capitulo 24

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La tercera fuerza

Trinidad, Rousse y Steve estaban a las puertas de un pequeño y sobrio edificio, Trinidad y Rousse se miraron un tanto preocupadas, no sabían exactamente donde estaban y Steve no les había dicho nada hasta ese momento, el caminaba muy seguro un par de pasos delante de ellas y Rousse lo observaba con espacial dedicación, en ese momento el se detuvo, volteo y las miró fijamente.
-este es un edificio de una pequeña facción de la interpol, la cuál está investigando la desaparición de mucha gente, contesten lo que les pregunten y colaboren, además traten de estar juntas lo que más puedan, ¿entendido?-
-suena como si te fueras a separar de nosotras- dijo Trinidad
-asi es, yo pertenezco a este lugar, lamento no haber podido decirles, pero, es parte de mi trabajo, al principio esto comenzó como un capricho del teniente Charles, que comenzó a investigar durante sus vacaciones, el es amigo de Memphis y desde que vio su nombre en la lista de desaparecidos, hizo todas las gestiones para que abrieran el expediente, para poder seguir adelante con la expedición.-
-pero nosotras sabemos dónde está Memphis- dijo Trinidad
-Charles también lo sabe, se comunicó con Memphis por celular cuando íbamos a salir de la casa- dijo Steve y Rousse añadió - yo también lo sabía, ellos vendrán más tarde y por otro camino, es malo que estemos juntos a plena luz por las calles de Roma-
-pero...- comenzó Trinidad pero Rousse la detuvo con un gesto,
-no me reclames de porque tú no sabías, después de todo lo que le gritaste a Memphis, no tenía porque decírtelo.- gruñó Rousse dándole un suave golpe en su hombro.
-además sólo será una diferencia de un par de horas. ¿que podría pasarles en tan poco tiempo?- dijo Steve adelantándose al edificio y ellas se limitaron a seguirlo.
Entraron y era totalmente distinto a como lo imaginaron,  cerámica clara en el piso y paredes blancas, y por ambos lados una fila de escritorios con hombres y mujeres tomando llamados y recados, en el centro un gran mesón el cual parecía la central que daba órdenes al resto, se les acercó un guardia y le hizo un gesto a Steve señalando los pisos supervisores, avanzaron hasta el fondo y las chicas vieron un elevador, subieron en el y Steve marco el quinto piso, (el cual era el último), Trinidad miró a Rousse, ambas estaban mucho más tranquilas ahí dentro, aunque a Trinidad no le gustaba eso de responder preguntas... Steve las mira y murmura, "aquí no se cumplen los sueños ni se ven recuerdos pasados...no quiero que las analicen en un laboratorio o algo así" , ambas asintieron. El elevador se se abrió y ese lugar era muy distinto a la planta baja, una gruesa alfombra, tanto por izquierda como por derecha decenas de pantallas de distintos tamaños, y en medio muchos pisos, asientos y hasta un futon, todos negros y en el fondo un ventanal enorme, el cual estaba con un escritorio, y un joven sentado en el.
- bienvenidos - dice de manera fría y seca, Trinidad lo observa y aunque el esta sentado, su mirada inspira respeto y frialdad, se siente un poco atemorizada, aunque no desvía la mirada, calvo, moreno y sin barba, además de una masa muscular más o menos considerable.
-Capitan Charles, aquí traigo a dos de las testigos de los hechos- responde friamente Steve y Rousse se sorprende, está totalmente serio y eso le agrada.
Charles teclea algo en su teléfono celular y se levanta, indica a los demas que tomen asiento y se acerca, Rousse y Trinidad se acomodan en el futon.
-Steve,¿ hace cuanto te separaste de Memphis?- preguntó  el capitán mientras tomaba un piso y se acomodaba frente a las jovencitas.
-unas tres horas, tal vez cuatro- dijo friamente
-su teléfono está apagado y aunque lo estamos rastreando no lo encontramos- gruñó Charles
-¿deseas que vaya por él?- preguntó Steve mientras miraba a Rousse, parecía preocupada, pero no más que Trinidad
-no, esperaremos un poco más, debes descansar y comer un poco-
Al decir esto el elevador se abrió y aparecieron tres mujeres muy distintas, tanto física como en su actitud.
-Annabell, ellas son las recién llegadas, te pido que te hagas cargo de ellas.- dijo Charles y la primera chica se acercó, media al rededor de un metro sesenta, vestía bototos, pantalones y un ancho poleron, todo completamente de negro, al igual que todo el personal de ese lugar, su piel era blanca con tonos rojizos en sus mejillas, Rousse noto que no era amiga del maquillaje, sus ojos eran cálidos al igual que su sonrisa, usaba lentes y por último su cabello era un misterio, el morado reinaba en el, pero también se veían tonos azules y castaños, ella les dió la mano a cada uno y al tocarla el poder de Rousse se activó, logro ver a la misma joven unos cuantos años atrás, con un pequeño perrito de juguete en sus manos, su sonrisa era aún más viva y alegre, pero no estaba sola, había un hombre tras ella que la miraba con ojos cálidos llenos de admiración y que la cuidaba en todo momento.
-¿estas bien?- preguntó Annabel - estas palida-
Rousse recordando la advertencia de Steve no mencionó nada sobre su poder y sólo dijo - no te preocupes, tengo un poco de fatiga- (lo cual no era mentira, se moría de hambre)
-te llevaremos a la comedor- dijo la segunda joven tomando por el brazo a Rousse y su poder se volvió a activar... Vio a la joven cuando era una niña y tenía un bebé en brazos. -mi nombre es Alessandra- dijo de manera fría y un tanto brusca, su frialdad era notoria, media lo mismo que Annabel pero su ropa era ajustada, botas, jeans y una ceñida chaqueta de cuero, su piel era blanca y su cabello castaño, dejando unos intensos ojos color verde. Trinidad las observaba atentamente y noto que Steve no la miraba en ningún momento.
- Hanna tu te quedas- dijo Charles y la última chica asintió. Era más alta que las otras dos, usaba botas largas, jeans y un largo abrigo de terciopelo, media alrededor de un metro setenta, tenía el cabello color negro azulado (el cual estaba húmedo), un corte escalonado desde su pecho hasta sus hombros, piel blanca, y unos ojos color miel, Trinidad sonrió, era el estereotipo de mujeres que le gustaban a Memphis, vestida bien, se veía seria y unos lindos ojos.
-Rousse, ¿podrías entregarle la pulsera a Hanna?- preguntó Charles -la usaremos para rastrear la de Memphis y mandarle un equipo de apoyo-
Hanna se acercó y recibió la pulsera de Rousse, y está se sobresalto... Estaba preparada para una tercera visión pero esta vez.... Ella no vio nada, "acaso no es de buen corazón" pensó Rousse mientras Annabel la tiraba hacia el ascensor, vio que Trinidad y Alessandra las seguían, entraron en el elevador y bajaron un piso, ahí estaba un pequeño comedor de piso, paredes y techo completamente blanco, con largos mesones con manteles azules,  en el fondo una pequeña barra donde Trinidad dedujo que podría pedir la comida, al acercarse vio a una joven de alrededor de un metro setenta, de piel blanca y ruborizada, delantal blanco y su cabello, al igual que el de Annabel tenía muchos tonos y colores.
-mi nombre es Katherine ,¿ que les sirvo srtas?-
-pues lo que tengas- río Annabel, - o ellas morirán de hambre-

-¿pudieron localizarlo?- preguntó Charles
-aun no señor, la pulsera no funciona- dijo Steve desde un computador
-Su teléfono tampoco nos da señal- dijo Hanna desde otro.
-demonios Memphis, ¿donde diablos te metiste?- gritó Charles golpeando la mesa.

Tártaro I , El dolor de una perdida. (Historia Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora