Al amanecer Dennis despertó y cuando notó que el sol estaba empezando a salir se levantó a toda prisa para volver al pueblo. Recogió todo lo que había cerca: su cuchillo, su yesca, su arco y flecha, y luego reparó en ella.
Winnie.
La mujer lobo estaba hecha un ovillo cubierta con su capa, y entonces fue ahí que recordó todo. Su salida del pueblo, la especie de enojo que tenía con ella por ser la causante de sus fallos durante todo el día de ayer, su estadía con ella en la noche, la plática y cómo durmieron en el lugar.
¿Cómo pudo dormir tan tranquilo con un monstruo a menos de un metro de él?
Sacudió su cabeza para dejar esos pensamientos. No era momento para repasar si le gustó o no pasar tiempo con la loba, estaba amaneciendo y debía regresar al pueblo para la práctica matutina.
Fue a tomar su capa, pero entonces lo pensó. ¿Se la quitaría? ¿Dejaría que se la quedase?
Antes de tener alguna respuesta para ello, la lobuna empezó a abrir los ojos cuando los rayos del sol naciente le dieron en el rostro. A Dennis le molestaron un poco más los rayos que a ella.
—Hola —saludó él, sonriendo.
—Hola, caza... Dennis —se corrigió y a él le alegró que no lo volviera a llamar cazador—. ¿Te vas?
—Sí —asintió él, revisando que no se le quedara nada—, ya me voy. Si llego tarde al entrenamiento matutino van a empezara a hacer preguntas. Y no quiero que se enteren —agregó, en voz baja.
—¿Tienen entrenamiento al amanecer? —preguntó Winnie, tallándose un ojo e irguiéndose, quedando sentada.
—Sí, es algo molesto; y más para mí. —Alzó la mirada al cielo con los ojos entrecerrados—. Me voy.
Winnie hizo un movimiento para quitarse la capa de encima y entregársela, pero Dennis sintió que era mejor dejársela, aunque ni siquiera el mismo supiera por qué. Si alguien llegaba a preguntarle, diría que la olvidó en casa y listo.
—Quédatela —dijo. Winnie se encogió de hombros.
—No dirás nada de esto, ¿cierto? —preguntó ella, suspicaz—. Es decir, de que hablaste con un monstruo ni que conviviste con una.
—No, no te preocupes —la calmó él—. No diré nada, lo juro.
—¿Por qué?
—¿Por qué, qué?
—¿Por qué no dirás nada? Digo, soy un monstruo, si yo fuera tú les contaría a los demás humanos sobre mi y sobre cómo encontrarme. —Winnie se encogió de hombros—. No sería difícil.
Dennis negó con la cabeza y luego la miró fijamente a los ojos.
—Sencillo —sonrió—: porque eres mi amiga.
Dennis apenas logró llegar a tiempo al pueblo.
Pavel y Tiana lo estaban esperando en la entrada de la arena. El día de hoy era un entrenamiento de dos fases: primero veían a un veterano enfrentarse a un monstruo al azar, para luego enfrentarse ellos. Tiana tenía algunas vendas y magulladuras en el cuerpo, producto de la cacería de anoche.
—¿Dónde estabas? —quiso saber Tiana, intentando fruncir el ceño, pero al hacerlo una mueca de dolor aparecía por una cortada que tenía en la frente—. Pasé por tu habitación y no estabas. ¿Se puede saber qué hacías?
—Salí a... entrenar con el arco —dijo, señalando el carcaj sobre su hombro—. Sabes que me gusta entrenar de noche y pues..., me quedé dormido en el campo de tiro.
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Zing Discord
FanfictionLuego de superar su examen y convertirse en un cazador de monstruos, Dennis se adentra en uno de los cuatro bosques para cazar licántropos, impulsado por el odio que les tiene. En su cacería se topa con Winnie, una mujer loba que habla e impulsado p...