14 Priscilla

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Priscilla

Me estaba quedando dormida. Pero lo que estaba intentando que Philippe me dijera era más importante que eso.

-¿Entonces? ¿Qué te dijo exactamente? - le pregunté impaciente, mientras me acomodaba en su pecho, oh, se me cerraban los ojos.

-Intentó invitarnos a cenar... - me dijo mi esposo. Su mano fue directa a mi cintura. Estaba fría contra mi piel desnuda.-... ¿Podemos dejar de hablar de él? Prefiero besarte.

Me incorporé alejándome de su alcance.

-¡Esto es serio, Philippe!- le dije. Él suspiró.-... Su hija nos ha invitado a su boda.

Pero la sabana que cubría mi pecho se resbaló, dejandome descubierta ante él y quitandole seriedad a mis palabras.

Philippe se río. Yo me acosté boca arriba. Era imposible hablar de algo serio con él despues de haber jugado un poco.

-No tomas en serio mis preocupaciones.- le reproché, y de pronto ya tenía su cara sonriente sobre la mia.

-Me tomo muy en serio tus miedos, amor, pero no entiendo porqué esperas para hablar de ellos hasta que ya estamos en la habitación.- su mano voló a mi pecho. Acariciandolos con ternura. Suspiré.

-¿Esperas entonces que haga una cita para hablar específicamente de ellos? ¿o durante la cena frente a nuestros hijos?

Pero por más que yo intentaba sonar enojada, era imposible. Sus manos ya estaban sobre mi. Uh eso era jugar sucio. Sonreí.

-No me refiero a eso, Cecil.- entonces acarició mi rostro con delicadeza.- No me gusta que pienses en él cuando estamos en estos momentos.

Yo me reí.

-Acaso mi esposo ¿Está celoso? - le pregunté. Oh ya, no pude resistirme. Lo besé cortamente.-... Philippe...

-Sí estoy muy celoso...- me abrazó con posesividad. Oh eso me daba tanta ternura.-... Yo también tengo miedo ¿sabes? Estoy consiente de que él fue tu más grande amor, el padre de tu hija.

Yo reí más. ¿Qué no se daba cuenta de la tontería que estaba diciendo?

Enredé mis dedos en su cabello, y acerqué nuestro rostros. Le mire a los ojos.

- Él fue alguien importante en mi pasado, sí. Sin embargo, tú, Philippe De Avignon, eres el amor de mi vida, en quien pienso siempre, él único con el que quiero estar así ... - le besé.-... Tu eres el padre de mi hija, que eso te quede bien claro, haz sido tu quien la haz criado y protegido. Tu eres el hombre de mi vida, de mis sueños. Con quien he compartido tantos años y con el que espero estar el resto que me quedan.

Él no dijo nada. Como siempre que yo me mostraba cariñosa. Philippe prefería demostrar lo que con palabras no decía.

Me beso con fuerza y supe que estaba perdida, no iba a dormir por el momento.

Sin embargo, después, a ambos, abrazados y realmente cansados, nos llegó el sueño.

Soñé con mi pasado, cuando todo empezó realmente a mejorar para mi.

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Noviembre 1830

Nunca en mi vida imaginé que el dolor de parto fuera tan intenso. Era casi como si te estuvieran cerruchando por dentro con el único objetivo de partirte en dos.

El cabello se me pagaba a la frente por el sudor, ya hasta sentía acalambradas las piernas.

-solo una vez más, Madame.- me decía la partera, pero ya estaba cansada. Sentía que los oidos me iban a explotar del esfuerzo. Pero volví a pujar con la última contracción. Para luego sentir que algo resbalaba de mi. Y por fin el dolor comenzaba a desaparecer.

Amor Y Culpa (Saga Amour #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora