Daelyn POV:
Conseguí que Joy se durmiera después de diez minutos. No era muy difícil que conciliara el sueño, ya que con un par de cuentos la pequeña acababa en el séptimo cielo.
Apagué las luces de la sala de estar y me dirigí a mi habitación. Me puse el pijama y me lavé los dientes; la típica rutina antes de irme a dormir. Cuando estuve lista me arropé entre las sábanas, intentando encontrar algo de calor en ellas.
Estaba durmiendo cuando, de repente, un fuerte ruido proveniente de la entrada me despertó. Miré el reloj de la mesita de noche, somnolienta y desorientada. Eran las tres de la madrugada.
Me encogí en forma fetal, escondiéndome debajo de las sábanas. Cuando Jin comenzó a llegar tarde no le di mucha importancia; creí que estaba trabajando, como lo hacía yo, para poder sacar todo adelante. Tampoco le di importancia cuando comenzó a comportarse frío, más distante conmigo y con Joy... Creí que todo era debido al cansancio, pero con el tiempo todo empeoró.
Una noche entró por la puerta ebrio. Salí corriendo en cuanto escuché el ruido de un cristal impactando contra el suelo. Cuando llegué al salón él se miraba la mano derecha, la cual estaba sangrando. Recuerdo pronunciar su nombre; nuestras miradas se conectaron en aquel instante. El miedo recorría mis venas y, el temor de que Jin se descontrolara me invadió, provocando que, sin previo aviso, las lágrimas comenzaran a empapar mis mejillas.
Me acerqué lentamente hacia él, alargando mi mano. Quería tomar su rostro entre mis manos y decirle que todo iba a estar bien. Lo único que recibí fue su rechazo, un rechazo doloroso y punzante: había clavado su mano, la cual contenía los pequeños cristales de la botella, en mi brazo y, con fuerza, me había tirado al suelo.
De nuevo, creí que era un episodio desafortunado y no se volvería a repetir, pero aquel tan solo fue el primero de muchos.
Al cabo de los años aprendí que si él llegaba tarde, lo cual sucedía siempre, no debía ir a ayudarle.
Poco a poco me convertí en algo que odiaba.
Unos pasos comenzaron a escucharse, alejándome de mis pensamientos. Jin estaba llegando a la habitación y si no controlaba mi respiración se daría cuenta de que estaba despierta.
Mi corazón se paró por unos segundos cuando la puerta se abrió. Contuve la respiración, temblando. Sus pasos se fueron acercando todavía más. Jin rodeó la cama y el lado contrario al cual yo estaba se hundió ligeramente. Suspiré, creyendo que estaba a salvo.
De repente las sábanas se alzaron, dejándome al descubierto. Por auto reflejo me levanté, consiguiendo escapar. Mi respiración estaba agitada y la adrenalina me invadía.
Él se incorporó con esfuerzo, mostrándome su mirada perdida y rojiza desde el otro lado de la cama.
―Daelyn... ―murmuró, alargando la palabra―. ¿Por qué huyes de nuevo?
―Jin...
Mi voz sonó rota. Era la misma historia de siempre: aparentar ser fuerte, aparentar no darle importancia, aparentar delante de la gente.
Fingir, siempre mintiendo.
―¿Ves esto? ―preguntó, levantando su brazo delante de mí, mostrándome una botella casi vacía―. Esto es lo único que necesito; no Daelyn, no Joy.
Su aliento olía demasiado fuerte, tanto que pudo llegar a mi rostro incluso manteniendo las distancias.
Sus palabras me golpearon, debilitando un poco más las pocas fuerzas que me quedaban. Di dos pasos hacia atrás, esta vez abriendo los ojos y mirando fijamente a Jin, sin decir nada. Su mirada, de repente, se volvió más fría todavía, más amenazante y, en cuestión de segundos, él estaba a mi lado, agarrándome del brazo.
―Jin, por favor, no sabes lo que estás haciendo.
―Si lo sé, cariño ―susurró en mi oído.
―¿Papá? ―una voz que provenía de la puerta hizo que ambos giráramos nuestras cabezas.
―Joy... ―murmuré con terror en los ojos.
Si había algo que quería prevenir a toda costa era que mi hija viera todo aquello. La pequeña tenía su oso de peluche favorito cogido de la mano y, con la otra, se restregaba los ojos, somnolienta.
Aprovechando el momento me armé de valor y alcé la rodilla. En cuanto el agarre de mi brazo se aflojó salí corriendo, llevándome a Joy conmigo. Entré en su habitación, cerrando con pestillo una vez ambas estuvimos dentro. Me apoyé contra la puerta, extendiendo mis brazos a lo largo de ella. A pesar de ello, si él quisiera echar abajo la puerta podría hacerlo con un solo golpe.
Me mordí el labio, reteniendo las ganas de llorar. El corazón me latía con rapidez, intensificándose a medida que iba escuchando los lentos y pesados pasos de Jin. Una gota de sudor recorrió mi frente. Si tenía suficientes fuerzas para sacarme de aquí estaba perdida.
Los pasos se escuchaban cada vez más cerca. De pronto, estos se dejaron de escuchar y, en su lugar, un golpe seco invadió el pasillo. Suspiré, deslizándome hasta llegar al suelo. Las lágrimas comenzaron a salir, aunque me tapé la cara para que Joy no me viera llorar.
Tras intentar tranquilizarme durante unos segundos abrí con sigilo la puerta, encontrándome con el cuerpo de Jin en el suelo.
Se había desmayado.
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HOLA :)
Os traigo un nuevo capítulo de Twins 2 y dos regalos...
El primero de ellos es un capítulo más, que subiré en un rato, y el segundo son dos vídeos del concierto de Barcelona de SLFL.
El concierto fue el viernes y no dejo de ver los vídeos una y otra vez. Ojalá todas tengáis la oportunidad de verlos en persona si no lo habéis hecho aún o de repetirlo (como fue mi caso) si ya los habéis visto anteriormente.
Eso es todo, pondré un vídeo al final de este capítulo y otro en el siguiente :)
Gracias por leer la novela xx
María.
VÍDEO:
SLFL Barcelona 1/2 (os lo dejo también en el multimedia)
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Twins 2 » Luke Hemmings [cancelada; con final]
Fiksi PenggemarEl mundo es un lugar imperfecto porque las personas que lo habitan lo son. Daelyn Jones era consciente de ello; ella también era imperfecta... era una chica de veinticuatro años que había perdido el rumbo de su vida. Su alma estaba rota, y no había...