V. Compartido, el dolor es menos

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—Levántense —dijo una voz.

Unos toquecitos molestos empezaron a despertar a Winnie. Ella poco a poco se despertó, sintiéndose muy cómoda, como si hubiera dormido sobre algo muy suave. Cuando abrió los ojos, lentamente, su visión se fue aclarando y reconoció los ojos de su hermano y su figura: delgado y larguirucho, musculatura atlética, como la de ella, y un estado de alerta permanente; es decir, un hombre lobo común.

Wilbur tenía una expresión molesta y veía con reproche por sobre el hombro de Winnie, ella se extrañó y entonces, al moverse para levantarse, un rizo rojizo le cayó en la cara; se volteó y lo vio. Dennis. Los sucesos de la noche anterior le llegaron a la mente. Que Dennis llegara cubierto en sangre con una lobita que se parecía a Nate; que su padre los había visto; que él se había peleado con Wally y Wilbur; que su padre le perdonara al muchacho la vida y le dijo que lo vigilara, pero sobre todo, que durmieron juntos.

Se incorporó de un salto algo apenada, mirando a Wilbur. Dennis se despertó al momento que ella se levantó. Ambos, Dennis y Wilbur, se estudiaban con la mirada. Él tenía en la mano su cuchillo mientras su hermano estaba con las garras listas; se atacarían al menor indicio de peligro.

—¿Qué sucede, Wilbur? —preguntó Winnie, sintiéndose como mediadora en semejante tensión.

—Papá dijo que llevaras al cazador con Karou —le respondió Wilbur, pero sin apartar la mirada de Dennis—. La pequeña despertó.

Winnie pudo notar el pequeño respingo que Dennis dio al oír eso, casi dejo caer el cuchillo, pero recuperó la compostura.

—¿Por qué le va a permitir la entrada? —quiso saber. No era que no quisiera que Dennis entrara, a ella no le importaba, de hecho, si él no la lastimó antes, no lo haría ahora.

—La pequeña dijo que quería oír al que la salvó —repuso—, y papá se lo permitió; claro, tiene que ir vendado.

—¿Qué? —Winnie se sobresaltó—. ¡No va a entrar vendado! Ya viste que no es una amenaza, papá lo vio, no hay necesidad de...

—Winnie —intervino Dennis con voz firme—, deja que lo haga. —La miró con decisión—. Quiero ver cómo está Wina.

Por un momento el azul de los ojos de ambos se encontraron, y como si se hablaran en un lenguaje que solo ellos dos entendieran, se comunicaron. Dennis la veía sereno en una silenciosa súplica para que lo dejara; ella, a regañadientes, aceptó. Se volvió hacia Wilbur y le estiró la pata. Él le tendió un trozo de tela.

—Creo que papá está siendo muy permisivo —soltó él—. Aunque estemos en una mala situación, eso no significa que deba confiar en... —Miró despectivo a Dennis— otros. —Se dio media vuelta y se fue.

Winnie frunció el ceño, molesta, mientras veía a su hermano marcharse. Sí, era verdad que la situación de la manada no era prometedora, pero no era necesario ser así con Dennis; si ellos supieran que de las dos veces que durmieron juntos, él no había tratado de hacerle daño alguno, tal vez tendrían mejor concepto de él, sin importar qué fuera. Pero, claro, si llegaba a decirle a su padre que se veía con él desde antes, lo más seguro era que más nunca la dejaría ver la luz de la luna.

Cuando Wilbur se perdió entre los árboles fue cuando se dio cuenta de que estaba atardeciendo. ¿Durmieron todo el día? De pronto sintió la mano de Dennis rodeando su muñeca. Se volteó a verlo.

—Por favor. —Dennis le levantó la mano en la que tenía la tela y sonrió.

Winnie no se sintió mejor, pero le respondió una sonrisa y le vendó los ojos.

—Esto es exagerado —refunfuñó cuando terminó.

Él le dio una semisonrisa sincera y radiante. Era extraño, se dijo, él, al contrario de lo que era, parecía iluminarla por completo.

Zing DiscordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora