Los deseos del Conde.

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Pasó un buen momento hasta que el Conde por fin separó sus labios de la frente de Will.

Ambos se miraron en silencio, Will evidentemente incomodo por esa cercanía, sentía que su corazón reventaría de un momento a otro únicamente por estar al lado de ese hombre.

-En definitiva... tiene usted algo de fiebre...- dijo al fin Hannibal, mirándolo con intensidad a los ojos, una intensidad impropia para unas palabras tan simples como esas.

Will suspiró al escuchar eso, era algo evidente, lo sentía en todo su cuerpo.

-¿Cree que estaré bien para mañana doctor?- preguntó Will ahora un poco más agradecido por la atención que le había brindado el aristócrata como doctor.

Cada vez se daba más cuenta de lo equivocado que había estado poniendo reparos en ir a conocerlo. No solo era un hombre que parecía agradable, sino que también lo era.

-No lo sé con certeza, pero aunque tenga calor intente mantener su cuerpo lo más caliente posible, el sudor lo ayudará a expulsar las toxinas que pudieran estar presentes en su cuerpo.- le recomendó Hannibal amablemente aunque en su rostro brillaba una sonrisa algo burlona, como si estuviera intentando decir algo más con eso de que debía mantener su cuerpo caliente.

-Créame doctor... Que será difícil que mi cuerpo esté más caliente de lo que está ahora...- murmuró Will con una leve sonrisa, dándose cuenta de que lo que decía sonaba un tanto extraño.

-Le aseguro yo que puede estarlo... Ahora acérquese al fuego por favor...- lo invitó amablemente, y para reforzar sus palabras puso con suavidad su mano en la parte más baja de la espalda de Will y lo empujó levemente en dirección a la chimenea.

Will asintió y se acercó al fuego, notando que realmente gracias a esa mano fría sentía algo más de calor... Mucho más calor. Era sobresaltante y extraño que él lo tocara pero al mismo tiempo agradable así que no se quejó.

-¿Se siente conforme con haber venido hasta aquí?- preguntó el conde luego de un largo silencio en el cual ambos observaban las llamas de la chimenea devorar lentamente los leños que habían en ella.

-Lo estoy... Estoy... gratamente impresionado con usted...- admitió Will al cabo de un momento, el crepitar de las llamas y sobre todo esa mano que aún lo tocaba no lo estaban dejando pensar con demasiada claridad pero se las arregló para poder decir eso.

-Seguro pensó usted que era yo una persona desagradable... ¿No es así?- preguntó Hannibal con un leve tono que al agente le sonó algo sarcástico. Por otro lado, él había dado en el blanco.

-Por como Jack lo describía... Pensé que era tal vez usted un hombre... Engreído y desagradable, aunque inteligente...- admitió Will con un ligero suspiro.

-¿Ha cambiado esa opinión sobre mí?- preguntó el Conde en un murmullo.

-Realmente... Si... Es usted muy... Agradable y encantador... Demasiado...- susurró Will con el mismo tono cómplice, su corazón no dejaba de latir con demasiada fuerza dentro de su pecho.

-Me alegra que esa sea su opinión... Por qué créame que hay muchos otros... Que piensan todo lo contrario...- dijo Hannibal volteando un poco el rostro para mirarlo.

-No conozco la opinión general...- musitó Will aun mirando el fuego.

-Muchos piensan... Que soy un hombre lascivo, inmoral y vicioso...-

-Y... ¿Lo es?- preguntó Will volviendo finalmente la cara hacia él solo para tropezarse con esos ojos de mirada tan profunda.

-Eso... Depende de la situación...- murmuró el Conde esbozando una pequeña sonrisa divertida.

El Conde Lecter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora