Capítulo 16

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Harley's Pov:

Esta mañana había despertado muy feliz, ya que Puddin se encontraba junto a mí. Mi rutina consistió en lo de siempre: Arreglarme, comer algo, planear, organizar, divertirme en casa con lo que podía, ver a Puddin, entre otras cosas.

Pero todo cambió a la hora del almuerzo. Tenía hambre y fuí a insistirle a Mr. J algo de comer, Él como siempre, no me contestó de buena forma, lo que me hizo recordar los tiempos anteriores.

— Pastelito, tengo hambre — le dije mientras me abalanzaba sobre el.

— Come entonces Harley, y te pediré que por favor no me molestes hasta la tarde — dijo un poco enojado mientras sacaba unas medidas en planos grandes.

Estaba ocupado, pero tenía hambre. La única forma era salir y robar algo, aunque sabía que salir estaba prohibido.

Pero no quería problemas, y decidí llamar a uno de los hombres de Puddin por teléfono para que me trajera galletas o dulces de alguna tienda cercana en donde las vendan.

[...]

A eso de las siete de la tarde Puddin salió de su oficina. Llevaba el cabello un poco revuelto, aunque se le veía sexy, y tenía la blusa abierta dejando ver sus pectorales. Se acercó a mí y me tomó de las dos manos.

— Lo siento por haberte regañado, estaba ocupado.

Esto es extraño. Es tan Mr J.

— Descuida, no es nada — dije sin importancia alguna. De la nada una pregunta invadió mi mente — ¿Por qué no tenemos empleados en la casa pastelito?

Él me miró confundido, como si eso ya lo tendría que haber sabido — Bueno, no quiero a nadie dentro de la casa porque tú eres sólo mía, sólo yo te puedo tocar y mirar cuando, donde, y como quiera — una sonrisa se escapó de sus labios — no confío en ellos, aunque sean mis hombres, al final, siempre hay uno que traiciona.

— Pero, tú sabes que yo si me sé defender Puddin — me alejé de él e hize unos movimientos de lucha. Puddin sólo se reía a carcajadas — no te rías, — hize un puchero — estoy preparada para todo.

Cuando su risa cesó, nos preparamos y salimos a dar una vuelta a eso de las nueve de la noche. Íbamos radiantes y preparados para todo.

El plan era entrar a un bar y convencer a un sujeto de que le pagara la suma que debía hace meses a mi pastelito.

Al entrar, todos estaban bailando, el ambiente estaba plagado de strippers y otras cosas que es mejor no decir. No le di importancia y fuí a hacer lo que Puddin me había dicho: Objetivo localizado.

El tipo llevaba un sombrero de paja, una playera verde con rojo y unos shorts negros. Creo que era proveniente de alguna isla, o algo así. Me acerqué y me senté a su lado con las piernas cruzadas dejando ver un poco mi entrepierna.
Como si fuera ovbio, él se fijó y no paró de mirarme.

Llegaba a irritar la mirada pervertida del sujeto, pero todo lo hacía para complacer a mi amorcito.

— Eres un chico malo, ¿te gusto? — Dije coquetamente acercándome mientras me sentaba en sus piernas — porque podemos ir a otro lugar que no está muy.... Lejos — susurré en su oído.

Él estaba casi jadeando, así que lo tiré fácilmente de su playera mientras lo guiaba hacia el sótano. Dentro, el lugar estaba repleto por hombres de Puddin con armas. Mi pastelito estaba sobre una mesa con un bisturí. Se veía tan jodidamente sexy.

— ¿Qué demonios es esto? — Preguntó y yo sólo le dí una patada y lo senté en una silla frente a Puddin — ¡Auxilio! ¡Ayuda! ¡Dejen... — le tapé la boca con una cinta y dí gracias a Dios cuando dejó de luchar.

— Dominic Evans, muchas deudas, sigues apostando, más deudas, mafioso en práctica, ¿que más puedo decir? — Le Preguntó mi pastelito y él negaba constantemente — no sabes, muy bien... ¡Pues, me debes dinero maldito imbécil! — le pegó una cachetada tan fuerte que creo que le dejará marca.

Me pregunto si todos los golpes que recibía de su parte me dejaban alguna marca.

Dios, Harley, no pienses en eso.

Los hombres de Puddin lo sujetaron y salimos por otra puerta que daba a la salida de emergencia.

— Iremos a dar un pequeño paseo...

Dominic chillaba como podía y ya me tenían furiosa sus gritos. Lo único que lo cayó fue una golpe en la entrepierna provocado por mi bate. Mr J me sonrío, y yo le devolví la sonrisa.

Llegamos hasta un callejón sin salida y fue cuando los hombres de mi pastelito comenzaron a golpearlo bruscamente. Por un momento sentí lástima.

De pronto, los gritos agudos cesaron y un charco rojo salió de su cuerpo inerte y rozó mis zapatos.

No había recordado que antes me gustaba ver cómo la gente moría a manos de Puddin o de sus hombres, pero desde que ví como murió Eric, el que me mantuvo con vida, mis deseos de presenciar la muerte han desaparecido por completo.

Es más, casi llego a vomitar todos los dulces de hoy.

Nota:

Hola pequeñ@s lectores. El capítulo no fue muy largo. Pero no se me ocurría nada e intenté hacer lo que pude. Quizás más adelante se venga lo bueno :)

Bueno, me despido...

L@s quiere, Cony ❤



Bad Romance© [Harley Quinn & Joker] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora