Capítulo 24

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Capítulo 24 - "Emergencia"

Ella parecía temblorosa, introduciendo aquella pequeña llave en esa extraña cerradura que se camuflaba con la pared. Mi compañera observaba la oscura infinidad de los pasillos de los que provenían los sonidos, están viniendo.

Levanto la vista y puedo observar como la recién incorporada estaba desplazando una especie de puerta de la pared, parecía muy antigua y poco usada. Íbamos a seguir su plan, abrió las puertas, corrimos hasta las escaleras de emergencia, estaban húmedas y parecían ser muy rígidas. Nuestros pies ascendían peldaño a peldaño hacia esa libertad.

Ella nos lideraba en cabeza, yo decidí ir el último. Seguíamos subiendo aquella infinidad de escaleras que no paraban de girar sobre si mismas, en ese instante, bajo nuestros pies el alboroto de la gente que nos perseguía, subiendo las escaleras y gritando cosas inentendibles. El temor corría por nuestras venas, el sudor descendía por nuestras frentes, el tiempo se nos agotaba.

Estábamos ya casi al final de la interminable escalera, al final de esta otra puerta con cerradura, nuestra guía ya iba preparando la llave correspondiente, así como nos hacía señas de que nos diésemos prisa.

Lo siguiente en el plan era no ser vistos por las cámaras de vigilancia, pero sabíamos que eso era imposible, el ascensor se encontraba al final de un pasillo repleto de estos aparatos.
Nada más introducir la llave en la nueva cerradura de la puerta, una luz roja de alarma se encendió así como el inaguantable ruido de la sirena de emergencias.

La luz rojiza que volaba por el ambiente debido a las luces era precioso y manchaba las paredes con sus colores. Mi mente había abandonado este lugar, me encontraba patidifuso y asombrado ante la situación, pasaron unos segundos en los que dentro de mi mente no pasaba nada, pasaron unos segundos hasta que el sonido de la explosión de la pólvora que había accionado una pistola de uno de ellos atravesó de lleno la pierna de nuestra líder. El impacto fue veloz y muy doloroso, de su pierna empezó a brotar sangre, y de su boca exaltaron mil y un aullidos de dolor.

Mi compañera trató de aguantar en brazos a la chica, así como esta casi cae al suelo debido a la bala en su pierna derecha. Me incorporo de nuevo a la situación, no podía creer lo que estaba ocurriendo.

Acabé de abrir la puerta que se encontraba aquí, al final de esta escalinata hacía nuestro destino, detrás de ella nuestro próximo objetivo, nuestro próximo reto. No nos íbamos a rendir, lo íbamos a conseguir, teníamos que ser libres.

Cogimos por los brazos a nuestra amiga y entre quejidos de dolor y sufrimiento la ayudamos a correr junto a nosotros por aquel lugar que nos llevaría hasta el ascensor.

Las paredes de tu interior.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora