Capítulo 48. Eres patético

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Elena.

Ella se ha dormido.

Suelto un suspiro y me dedico a mirar a la morena que se ha dormido por completo en el sillón de tres asientos. Un nudo en mi pecho se instala al recordar sus lágrimas y sus chillidos que hace menos de cinco minutos estaban experimentando.

La mano de Vince se posa en mi hombro dándome así un instinto de calma y a la vez transmitiéndome un mensaje de que todo estará bien, pero yo sé bien que no lo estará. Gwren hace menos de media hora que marcó y al hacerlo, ella se desencajó hasta el punto en que cada parte de esa mujer fuerte que siempre representaba, se hundió en un pozo profundo.

Vince camina frente a mí y toma a Gwren en brazos. Él me mira con un ceño fruncido, haciéndome una pregunta retórica del siguiente movimiento. Asiento con la cabeza y sin decir una sola palabra comienzo a caminar escaleras arriba.

La preocupación no me deja pensar con claridad y mucho menos me permite el sentir un rubor siquiera al saber que Vince se encuentra tras de mí en mi planta ata a punto de entrar a mi habitación. Si estuviésemos en otra circunstancia y obviamente él no estuviera cargando a mi mejor amiga que ahora mismo tiene el corazón roto, tal vez no estaría tan callada.

Trago saliva aún entrada en mis pensamientos y abro la puerta de mi habitación. Miro hacia el interior por acto reflejo, la cama bien tendida y las ventanas abiertas al igual que el color lila por doquier me reciben. Vince mira también un momento mi habitación, estudiándola bajo su escrutinio tan sólo un momento.

Él niega con la cabeza y se adentra en mi privacidad.

Le miro desde la puerta, estudiando sus movimientos desde que coloca dulcemente a Gwren sobre la cama hasta el momento en el que se acerca a mí sin apartar un segundo sus patinas. Bajo la mirada apenada y aun con un resentimiento sobre mí misma.

Gwren no me quiso decir nada sobre la llamada.

Sé bien que Ángel la destrozó por completo.

Respiro hondo y cierro tras de mí la puerta.

Vince sigue sin apartar su penetrante mirada de mí. Un nerviosismo corroe mi cuerpo y como acto reflejo doy medio giro y camino hacía las escaleras. Tal vez no sea el mejor momento para dejar vagar mis hormonas hasta llegar al rubio, sin embargo, no puedo evitarlo.

Para mí no es normal estar con alguien asolas.

Pienso en el hecho de que sí, he salido ya varias veces con Vince, sin embargo, una cosa es salir a un supermercado o una tienda de joyas o a comer pero el estar asolas en una casa con tu mejor amiga en un coma depresivo sin duda es algo muy distinto.

Escucho un suspiro de Vince.

Le miro con atención.

— Ya es tarde — su voz suena como un susurro. Aparentemente él está igual de nervioso que yo, al parecer él también encuentra demasiado incomodo el estar flirteando después de una situación tan melancólica.

— Sí.

Él se mece con sus talones. Miro hacía el techo tratando de encontrar un tema de conversación con el cual romper el silencio.

Él se encarga de la tarea.

— Tal vez debería irme — murmura dándome a entender que no es una duda sino una afirmación. Trago saliva.

— No creo que... — sus platinas me miran —. Yo... como dijiste, es tarde.

— Estaré bien, Helena.

Ángel [Vancouver #1] || ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora