolcaba en el ataúd
-ohhh lo lamento-siseo Alberich- olvidamos quitar los vidrios y ahora te cortan por dentro- dijo con voz irónica. Mientras Fernando se acercaba con un cuchillo

Tártaro I , El dolor de una perdida. (Historia Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora