Cuando Wanda oyó el enorme gruñido seguido de un fuerte temblor, ella se encontraba en su caverna. Dejó lo que hacía y fue hacia la salida de las galerías que daban a la cima de la montaña. Pocas cosas lograban sorprenderla a esas alturas de la vida, pero lo que vio la dejó sin aliento: en el bosque sur una montaña estaba ardiendo como un sol. Solo que no era una montaña, era un gigante, jamás podría olvidarlo o confundirlo, de niña vio uno y esa imagen nunca se le borró.
Pensó en Winnie y esperó que estuviera a salvo, porque si no ese... no sabía cómo llamarlo, era un humano, y también un vampiro, aunque no manifestaba señales de su vampirismo.
«...mi don está por irse —recordó Wanda las palabras de Karou, cuando iba a la habitación de Winnie, donde la pequeña descansaba—, lo usé para...»
No tenía que ser una genio para darse cuenta de que Karou tuvo algo que ver en eso, ¿pero qué?
Cuando llegó a la caverna de Winnie, la pequeña que según su hija se llamaba Wina, estaba sentada en las pieles que hacían de cama, con las garras listas y las orejas alerta. Parecía a punto de atacar.
—No fue aquí —la calmó Wanda lo más tranquila que pudo; desde Nate no había tenido crías y no había tratado con ninguna otra—. Estás a salvo.
—Nunca se está a salvo —repuso Wina, su pose se relajó un poco, aunque seguía alerta. Giró su cabeza y sus orejas enfocaron a Wanda—. ¿Quién eres?
—«Nunca se está a salvo». Ese credo es del Traidor. ¿Eres de su manada?
—Yo no tengo manada —soltó Wina, molesta; sus patitas se hicieron puños—. Ya no.
Wanda sintió compasión por la pequeña.
—¿Por qué?
—Porque me dejaron. —Suspiró—. Dejaron que me capturaran.
—¿Qué pasó? ¿Me contarías?
Wanda lo hacía para saber algo de su enemigo, no obstante, el instinto maternal que creía muerto, influyó. Wina se encogió de hombros.
—El alfa sabía que un grupo de cazadores iba a peinar el bosque y quiso matarlos. El presume que ningún cazador que se le cruzaba terminaba vivo, incluso dice que por él murió el vampiro mayor. Ese día salimos ocho y nos colocamos en un punto específico, nos escondimos tras los arbustos y los árboles; andábamos al acecho. Sin embargo, no vimos cuando llegó.
»Nunca lo vimos, lo olimos, o lo percibimos, pero supongo que él sí, porque cuando oí el gemido de dolor de uno de mis compañeros busque al alfa y... y no estaba. —Apretó las patas tan fuerte que se le pusieron los nudillos blancos—. Nos dejó morir.
—Tú estás viva —dijo Wanda.
—No por él. —Su voz se tiñó de rencor—. Ese cazador se movía como una sombra. Sin hacer ruido. Cuando mató a todos se hizo un silencio horrible, y entonces lo vi: ojos rojos, cabello negro, piel ridículamente blanca y los colmillos. Los colmillos. Me congelé. Era la primera vez que veía un vampiro y si no hubiera sido por mi instinto que me hizo pelear, me hubiera matado también. Y cuando me capturó... —La voz le tembló— los esperé. Estaba esperando que me rescataran. Porque... porque eso es lo que se supone que hace una manada, ¿verdad? Una manada se protege; se ayuda. ¿Por qué me dejaron allí?
—Tienes razón, una manada se cuida. —Wanda le colocó una pata en el hombro para calmarla—. Pero Valken no piensa igual.
—¿Conoces el nombre del alfa?
—Sí. ¿Y sabes por qué lo conocen como «El Traidor»? Porque hace más de cien años él traicionó al vampiro mayor, pese a que juró ayudarlo. Y como debes de saber, nosotros, los monstruos, no rompemos nuestra palabra. Pase lo que pase.
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Zing Discord
FanfictionLuego de superar su examen y convertirse en un cazador de monstruos, Dennis se adentra en uno de los cuatro bosques para cazar licántropos, impulsado por el odio que les tiene. En su cacería se topa con Winnie, una mujer loba que habla e impulsado p...