Las paredes de tu interior.

Capítulo 15

Capítulo 15 - "Sueños profundos"

Volvía a abrirse otra vez la compuerta, mi mente no podía asimilar con facilidad que la habitación me hubiese vuelto a ofrecer de sus alimentos, sobre todo después de haber realizado todo aquel despropicio.

Me sentía muy culpable de lo ocurrido, dentro de mí florecía un sentimiento de culpa que me victimizaba de todos mis actos. Me sentía impuro, pero pensé que con el tiempo se me pasaría tal angustia.

Sobre la bandeja se veía una taza de agua junto a unas chocolatinas muy apetitosas, mi estómago no podía evitar tal tentación. Cogí la bandeja y me la lleve a un costado de la habitación. Ahí me tumbe y miré al techo mientras sostenía en mis doloridos dedos aquella chocolatina.

Mis ojos estaban observando aquel panorama. La pared ensuciada, la cámara destrozada, yo culpabilizado por todo ello y la habitación pidiéndome disculpas con esta estúpida comida.

Acepte mi derrota y me tragué mi orgullo, rompí un trocito de la chocolatina y lo introduje en mi boca, ese sabor, esa textura, era delicioso. Poco a poco se derretía sobre mi lengua y su sabor se iba intensificando, mis ojos empezaban a notarse cansados y mi cuerpo se empezaba a relajar.

Estaba desconectando de todo lo de mi alrededor, me sentía casi despegado del suelo, como si estuviese flotando de felicidad. Cogí otro cacho de aquella barrita de chocolate. La lance a mi boca y la saboreé durante minutos, que rica estaba, no me podía creer que la habitación me estuviese tratando tan bien después de todo.

Un momento, algo en mi se puso en alerta, mis sentidos se estaban volviendo cada vez más tenues, algo estaba ocurriendo, trate de mover mis manos pero ya me era imposible, ahí me encontraba, paralizado en el suelo. ¿Qué está ocurriendo? Mis ojos se intentaban cerrar y mi mente se empezaba a bloquear.

Algo se estaba moviendo en el techo, juraría haber visto algo moverse. En efecto, ahí estaba, algo había destapado una extraña tapa del techo y a continuación se desplegó una escalera, algo estaba bajando a donde yo me encontraba. Algo estaba entrando en la habitación. Y yo ahí estaba, tendido en el suelo sin ser capaz de articular un solo músculo, ni tan si quiera de pronunciar una sola palabra.

Solo podía contemplar lentamente esa escena, pensé que era mi final. El ser entrajado con unas vestimentas blancas y con la cabeza tapada se acercaba hacía mi con un extraño utensilio, mis ojos no podían mantenerse durante más tiempo abiertos, no era capaz de seguir despierto.

- Duerme... - susurró una voz en mi oído.

* * *

Recupere la consciencia, mi subconsciente sabía que había transcurrido un largo periodo de tiempo, pero sin embargo mi mente no tenía ningún sentido de la orientación temporal, ¿cuánto tiempo había estado así?, ¿habrá sido todo una alucinación? Mi cuerpo se encontraba sujeto a una camilla, mis músculos aún estaban un poco cansados y me era de gran dificultad el poder moverme, no era capaz de pensar en nada, solo podía contemplar la escena.

Sobre mi cabeza unos focos de alta intensidad de luz, la cual iluminaba las paredes de una extraña habitación llena de utensilios, a mi lado varias camillas vacías, excepto una.

Ahí se encontraba, ahí estaba. Alguien como yo, atada de pies a cabeza para que no pudiera moverse, tenía pelo largo y su físico era muy distinto al mío. Ella parecía más consciente que yo sobre la situación. Parecía ser especial.

- Tranquilo, no te preocupes. - llego a pronunciar a duras penas la chica.

No pude responderla, fui incapaz de mover mis cuerdas vocales como de abrir la boca.

- Saldremos de aquí, te lo prometo. - insistió la chica.

Mis ojos se empezaron a humedecer, alguien más se encontraba en mi misma situación, me sentí acompañado y conmovido.

Un tercero entró en la habitación, apagó las luces escarlatas que nos iluminaban y a continuación se dispuso a colocarnos unos extraños parches en nuestra cabeza.

Se alejo de nosotros y pulsó un botón.
Sentí como aquella electricidad traspasaba todo mi cuerpo, no podía moverme, ni quejarme, era doloroso, pero al poco ya no recordaba nada, estaba en shock, mi cuerpo perdió toda sensibilidad.

He perdido la consciencia.