Capítulo 59. Deseos prohibidos

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Elena.

Quedarme en casa de Gwren no es exactamente a lo que era cuando no conocía a Ángel Vancouver. Mi mejor amiga no ha hecho más que restregarme en la cara su penar y dolor al igual que dejarme el control completo de su morada a excepción de su cereal y el televisor. Me siento al lado de ella mientras vemos una película extranjera de la que nunca antes había oído. Mañana es la cena de ensayo de la boda de Ángel y Jane en la cual, ha participado más mi abuela que los mismísimos novios o los padres de Jane, a mí abuela le encanta la rubia, es como el sueño de una novia perfecta para su nieto que, está más que dispuesto a dejarla en la primera oportunidad. Miro a Gwren, tratando de encontrar un tema de conversación que la saque de ese trance en el que se ha metido, ella sabe bien lo de la cena de mañana, así que me supongo que está un tanto eh... ¿afectada? Soy un asco para esto.

— ¿Gwren? — la llamo, ella pone un dedo sobre mis labios,

— Espera, ya casi termino.

La miro escribir sobre una libreta con ímpetu, me pregunto por un momento qué es lo que escribe hasta que me asomo por encima de su hombro. Discurso. Siento un mal sabor de boca al pensar en lo maldita que se comportó Jane al haberle pedido a Gwren el que hiciera un discurso para su boda, sabiendo lo terca y testaruda que es mi amiga estoy más que segura que su arenga será el mejor discurso de bodas que se haya oído nunca.

— Deja esa mierda, ya — le espeto mientras le arrebato el lapicero azul que usa y la libreta, ella me mira mal.

— Iba en la mejor parte.

— Me da igual — me encojo de hombro y coloco la libreta debajo de mi trasero. Listo, ahí no la va a buscar —. Mejor olvidémonos de Jane y de Ángel ¿vale? Hablemos de otra cosa.

— ¿Qué puede ser mejor que ello?

— ¿El que pasé a la segunda base con Vince? — sus ojos se abren como platos, miro como toma el control del televisor y la apaga. Se sienta en sus rodillas y me mira atenta, casi quiero reírme.

— ¡No me jodas! ¡¿Qué diablos pasó?! ¡¿Qué sucedió después?! ¡Dime! — me siento bastante contenta de que Gwren tenga una sonrisilla traviesa en el rostro y que aquella señal de tristeza haya desaparecido de su rostro o al menos por un momento. Suelto un suspiro casi teatral.

— Me llevó al gimnasio a una cita... no me mires así, fue su idea no la mía — ambas reímos —. Me compró un bra y me dijo que disfrutó el momento en el que pensó en el tamaño de mis tetas.

— Si fuera hombre yo lo disfrutaría — lleva sus manos a mi pecho —, pero mira que nenas tienes aquí.

— ¡Aleja tus manos, sucia pervertida! — le doy un manotazo en las palmas de sus manos, ella se larga a reír como no lo había hecho en varios días. Me carcajeo con ella.

— Ya, dime qué pasó después.

— Salí del cubículo dispuesta a patearle el trasero y lo encontré ahí... en calzoncillos de boxeo y sin camiseta — muerdo mi labio de tan sólo recordarlo —. No había visto a ningún hombre sin camiseta más que a Ángel y Vince... oh santo cielo, me dieron ganas de...

— ¿Quién tiene mejor cuerpo? — miro a Gwren confundida, ella no me mira y tiene una mano sobre su mentón como si estuviera pensando —. ¿Ángel o Vince?

— Sin duda Vince está para comérselo — ella se ríe con ganas y golpea mi hombro con sutileza.

— Puede estarlo pero me gusta más Ángel.

Ángel [Vancouver #1] || ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora