Capítulo 23

78 11 0
                                    

Capítulo 23 - "No es el momento"

Me miraban con los ojos acuosos, abiertos como platos a causa de mi extraña aparición en su encerrado mundo de este experimento. Veía en sus rostros el miedo a lo desconocido, veía en su mirada la inquietud por los sucesos que iban a ocurrir, no sabían lo que iba tras de ellos.


-No tenemos tiempo, no podemos pararnos, os están siguiendo. No puedo explicároslo ahora, de hacerlo nos encontrarán. ¡Seguidme! - les advertí con intenciones de que siguieran mis instrucciones.

Empecé a caminar por el pasillo, solo pude dar dos pasos hasta que me dí cuenta de que no me seguían, no confiaban en mí.

-¡Vamos chicos! Confiad en mí, no soy uno de ellos, seguidme os sacaré de aquí.- les insistí con todas mis fuerzas.

El sonido silencioso de aquella incómoda conversación recorría mi espina dorsal, parecían dos animalillos asustadizos en medio de la oscuridad. Les alumbré la cara con mi linterna, parecían estar en otra realidad.

Joder, pensé. Tenía que hacer algo, nos estaban pisando los talones. Les empujé y entonces parecieron reaccionar.

-¡Ay! Ten cuidado.- exclamó el sujeto.

-No es momento para quejarse, tenemos que huir cuanto antes, aquí tengo la llave de una puerta que permanece cerrada desde hace mucho tiempo, ellos no iran por ahí. Es nuestra oportunidad.- les mostré en mis manos la llave de la que les hablaba.

Ellos me observaron curiosos, aquel objeto les llamó la atención, se miraron entre sí y asumieron con la cabeza, estaban dispuestos a seguirme.

Empecé a correr por los pasillos, con mi linterna iluminaba la zona superior de las paredes, en ellas estaban pintados unos números que identificaban la ruta en la que nos estábamos moviendo, el sistema subterráneo era muy complejo, estaba ideado para que fuera casi imposible salir de aquí. Por suerte yo estuve presente en la planificación de la estructura interna de este laberinto.
Con suerte me podre guiar fácilmente.

Sección 4-E, ahora hacía la derecha pensé. Las pisadas de mis compañeros me perseguían como su atenta mirada observaban cada diminuto detalle de su alrededor. Miré mi reloj, estaban cerca, en menos de 10 minutos llegarían a nuestra posición. Nos están buscando como perros de caza buscan a su presa, no quieren que salgan de aquí, no. Eso no les llenaría.

Túnel B-13 en dirección a las alcantarillas de residuos, el olor volvía a nuestras narices, por aquí se encontraba cerca una puerta que llevaría a unas escaleras de emergencia. Algo dentro de mi cabeza notaba un mal presentimiento.

No era el momento, daba igual mi pensamiento, tenía que hacerlo, tenía que ayudarles a salir de aquí, me sentía culpable pero por fin estaba hallando la solución a mi sufrimiento interno, a mi martirio por llevar toda esta culpa dentro de mí, debo seguir corriendo, debo seguir guiándoles hacia el exterior. Ese es mi objetivo.

Las aguas putrefactas y residuales creaban su cauce por las oxidadas escorrentías, mis compañeros se tapaban la nariz con cara de resignación. Tenía que explicarles algo, por mínimo y efímero que fuese, de no hacerlo se estamparían contra la dura realidad que les espera fuera de este lugar. Se quedarían petrificados ante la cantidad de colores, olores, sonidos que les rodearían en muy poco tiempo, no serían capaces de sobrellevarlo.

- Vale chicos, ya casi estamos llegando a la puerta de emergencia. Este es el plan prestad atención. -les mire fijamente a los ojos y podía observar en sus miradas que estaban dispuestos a todo, dispuestos a pelear por su liberación. Me escuchaban con atención. - Una vez abra esa maldita puerta quiero que corráis como nunca lo habéis hecho, deben de estar atentos a las cámaras de vigilancia que hay colocadas en estas escaleras de emergencia por lo que no tardaran detectarnos, arriba al final del largo pasillo se encuentra el ascensor, una vez estemos ahí ya estaremos a salvo. Luego cuando alcancemos la superficie quiero que corráis, que corráis muy lejos e intentad no ser tragados por la oleada de sensaciones, podréis hacerlo confiad en mí. Luego cuando veáis a una persona pedid auxilio, pedidles ayuda, intentad explicarles todo lo que podáis, os tienen que ayudar a..

Un fuerte sonido interrumpió mi discurso, mis compañeros se sobresaltaron del estruendo. Las pisadas de ellos se acercaban.

Introduje la llave en una cerradura que se encontraba medio oculta en la pared.

-Están llegando.

Las paredes de tu interior.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora