XIV. Pesado en la balanza

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Era la primera vez que peleaba mano a mano junto a su padre...

...y para su sorpresa, era como si fueran dos de sí misma.

Winnie había corrido con todo lo que su cuerpo le daba, explotando al máximo su velocidad de mujer loba y las fuertes patas con las que podía dar largas zancadas y llegó con Wayne, quien estaba a punto de ser engullido por una serie de lobos que se le abalanzaron en todas direcciones.

Sin haberse detenido por completo de un salto logró estabilizarse en el aire y tomar el cuchillo de hoja negra que tenía en los labios, y conectar un tajo limpio al cuello de uno de los licántropos de la manada de Valken. Empezó abriéndose paso a través de los lobos entre golpes, zarpazos, cortes y mordidas; los daba así como los recibía, pero eso no era impedimento para llegar y salvar a su padre. La adrenalina disminuía el dolor de las heridas y su sanación de loba las curaba.

Esquivó un zarpazo de un lobo al frente y pasó de él dando un salto alto, afincándose en los hombros de su atacante. Sin embargo, cuando aterrizó, la recibió una patada al costado que le sacó el aire; se recompuso y le asestó un puñetazo al rostro del hombre lobo, que no parecía tener más de su edad, mandándolo directo al suelo. Agitó la pata varias veces por el dolor del golpe. Apretó el cuchillo en la otra y continuó hacia adelante, aguantando el aliento para que el dolor en el costado no le quitara fuerzas; cuando este pasó, se desenvolvió a sus anchas sin mirar enemigos, solo se abría camino hacia Wayne, cortando, golpeando y esquivando a todo lo que podía.

La pared de licántropos empezaba a reducirse un poco llegando al borde, en donde los lobos formaban una especie de círculo alrededor de Valken y Wayne. Estos dos estaban peleando, o bueno, Valken era el que estaba lanzando zarpazos, su padre estaba entre unos cuerpos de hombres lobos en el suelo, con las gargantas cortadas y marcas de heridas, mientras intentaba esquivar los golpes de Valken. Wayne tenía una herida que estaba cerrándose en la frente, varias líneas gruesas de las que manaban sangre como una cascada. Eso, combinado con el brillo rojizo de la luna de sangre en el cielo, lo hacía parecer un demonio en una carnicería... algo en parte cierto.

Un lobo saltó tras la espalda de Wayne y, sin que Winnie dejara que volviera a pasar lo de hacía un momento, ella corrió hasta su padre. Se agachó y derrapó en el suelo con sus rodillas, hiriéndose, esquivando un golpe directo de Valken, y logró colocarse al lado de Wayne; lanzó el cuchillo hacia el lobo y este se le clavó en el pecho, el lobo dio una expresión ahogada y cayó al suelo con un estrépito. Winnie sonrió y cuando se volvió a ver a su padre a su lado este la hizo caer al suelo de un movimiento, evitando así que el zarpazo que Valken lanzó tras ella la matara en seco.

—¿Qué haces aquí? —gruñó.

Winnie lo miró incrédula desde el suelo y se levantó ágilmente, propinándole una patada a Valken en el mentón, haciéndolo trastabillar hacia atrás. Ella cayó con delicadeza en el suelo y se volvió hacia Wayne.

—Ayudarte.

—No entiendes —dijo Wayne, molesto—. Es una pelea por dominio, no puedes meterte.

—Dile eso a ellos —replicó, apuntando con la pata a los lobos que iban hacia ellos dos—. Es imposible que sea por dominio. Además... —Dejó la frase en el aire, pero ella muy bien sabía que la alfa de la manada era su madre, no él.

—Lo sé. —Wayne estiró un hombro y ladeó la mirada, tratando de ver el zarpazo en su espalda; de soslayo ella pudo ver que casi cerraba, así como el de la frente. Él soltó un gruñido molesto—. Vete —ordenó.

Winnie alzó ambas orejas de golpe.

—¿Qué?

—Que te vayas.

Zing DiscordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora