Luke POV:
No soy un espía, pero hacia días que me sentía como uno. Observaba cada movimiento que Calum y Ashton hacían, intentaba recordar cada detalle de los momentos en los cuales habíamos hablado... Todo por ella.
Por mucho que quería dejar de darle vueltas, no podía; "J" se había ido apropiando poco a poco de mis pensamientos, aunque quizás, más que una obsesión ―tal y como la definiría Cal― se trataba de "algo" emocionante dentro de todos mis problemas.
También pensaba mucho en Rebecca... Calum y Danna, por ejemplo, se iban a casar dentro de poco... Becca y yo seguíamos atados, sin poder separarnos por mucho que ambos lo deseemos. ¿Ese era mi destino? ¿No disfrutar nunca más del amor de verdad? Reconozco que el amor causa dolor, pero también te hace feliz.
Definitivamente quería ser feliz.
―¿Me haces una trenza? ―escuché en un susurro cerca de mi oído.
―No seas pesada, Marshall.
Becca rodó los ojos y se sentó en el lado contrario del pequeño escalón de la ventana en el cual estaba. Se encogió en posición fetal y dirigió su mirada a las fantásticas vistas que aquel noveno piso nos brindaba de Miami.
―¿Sabes? Solo quería que me prestaras atención por unos minutos. Estoy estresada, pronto se estrenará la serie donde aparezco y no tengo ni idea de cómo serán las críticas... Estoy lejos de papá y tengo que soportar tu mal humor. Gracias Luke.
Suspiré. La mirada de la rubia conectó con la mía de forma inmediata. Muchas veces había fingido en modo bromista el enfadarse conmigo, pero podría afirmar que aquel no era un momento en el cual estuviera intentando ser graciosa.
―Yo también Rebecca... Estoy cansado, y no sé hacer trenzas.
―Idiota... Acaricia mi pelo, entonces ―dijo, levantándose de su lugar.
Se acercó a mí y, automáticamente, le dejé espacio para sentarse entre mis piernas. Becca apoyó su cabeza en mi pecho y estiró sus piernas hacia el final del escalón.
―Sé que estás buscando la identidad de la chica virtual y que llevas días así por ello ―dijo de repente, justo después de que empezara a pasar mis dedos entre sus mechones.
―¿Cómo lo sabes?
―Calum dijo que la había invitado a su boda pero que era un secreto entre él y Ashton.
―¿Entonces por qué me lo cuentas?
―¿No tienes curiosidad?
―Más de la que crees, pero... En realidad es solo una chica... Es una amiga de Ashton, no sé por qué me he dejado llevar así...
―¿Quieres que te acompañe a comprar un traje? He oído que hay una tienda fabulosa aquí. Deberías ir preparado, quizás encuentres el amor de tu vida en esa boda.
―Boba ―me reí.
Comencé a hacerle cosquillas. La rubia, en cuanto notó aquel ataque imprevisto, empezó a retorcerse, riendo sin parar. La tortura duró un minuto, en el cual Becca parecía poseída por un demonio. Su risa y advertencias me hacían reír a mí también, pero sabía que no lo toleraba muy bien así que paré.
―Gracias ―pudo murmurar después de recobrar el aliento―. Hablar contigo me hace darme cuenta que mi vida no es tan horrible como parece.
―¿Estás insinuando que la mía es peor?
Una de sus carcajadas se hizo presente en aquella fría habitación de hotel. La ciudad se había envuelto de miles de luces y ni si quiera nos habíamos dado cuenta.
―Mira... Es tan bonita... Ojalá pudiéramos contemplar siempre cosas como esta... De pequeña solía hacerlo mucho, deseaba que llegara verano para ir de vacaciones con papá y poder conocer nuevos lugares. ―Ambos giramos la cabeza al escuchar el sonido de mi teléfono, el cual había lanzado antes a la cama―. Deberías contestar, voy a buscarlo.
Rebecca se levantó y me alcanzó el móvil. La pantalla mostraba el número de James.
―Hol...
―Luke, la he encontrado.
―¿Qué? ―pregunté, confundido ante la repentina emoción de mi hermano.
―Que la he encontrado. Después de todo este tiempo...
―¿El qué?
―¿Cómo que "el qué"? La entrada del primer concierto de Blink-182 al que fuimos. ¿Te acuerdas? La que querías pegar en tu cuarto y no encontrabas en ningún lado. Tenía la tuya entre mis cosas, por lo visto.
―Envíala a casa... Seguro que a mamá le hace ilusión recibir una carta escrita a mano.
―¿Es obligatorio escribir la carta? ―se quejó desde la otra línea.
―Nos hizo prometerle que lo haríamos de vez en cuando...
―Está bien, está bien...
―¿Entonces ya has vuelto a casa?
―Claro... Volvimos unas horas más tarde de que vosotros os fuerais a Seattle.
―Hemmings, no me mientas.
―¿Qué? No te miento...
―Los rumores corren como la pólvora, ¿sabes? Por twitter circulan fotografías tuyas con vendajes en las muñecas, de ayer en Los Ángeles.
―¿¡Qué!? ¿Me han fotografiado?
―Tienes fans, por si no lo sabías ya...
―Pero... Mierda, esto no puede ser bueno...
―¿James? ¿Jems? ¿Hola?
De repente, lo único que se escuchaba eran los susurros de James, los cuales no podía entender. Pude escuchar algún ruido más hasta que la llamada se cortó. Quizás había mala cobertura.
Dejé el móvil de lado y me tumbé encima de las sábanas, pero una pequeña luz en mi cabeza se encendió. Alargué mi brazo de nuevo y alcancé el teléfono.
Ni siquiera había notado que Rebecca había salido de la habitación.
"Buenas noches, J" ―tecleé.
"¿Qué tienen de buenas?" ―Para mi sorpresa, la respuesta fue inmediata.
"Bueno, Miami de noche es preciosa...".
"Bien por ti".
"¿Algún día podré conocer tu identidad?"
"No lo creo".
"Al menos déjame llamarte, así sabré como es tu voz".
"No creo que sea lo más conveniente, Luke. Si sigues con esto voy a bloquearte".
"¿Entonces por qué no lo has hecho todavía?"
―"Escribiendo" ―murmuré, mientras veía como el estado cambiaba constantemente de "Escribiendo" a "En línea".
"Mira... Deberías parar, por tu bien y por el mío".
"¿Es qué tienes miedo de algo? Me he propuesto descubrir tu identidad".
"Buena suerte con ello, Hemmings" ―Reí ante su tono sarcástico.
"Gracias".
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¡HOLA!
Después de 3 semanas de inactividad os traigo un nuevo capítulo. La semana que viene no, la otra, es fiesta (al menos en España) así que tendré tiempo de escribir algo más, por suerte.
Gracias por seguir el fanfic,
María xx
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Twins 2 » Luke Hemmings [cancelada; con final]
FanfictionEl mundo es un lugar imperfecto porque las personas que lo habitan lo son. Daelyn Jones era consciente de ello; ella también era imperfecta... era una chica de veinticuatro años que había perdido el rumbo de su vida. Su alma estaba rota, y no había...