Capítulo 1

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Daelyn POV:

Había salido media hora antes del trabajo, ya que no había mucha clientela por las tardes. El negocio iba de mal en peor, pero no podía hacer nada para remediarlo; ¿Al fin y al cabo quién iba a una cafetería cutre que estaba medio escondida en un callejón cuando el paseo marítimo de Santa Mónica estaba justo al lado?

Eran las seis y media pero el calor seguía abrasando, como si fuera el mismo sol del mediodía el que estuviera sobre el cielo. Salí del local mientras me subía las mangas de la camisa,  dirigiéndome hacia la parada de autobuses.

Acalorada, me abaniqué con la mano, aunque el único viento que llegaba a mi rostro era cálido.

―Odio este tiempo... ―murmuré, suspirando.

Echaba de menos los días nublados en Londres, ese ambiente que siempre olía a hierba recién cortada y a lluvia de primavera. Aquí, en Los Ángeles, todo era sol, sol y más sol.

Poco a poco mis ojos se iban cerrando a causa del cansancio acumulado y el movimiento del bus, el cual había llegado hacía cinco minutos. En otros diez ya habría llegado al vecindario, así que me mantuve alerta para no perderme la parada.

Subí arrastrando los pies la calle, hasta que, finalmente, llegué a casa. Abrí con lentitud la puerta del patio y, tras ello, caminé por el caminito de piedras mientras buscaba las llaves en el bolso.

Una vez llegué a la cocina vi esos grandes ojos chocolate, su pequeña sonrisa y los brazos extendidos hacia mí.

―¡Mamá! ―gritó Joy, corriendo hasta llegar a mi lado. Dejé el bolso en el suelo y me agaché para cogerla en brazos―. Mira ―dijo, enseñándome sus pequeñas manos llenas de harina y chocolate―, la tía Pi y yo hemos hecho un pastel.

―Ya lo veo cariño ―dije, mirando acusadoramente a Pilar y, seguidamente, a mi cocina, llena de comida.

―Iba a recoger antes de que llegaras Lyn, lo juro, pero Joy me ha tenido corriendo por toda la casa.

―¿Y Arianna? ―pregunté, ignorando su excusa.

―Tenía que hacer un trabajo en grupo y no se había acordado de que era hoy. Se fue hace dos horas.

Asentí, dejando en el suelo a Joy.

―Que desastre... ―me dije a mí misma―. Voy a cambiarme, vuelvo en cinco minutos.

Subí a la planta de arriba y entré a mi habitación. Todo estaba tal y como lo había dejado aquella mañana... él ni siquiera se había dignado a aparecer. Suspiré, abriendo las puertas del armario. Mientras me ponía una camiseta limpia revisé los cuadros que había en las estanterías; Jin y yo en el parque de atracciones, Jin y yo en la playa, Jin y yo en San Francisco... al menos las memorias conservaban el sabor dulce.

Bajé a la cocina de nuevo, encontrándome con la profunda mirada de mi amiga. La rubia hizo un movimiento de cabeza que, aunque no lo pareciera, dejaba muy claras cuáles eran sus intenciones.

―Joy, ves al salón un momento, la tía Pi y yo ahora vamos.

La pequeña asintió y, tras ello, corrió hasta llegar al salón, donde estaban echando alguna serie de dibujos.

Miré de forma impaciente a Pilar, la cual me devolvía la mirada, una de esas que, si pudieran, te enterrarían bajo tierra.

―Habla ―dije, cuando ya no pude aguantar más la presión.

―¿Dónde está? ―preguntó.

―¿Dónde está quién? ―pregunté de vuelta, haciéndome la desentendida.

Twins 2 » Luke Hemmings [cancelada; con final]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora