Capítulo 53. Corazón Delator

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Ángel.

Llueve.

Miro por la ventana de mi habitación las gotas caer una tras otra sin frenesí mientras mojan las carreteras y atacan a los peatones que, pese a su paraguas, huyen de manera desmesurada de la lluvia tratando de no mojarse, sin embargo, el aguacero es aún más rápida que ellos. El cielo grisáceo le hace compañía al batallón al igual que la poca luz del sol que se filtra entre las nubes. Desde hace media hora que empezó a llover.

Deslizo mis dedos por la cortina y cubro la ventana con ella. Desde hace mes y medio que Atenas había sufrido una alta precipitación por parte de los huracanes al igual que la época tan invernal — vaya ironía — que representa la presencia tanto de Diciembre como de Enero.

Camino hacia el interior de mi habitación, permitiéndome apreciar un poco la vista de Gwren en mi cama mientras dormita tranquila y se aferra a la almohada que, hace una horas, había sido mi sustento de una buena siesta. Tomo asiento en la esquina del colchón, procurando no despertarla y permitirme un momento de tranquilidad con ella a mi lado.

Desde la fiesta de recaudación de fondos Gwren y yo habíamos hecho las paces y hasta ayer habíamos decidido el tener una pequeña "cita" de lo más normal, sin embargo, las cosas no salieron específicamente como me lo esperaba. Salieron mucho mejor.

Había citado a Gwren en mi casa, Elena había salido con Vince y Sara estaba en el avión a punto de regresar de sus bellas vacaciones con la abuela, así que, bueno, no resultaba mala idea después de todo. Gwren aceptó, estuvo a gusto de que no fuese ni una cena o siquiera un desayuno sino algo espontaneo que había dejado por completo a su consideración.

Había preparado varias cosas, estaba nervioso y lleno de angustia. Si la cita salía fatal, sabía bien que significaría otra ronda de días hasta que Gwren se acostumbrara nuevamente a mi presencia... a mí.

Ella llegó esa tarde vistiendo un bonito bléiser junto a unos pantalones pesqueros y su suéter de cachemir negro. Se veía serena, contenta y sobre todo dispuesta a afrontar nuestros problemas pese a que ello significara el terminar con unos buenos gritos y con mar de lágrimas andantes. No voy a mentir, seré honesto, ese día que Gwren se plantó en mi puerta con esa sonrisilla injuriada fue como quitar un peso de encima, por un lado y por el otro, como si me hubiesen dado buen golpe en el rostro.

Su cabello castaño estaba sujeto con una coleta alta dejando ver a la perfección su rostro el cual, no tenía ningún rastro de maquillaje ni siquiera la más mínima señal de un bálsamo para los labios.

Ambos nos adentramos en la sala la cual la estaba llena de comida y un montón de DVD's, libros, reproductores e inclusive, juegos de mesa. Ella frunció el ceño en mi dirección mientras me miraba con unos ojos vivarachos llenos de ansias por obtener respuesta. Me avergoncé por completo de mi comportamiento tan... extraño, sin embargo, para ella no fue más que un buen chiste.

— ¿Hiciste todo esto por mí? — preguntó mientras tomaba asiento en el sillón de dos asientos que se encontraba frente al televisor. La miré atento un momento y tomé asiento a su lado.

— No tuvimos exactamente un plan clave — sonreí tratando de calmar ese nerviosismo que poco a poco comenzaba a carcomerme. No quería arruinarlo de nuevo —. Tenía que estar preparado, yo....

— Todo está bien con nosotros Ángel — dijo ella con escepticismo pero no le creí. Ella me estudió bajo su escrutinio de penetrantes y seductores ojos marrones y con ello bastó para darle una idea clara de cómo me sentía. Sonrió nuevamente pero esta vez, con la tristeza inundando sus ojos —. No sabes lo difícil que fue para mí el fingir que no te amaba.

Ángel [Vancouver #1] || ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora