Capítulo 52. Metafóricamente Funcional

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Elena.

El baile de recaudación no había sido lo que me esperaba por no decir un asco. Ángel había hecho muy mal en dejar que alguien como Danna — refinada, con los modales y etiqueta chapados desde la infancia; poco sentido de diversión y entretenimiento y, oh, por supuesto su característico humor negro —, su socia, organizara tal evento. Yo me hubiese ofrecido, si Danna no hubiese llegado con la mera invitación para Ángel de un día a otro pero ni modo así son las cosas.

Sin embargo, no todo estuvo perdido. Vince y yo nos la pasamos de maravilla hablando del billar por un momento pero sin duda alguna, las cosas se tensaron al ver la "pequeña" escenita que Ángel y Gwren montaron frente a todos. Estoy casi al cien por ciento segura que la mayoría se animó un poco con esa bobalicona muestra de una reconciliación al estilo novela; yo odiaba los clichés amorosos al igual que todo lo referente a "flores y corazones" que pudiese existir en todo el planeta tierra pero ese no era impedimento alguno para considerar que lo que había hecho Ángel era algo bonito.

Después de que Gwren arrastrara a Ángel lejos de la pista — que bueno que lo hizo, no me imagino que hubiese pasado si no — ambos desaparecieron en el jardín dejando a todos los expectantes con las bocas abiertas de par en par por el descubrimiento de la historia complicada de amor entre la ingenua secretaria y el poderoso ejecutivo.

Vince y yo sabíamos al respecto, eso no era una sorpresa, sin embargo, Ángel nos tomó bastante desprevenidos. Cuando se fueron, Vince me cogió del brazo y nos llevó a ambos a la pista del baile, estaba confundida y con un trance por lo cual no me resistí. El rubio miró a todos mientras levantaba la copa que traía en mano y seguía sujetando nuestra alianza.

— Vaya proeza la que ha realizado nuestro socio Ángel Vancouver — comentó él dejando escapar una pequeña sonrisa que relució con su barba de días la cual, se le veía espléndidamente bien —. Pero por favor alejen esas lenguas viperinas de mi queridísima señorita Rowell porque estoy más que seguro que es la mejor mujer que Ángel pudiese tener en toda su vida.

Después de eso los cuchicheos y malos comentarios se fueron por completo, sin embargo, las palabras "buena pareja" y "Elena" se hicieron presentes hasta el punto que me fugué del salón y escondí la cabeza en un cubículo de baño. Sabía bien que todos querían que Vince y yo formáramos una pareja y más on la presuntuosa demostración de nuestra manos entrelazadas y nuestras sonrisitas entre comida.

Mojé mi rostro y retoqué mi maquillaje, salí del baño con la mejor sonrisa que mi mal humor me permitió, para cuando llegué al salón las cosas habían calmado sus aguas. Los invitados estaban en su propio mundo, tratando de controlar sus asquerosas lenguas malhabladas mientras Ángel y Gwren bailaban When I was your man como si su alrededor no existiera, sabía que era un baile de reconciliación pero a decir verdad, me hubiese agradado más el que lo hubieran hecho fuera de todos esos horrorosos comentarios que Vince se encargó de callar.

Vince coge la copa de whiskey de la mesa y la lleva a su boca mientras sube el volumen de la televisión. Me río ante su expresión vivaracha de su rostro y tomo también mi copa. Él recuesta la cabeza en el sofá de cuero rojo y sube los pies a la altura de los míos que permanecen con calcetines de lana.

— Tal sólo ver tus pies me da calor — comenta al mirarme. Sonrío y dejo la copa en la mesilla.

— Tu casa es muy fría, eso te pasa por vivir hasta Kolonaki — digo con una voz llena de resentimiento la cual, es una mera mentira, Vince pone los ojos en blanco.

— No creo que Kolonaki sea frío, todos lo aman.

— Sólo porque tenga las estaciones Evaggelismós y Mégaro Mouskis no significa nada.

Ángel [Vancouver #1] || ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora