Jacksonville, Florida.
Época actual.
Una de las razones por las que detesto viajar a esta parte de Jacksonville es la constante y exagerada presencia de todos esos agentes de vigilancia. Pareciera que nada ha cambiado, aunque hace siete años que todo esto se terminó. Así que ver a esos sujetos ataviados con los abrigos negros, empuñando sus armas y mirándome como si yo no fuera bienvenido es... aterrador. Por suerte, sé que no corro peligro. Sé que puedo aterrizar sin problemas frente a la entrada principal, sin que eso implique una misión suicida. Pidgeot vuelve a su Pokebola tras fulminar con la mirada a un par de vigilantes. Ahora puedo ir directamente a la puerta principal.
En cuanto llamo a la puerta, ésta se abre mecánicamente y me deja entrar al amplio recibidor. A está aquí otra de las razones por las que no me gusta venir a esta parte de Jacksonville. Esa persona cuyo estúpido Basculin siempre está en pie de guerra, como si fuese un depredador.
—Ésta clase de sorpresas no nos agradan —me dice ella—. Creí que con el paso del tiempo habrías aprendido a llamar antes de visitar a otras personas.
—No tengo tiempo de discutir contigo, Fox —le respondo, y eso a ella no le agrada—. Tengo que ver a Jackie.
— ¿Y qué te hace pensar que ella quiere verte a ti?
Podría responderle un par de cosas, si en este preciso momento no estuviese acercándose a nosotros la persona que estoy buscando. Aún me cuesta acostumbrarme a su mirada tan cargada de ira y amargura, a pesar de saber que somos del mismo bando. Y eso me hace preguntarme, al igual que cada vez que vengo a este lugar, por qué es que una persona como Jackie estaría relacionada de cualquier manera con alguien como la Entrenadora de ese Basculin al grado de vivir bajo el mismo techo. Supongo que hoy hay cosas que nunca cambian, por más que se intente.
— ¿Qué diablos haces aquí, James?
Admito que no podía esperar otra clase de recibimiento por parte suya. Al menos, sus palabras han hecho retroceder a esa otra chica despreciable. El desagrado que ella me tiene no puede ser tan grande como el que yo le tengo. Así que espero que mi mirada le baste para saberlo.
—Vine a buscar a Flareon, Jackie. Lo llevaré a Tampa.
—Flareon dijo que podía quedarse un par de semanas.
—Lo sé, pero... Ha pasado algo importante. Quiero llevarla a casa para asegurarme de que estará a salvo.
— ¿Por qué no lo estaría aquí? —inquiere con recelo.
No puedo responder así como así. No mientras esa otra intrusa nos esté escuchando. Así que miro a Jackie para comunicarle mi molestia, y ella hace un ademán con la mano para indicarme el camino hacia una estancia con bar incluido. Fox no viene detrás de nosotros, lo cual está bien para mí. Ahora sólo quiero que Jackie deje de darle tantos rodeos al asunto.
No me importa lo que opine Umbreon.
Voy a llevar a Flareon a casa. Con Candice y conmigo.
Pero a Jackie parece no importarle el asunto. Sólo se ocupa de servir dos tragos. Dos copas de coñac, tan fino que hace que mi garganta se sienta indigna. Jackie me entrega una de las copas, que evoca el eco de la voz de Candice al tenerlo en mis manos. Nunca bebas si vas a salir con Pidgeot. Un descanso de mi novia sobreprotectora no me vendrá nada mal. Y al estar rodeado por los lujos de la mansión Roosevelt me siento como todo un rey.
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Pokemon Re-Start I: Resurgimiento
FanfictionEstoy en mi habitación. En mi apartamento. Semidesnuda, a causa del calor que se siente esta noche. Paso una mano sobre mi rostro para buscar un miserable consuelo, pero no es posible. Mi respiración agitada es imposible de controlar. Estoy empapada...