Capítulo 15. La villana del cuento.

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Ángel.

Estoy confundido.

Hace tan solo unos cuantos días que he conocido a Gwendolyne Rowell, la mejor amiga de mi hermana que ha rondado por mi casa mi casa más veces de las que he podido contar y con eso ha bastado para dejarme varado. No la entiendo en lo absoluto y cuando creo hacerlo, ella da un giro de ciento ochenta grados para dejarme nuevamente en la nada.

Recuerdo a un Ian Trinor — ¿cómo no hacerlo después de aquella golpiza? — y la mirada ilusionada de la castaña pese a que el tipo fuese una completa mierda pero ahora... un tal Darren Young aparece de la nada reclamando un premio que de alguna manera me parece a mí que no tiene del nada merecido. Se ha presentado como su novio y un malestar me ha invadido por unos cuantos segundos, los suficientes para saber que me ha molestado aquello.

Bajo la mirada hacía Gwren quien parece aún más consternada que yo por la presentación, no solo lo dicen sus ojos marrones que están a nada de salirse de órbita sino en la manera en la que se aferra a su copa vacía como si su vida dependiera de ello. A su lado, aquel hombre que la aprieta a su pecho con autoritarismo tiene una sonrisa triunfante dibujada en su rostro embustero, me gustaría decir que todo en él pinta como un fracaso al igual que el patán de Ian Trinor pero este chico es todo lo contrario... incluso hacen bonita pareja.

Mi hermana, por su parte, deja caer su peso sobre la barra y toma un largo trago sin apartar la mirada de nosotros, la situación le ha parecido de lo más cómica y no hace ni un intento por ocultarlo.

— Vaya — digo al fin con la mejor voz que tengo mientras rasco mi nuca, un tanto incómodo. No estoy acostumbrado a esta sensación en mi pecho—. Nunca lo hubiera imaginado... cuando te conocí yo pensé... bueno, quizá y no estaba tomando mucha atención.

Gwren aprieta los labios.

Darren ensancha su sonrisa.

— Eh.... — murmura Gwren, insegura. Darren y yo nos volvemos hacía ella —. ¿Puedo hablar contigo, Darren?

— ¡Claro, mi amor!

Ella gira los ojos con fastidio y toma a su amante del borde del saco para después emprender un viaje a quien sabe dónde, dejándome a mí estático en mi sitio con ciento de emociones jugando un vaivén en mi interior.

— Pareces confundido — inquiere mi hermana obligándome a mirarla.

Elena está divertidísima con la situación, por supuesto que lo está porque no sabe lo que ocurre dentro de mi cabeza y no escucha los latidos de mi corazón... si lo hiciera, si tan solo tuviera una mísera idea de todo lo que pulula a mi alrededor, sin duda alguna ardería Troya.

Mi hermana ha dejado bastante claro que su mejor amiga es intocable y para mí estaba bien esa regla — si es que en algún punto estuvo implícita —, pero ahora... no puedo dejar de mirarla y pensar en ella aunque no quiera. Gwendolyne Rowell ha sabido metérseme entre los ojos desde el principio sin siquiera intentarlo.

— Hace unos días estaba saliendo con un chico... — me acerco a la rubia con la cabeza agachada, no me creo capaz de ocultar mi aflicción con mi hermana, ella me conoce mejor que nadie —. Y ahora, Darren...

Elena no me permite terminar la frase, una risa escandalosa escapa de sus labios de forma estrepitosa, consiguiendo que unos cuantos invitados se giren hacia nosotros con un ceño fruncido.

— ¿Qué es tan divertido? — pregunto, barajado. La rubia seca una lagrimita imaginaria y con todas sus fuerzas intenta recomponerse pero parece imposible.

— Es que... él... Gwren... tonterías... — balbucea entre risas.

— Elena...

— ¡Lo siento, lo siento! — su rostro está encendido y sus manos se aprehenden contra su estómago —. Es solo que... Darren y Gwren, ¡es más que ridículo!

Ángel [Vancouver #1] || ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora