El comienzo de la investigación.

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La noche fue tranquila para el agente después de lo acontecido con el Conde. La fiebre pareció remitir de su agotado cuerpo y le permitió una noche pacífica. Aun así algunas pesadillas estuvieron presentes en su mente durante la noche. Pesadillas extrañas... Unas donde sentía como el conde mordía su cuello con fuerza y empezaba a succionarle la vida de manera dolorosa. Estaba en medio de una de ellas, cuando se despertó jadeante, asustado y confundido.


Estaba sobre su cama. Solo. En la misma posición que recordaba haberse despertado antes de...


Al recordar lo que había pasado Will se tapó la boca con una mano, sorprendido y asustado de sí mismo...


A su mente acudieron de golpe todos los recuerdos de lo ocurrido con Hannibal, la manera en que se habían besado y la forma en que ese hombre lo había tocado. Había sido tan... sucio y excitantemente morboso. Will mordió sus labios al recordar esas escenas tan fuertes y como se había corrido en la boca del aristócrata. Sintió una oleada de calor recorrer su cuerpo y una presión en su entrepierna que no pudo evitar empezar a intentar calmar. Pero estaba en eso cuando le llegaron unos golpecitos del otro lado de la puerta.


-Will... El desayuno será servido en breve, seria magnifico si nos acompaña...- escuchó decir a la voz del Conde, sonaba extrañamente divertido... Como si supiera que Will había tenido la incontrolable necesidad de tocarse pensando en lo que había pasado entre ellos la noche anterior.


-Si... ya voy... en un momento voy...- respondió Will con la voz algo agitada, aunque ciertamente escuchar al conde lo había excitado aún más.


-¿Necesita algo?- volvió a preguntar esa voz tan sensual que parecía capaz de volver loco al agente solo con escucharla.


"Si, que entres ahora mismo" fue lo que pensó Will Graham aunque no se atrevió a decirlo.


Incluso se sentía tentado a creer que lo que había sucedido la noche anterior en realidad solo había sido producto de su mente alterada por la fiebre... Tal vez simplemente una alucinación o un sueño. Aunque se había sentido tan real. Su cuerpo aun temblaba solo con recordar esa boca suave rodeando su intimidad.


Tenía todavía la mano adentro de sus propios pantalones cuando escuchó como la puerta se abría lentamente. Levantó los ojos y se encontró ahí con el dueño de sus fantasías y temores nocturnos. ¿Era imaginación suya o cada vez que lo veía ese hombre parecía más hermoso y perfecto? Ese chaleco negro sobre la camisa de seda color rojo sangre delineaba su cuerpo de una manera exquisita, le daba elegancia, gracia, y una desbordante sensualidad.


Will lo miró por varios segundos antes de recordar la pose incomoda en la que estaba, tendido sobre la cama y con una mano apretando su entrepierna. Se sonrojó de inmediato y se sentó de manera más normal, sorprendido por esa repentina intrusión aunque no de manera desagradable, como si fueran ya muy íntimos hace mucho tiempo.


-Entré para decirle donde dejó Frederick sus maletas pero... Parece que no fue... Oportuno.- dijo al fin el Conde con una leve sonrisa haciendo que Will se sonrojara aún mas aunque sus ojos brillaban deseosos.


-A lo mejor... Fue usted más oportuno de lo que cree.- susurró al fin el agente antes de volver a levantar los ojos hacia el Conde con una audacia de la que nunca se hubiera creído capaz.


Tenía unas ganas completamente insensatas de pedirle que se acercara a la cama... Que lo acariciara como la noche anterior, que lo volviera a dejar gemir entre sus brazos. Pero a fin de cuentas no sabía si lo que había pasado había sido real o más posiblemente solo un sueño.


Hannibal pareció reflexionar solo por un escaso segundo antes de cerrar la puerta de la habitación a sus espaldas y acercarse a la cama donde Will estaba sentado.

El Conde Lecter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora