4 Alexander

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Alexander

Si alguna vez escucharon la expresión "ver la vida color de rosa", podrán saber de lo que hablo, pues mi expresión personal, aquella que describiría mi vida sería sin duda "ver la vida color gris".

Por estúpido me había atrapado en un matrimonio por conveniencia para recuperar mi fortuna. Preferí eso a una vida feliz con una maravillosa mujer a la que amaba, amo con locura, Priscilla Du Pronte.

Pero ahora ya han pasado tantos años y nunca supe más de ella desde que regresó a Francia. Y tal vez lo mejor fue así.

Tal vez ella conoció a algún hombre bueno y digno y ahora está felizmente casada, tiene hijos pequeños, y vive en una bella casa en la campiña francesa.

O tal vez está criando a la hija de ese conde francés del cual estuvo tanto tiempo enamorada.

Y yo, mientras, enfrascado en un matrimonio fantasma y con una mujer insoportable. Mi única alegría en la vida era mi hija, Heather, una inteligente muchacha de dieciséis años, dulce aunque a veces tenía el carácter de su madre.

Después de mi boda perdí muchas amistades, como la de los Trenton que jamás me perdonaron el haber abandonado a su prima, Lady Albertinna y por consiguiente muchos otros. Pero con mi matrimonio obtuve muchos favores, en especial del rey, primo de mi suegro, como propiedades y el poder comprometer a mi hija con un hijo de la familia real, el duque de York.

También, por fin fui totalmente aceptado por mis contrapartes duques, y ahora me codeaba con gente tan rica e influyente como los duques de Amaton, o los duques de Kent.

Pero eso al final no me sirvió de nada, mi vida era miserable sin mi condesa pelirroja de ojos grises.

Y siempre iba hundido en mi miseria, caminando sin que me calentara el sol, con un remordimiento de concienci enorme carcomiendome el alma poco a poco.

Salvo esa mañana.

El día supongo podría parecer precioso, iba saliendo de White's con mi amigo Lord William Kengsinghton, duque de Amaton, cuando la vi saliendo de esa tienda elegante de pastelillos.

Mi mundo gris se vio iluminado por su bello cabello rojo oscuro y su jovial y hermosa cara.

Era un muchacha exquisita y extremadamente hermosa, y de inmediato me recordó a Priscilla ¿sería por su cabellera rojiza? O ¿por sus ojos azul grisáceo?

Pero sin duda era una muchachita, tal vez una debutante. Iba acompañada por una señorita rubia y alta. Y yo tenía que saber su nombre.

No me había sentido así desde esa mañana que vi a Priscilla bajar de su carruaje afuera de la casa de los Trenton, ya saben esa sensación de no poder dejar de mirar alguien.

Pero ¿En qué estaba pensando? ¡ella era poco más que una niña! Aunque me rondaba la sosecha ¿Podría ser hija de Priscilla? Tal vez, si mi condesa se casó con ese tal Jaques de Polignac, inmediatamente después de dejarme. Sin embargo no pude evitar preguntarle a Kengsinghton si sabía quien era ella.

-¡Oh! Es la señorita Emily Trenton... - dijo William despreocupadamente.-.... Se parece a Mrs. Alinne ¿verdad?

Fue entonces que me fije en la muchacha rubia que la acompañaba, y en efecto era una copia de Alinne, salvo que con ojos verdes y más altura. -No, yo me refería a la pelirroja.

William frunció el ceño. -No tengo idea quien es, amigo mío, pero se ve linda supongo.

-¿Quién se ve linda, padre? - preguntó a nuestro lado, Benjamín, el hijo mayor y heredero de William, que iba saliendo en ese momento de White's.

Ambos señalamos a las chicas y Benjamín sin dudarlo se acercó a ellas con una sonrisa. Habló un momento con la señorita Trenton mientras la muchacha pelirroja lo veía con curiosidad.

Y entonces me reprendí mentalmente, era natural que una chica tan joven como ella buscara la atención de caballeros jóvenes como Benjamín.

Y entonces los tres comenzaron a caminar hacia nosotros.

-Señoritas él es mi padre, Lord William Kengsinghton, duque de Amaton... - presentó Benjamín. -.... Y éste es Lord Alexander Wilham, duque de Pembrooke... - pude ver que algo de mi nombre a ella le incomodó. -... Señores, permitanme presentarles a la señorita Emily Trenton. - dijo Benjamín.

Mientras Emily nos sonreía.-Un gusto verle de nuevo Lord Amaton.

-Y a Madmoiselle Alexia De Avignon.- continuó Benjamín, ahora presentando a la señorita pelirroja.

Ella nos dio una elegante reverencia y una sonrisa.

Así que era francesa ¿sería eso una coincidencia?

Pronto nos enteramos que era hija de lo marqueses franceses de Mont-Noir, y que estaba de visita por la temporada con su hermno mayor, y que por el momento sus padres continuaban en Francia pero en unas semanas vendrían a unirseles.

Ahí descarté todas mis sospechas de que ésta chica tuviera relación con mi condesa. Pues la señorita De Avignon rondaría por los diecisiete años, y si tenía un hermano mayor, entonces su madre no podría ser mi Priscilla.

De cerca la señorita Alexia era todavía más hermosa, y pude notar aún más similitudes con mi condesa.

Sus facciones, e incluso su nariz se parecían. Pero era imposible que fuera su hija ¿no es así?

Fue una charla corta pues inmediatamente llegó el hermano de la señorita Trenton, Gabriel, y el hermano de la señorita De Avignon.

El de ésta última, Mounsier Nathan De Avignon, conde D'Anjou, si bien no se parecía en nada a su hermana, de inmediato notó mi interés en ella, y actuó totalmente protector, como cualquier hermano lo haría.

Y con una invitación a que visitaran mi casa, me aseguré de volver a verla. Tenía que volver a verla.

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N/A:
*momo*
"Esto se va a descontrola"

e.e

Atte.
Lenka Mockingjay

Amor Y Culpa (Saga Amour #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora