Cena en el castillo parte uno.

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Will no pudo desviar la vista de Hannibal si no hasta que el elegante doctor así lo decidió, sus poderosos ojos se desprendieron por fin del agente para dedicarle una cortes y cálida mirada de bienvenida al resto de los invitados. Cuando Will finalmente se sintió libre del poder de esos ojos, se dio cuenta de que su rostro ardía, la sangre se arremolinaba en sus mejillas provocándole un fuerte sonrojo y la respiración entre sus labios era entrecortada y casi jadeante, solo fue consciente en ese momento al sentir el dolor en sus pulmones que había estado conteniendo el aliento todo el tiempo desde que había visto al Conde Lecter.

-Me alegra mucho que hayan llegado sin mayores percances... el camino suele ser peligroso y me temo que Frederick se lo toma un poco a la ligera...- dijo Hannibal mientras terminaba de bajar las escaleras, Jack sonrió ampliamente y luego rio un poco antes de asentir con la cabeza.

-Por un breve momento subiendo la colina pensábamos que no sobreviviríamos.- bromeó Jack aunque realmente se había preocupado un poco por la manera de conducir el carruaje que tenía aquel siervo del conde.

-Hubiera sido una lástima... Con tan deliciosa compañía...- murmuro el conde estirando sus finos labios de brillante color rojizo en una sonrisa. Al decirlo su mirada se posó sobre Will, como si se estuviera refiriendo a él como esa "deliciosa compañía" pero enseguida sus ojos abarcaron a las dos damas que estaban también presentes y Will se aseguró a si mismo que ese... Coqueteo... Había sido mera cortesía en deferencia a ellas.

Alana se sonrojo un poco y miro el suelo, mientras Abigail en cambio paseaba sus inteligentes y preciosos ojos azules por el interior del castillo. Parecía estar más impresionada por eso que por el Conde aunque curiosamente él le había caído bien solo con hablar.

Hannibal se acercó a ellas y tomo primero la mano de Alana para darle un suave y caballeroso beso mientras la miraba a los ojos, lo que provoco que ella se sonrojara aún más. Cuando la soltó se dirigió a Abigail y repitió la misma formalidad, la jovencita lo miraba con una sonrisa.

-Es un verdadero placer conocerla Señorita Hobbs...- dijo el conde aun sosteniendo la pequeña mano de ella con la suya luego de besarla.

-Lo mismo digo Conde Lecter, su morada es impresionante...-le halago ella volviendo a mirar a su alrededor, apreciando cada detalle de la magnífica sala en la que se encontraban, un arco de piedra separaba esa estancia que hacía las veces de entrada del lugar donde posiblemente estaba el comedor, y ella tenía una enorme curiosidad por ver el resto del castillo.

-Luego, después de la cena, les mostrare el castillo.- dijo Hannibal casi como si adivinara los pensamientos de ella. Paso un segundo más hasta que por fin soltó la mano de la joven ya que tanto Alana como Will lo estaban mirando ligeramente preocupados.

Lo único que Will deseaba era no haberse arrepentido de haber traído allí a su pequeña protegida, a su hija... El conde Lecter era tan soberbiamente hermoso que cualquier dama podría caer a sus pies en un suspiro y eso era lo que le preocupaba a Will. No quería a Abigail lejos suyo y mucho menos casada con ese extraño hombre...

El agente tuvo que sacudir varias veces la cabeza para deshacerse de ese molesto pensamiento, sabía que ella algún dia debería irse de su casa y seguir con su vida normal, pero se negaba tajantemente siquiera a cavilar sobre ello.

Y mientras él pensaba en eso, el Conde Lecter se deslizo con suavidad hasta llegar a su lado. Cuando Will levanto los ojos, esta vez lo tenía enfrente suyo, a una cercanía... Poco menos que considerable...

-También estoy encantado de conocerlo a usted Señor Graham... Jack me ha hablado mucho sobre usted... Es un placer...- murmuro Hannibal clavando esa mirada llena de sensualidad casi despiadada en él.

El Conde Lecter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora