La heredera de Voldemort .

La batalla de Hogwarts.

El "gran" día había llegado y por "gran día" no me refiero a cuando me caso con Draco y soy feliz por siempre y para siempre, estoy hablando del día que cambio mi vida, que marco y dejo un hueco en nuestros corazones, el día en que muchos murieron y todo por un berrinche de mi padre.

Después de haber llorado toda la semana por sentirme culpable, mi llanto, mi dolor acabaría hoy.

Todo empezó con una señal, habían visto a Harry Potter en Hogwarts, mi padre se emociono, nos dio ordenes de prepararnos aunque realmente no sabía si seguir con esto, no sabía si podía. 

Mire a Draco, quería recordar cada parte de su cara, desde sus ojos grises hasta su mueca de desagrado, su olor, sus labios, su cabello, su tacto, quería recordar todo de el, sentía que no lo volvería a ver.

-Draco- susurré- Promete una cosa.

Draco me miro confundido pero aceptó.

-No me olvides- las lagrimas comenzaron a salir de mis ojos, el me abrazo fuerte, se hincó u saco una caja de su bolsillo.

-Se que somos jóvenes- rió- pero te amo desde el primer día que te vi- suspiro- y no se si salga vivo de ahí, pero me gustaría morir sabiendo que querías ser mi esposa, ____ te amo.

-Draco- lo abrace- ¡Claro que quiero ser tu esposa!- lo bese y el me puso un hermoso anillo de plata con un diamante negro y algunos detalles verdes.

Todos comenzamos a salir hacia Hogwarts, estaba llena de miedo, al llegar noté que habían protegido el castillo, pero era obvio que eso no afectaría que mi padre lograra su objetivo. Tome la mano de Draco para tranquilizar mis nervios, cerré los ojos mientras escuchaba como todo se desmoronaba, mi padre había roto las protecciones y rayos color verde salían disparados de todas las varitas mortifagas, estaba enfrente a la guerra, iba a pelear.

Draco me miro y comenzamos a unirnos poco a poco a esa gran bola de destrucción.

Hogwarts, mi hogar había quedado destruido.

Camine hasta entrar al castillo, las lagrimas resbalaban por  mis mejillas. 

-Has venido- escuche la voz de George Weasley, mi corazón se aceleró.

-Tu también lo has hecho- respondí ahogada en lagrimas- por favor vete- le suplique- No quiero matarte. 

-Aún puedes cambiar- suspiro.

-¡Es tarde!- grite- ¡Vete!- me di la vuelta y lo mire, estaba parado a unos cuantos metros de mi, quería correr a abrazarlo y a contarle todo lo bueno que me ha pasado, pero eso no pasaría.- Por favor- susurre, pero el no parecía dispuesto a irse así que comencé a correr en dirección opuesta, volví a salir del castillo. 

Corrí tratando de llegar al bosque, no iba a luchar, no iba a dañar a nadie.

Sentí un golpe en la espalda, un golpe que recorrió todo mi cuerpo, me habían dado, iba a morir pero en mi mente solo aparecían los ojos grises de Draco, mirándome, haciendo su magia.

Caí al suelo con lágrimas en los ojos y de pronto todo se volvió negro. Estaba muerta, todo había acabado para mi, esta pesadilla llamada vida por fin había terminado, pero aun sentía algo en el pecho ¿era mi corazón? poco a poco comenzó a desaparecer, estaba muriendo lentamente. Draco seguía en mi mente, todos nuestros momentos juntos, nuestras peleas y todos los besos ¿que pasaría con todo eso?