Capítulo 24

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Daelyn POV:

Las emociones nos hacen pasar momentos de debilidad, momentos en los cuales mostramos lo débiles que, como seres humanos, somos.

Yo, después de siete años, todavía no podía controlarlas.

El pecho me ardía; notaba como mi respiración se agitaba y no podía hacer nada para tranquilizarme. Los ojos me empezaron a doler ya que, prácticamente, no parpadeaba. Ciertamente, aquel era un momento digno para no hacerlo. James Hemmings, bajo la confusa pero atenta mirada de sus compañeros, me miraba de la misma forma.

La realidad se había vuelto tan surrealista que no podía diferenciarla de un sueño cualquiera. Di un paso hacia atrás, pensando que si me alejaba lo que tenía delante se desvanecería.

No fue el caso.

―¿Daelyn?

Era más grave de lo que recordaba. Su voz se coló por mis oídos y, como un doloroso golpe en el estómago, me agitó por dentro.

Sí, era doloroso escuchar de nuevo aquella voz que creí no poder volver a escuchar jamás. Aunque no sabía que era más desgarrador: saber que aquello era real o que ya no había marcha atrás. Era consciente de los actos que había hecho y las decisiones que había tomado; mi vida ahora estaba aquí y mi pasado no tenía lugar en ella.

Mmm... ―Mantuve mis labios sellados y, sin decir palabra alguna, aflojé el agarre de la cortina. Como si se tratara de una película, a cámara lenta, nuestras miradas se volvieron a juntar justo antes que la tela blanca fuera todo lo que estuviera al alcance de mi vista. Fue entonces cuando comencé a entrar en pánico.

A los segundos la cortina se volvió a mover. James estaba allí, justo delante de mí.

―¿Sabes que sigo aquí aunque corras la cortina, verdad? ―Sus ojos eran mucho más azules desde tan cerca. Podía ver como su pecho subía y bajaba con rapidez, ya que era tan baja a su lado que con mi altura alcanzaba, con suerte, sus hombros―. Hey ―intentó llamar mi atención.

―Hey ―fue todo lo que salió de mi boca, casi por instinto. El pequeño hilo de voz hizo que el rubio cerrara los ojos. Vi como alargaba su brazo y su mano agarraba la mía―. ¿Qué se supone que haces?

―Me aseguro de que seas real.

―Mira... Lo siento, pero me tengo que ir.

―Pero...

Me alejé con brusquedad de él, mirando por última vez su rostro confuso antes de coger mis cosas y dirigirme a la puerta. Observé ambos lados del pasillo al salir de la habitación, sin saber hacia dónde dirigirme.

Irónicamente, todavía no era un as huyendo de situaciones incómodas.

Sin pensarlo mucho me dirigí hacia el primer ascensor que encontré. Me giré mientras esperaba a que el artefacto llegara a la planta en la cual me encontraba, vigilando los alrededores. Una vez las puertas se abrieron entré, encontrándome sola allí dentro.

Le di a un número cualquiera, esperando poder salir de aquel lugar. Las puertas estaban a punto de cerrarse pero, de repente, una mano se interpuso en su camino, consiguiendo abrirlas. En cuestión de segundos James y yo estábamos encerrados en el ascensor.

¿De dónde había aparecido? No había nadie en el pasillo unos segundos antes de entrar.

―¡Hey! ¿Qué haces? ―exclamé cuando vi como el rubio presionó, repetidas veces, los botones de las diferentes plantas del hospital―. ¡Vas a romperlo!

―Es lo que intento.

―¿¡Estás loco!? ¡Para! ¡Basta ya! ―grité, al ver como no dejaba de seleccionar los botones del panel―. ¡Hey! ¡Mírame! ―Perdí el control, empujándole para que se girara hacia mí―. ¿¡Qué demonios te pasa!?

Twins 2 » Luke Hemmings [cancelada; con final]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora