"¿Dónde estamos?". Giselle abrió los ojos de par en par con una curiosa combinación de temor y asombro, mientras se aferraba firmemente a la gran mano de Harry y quedaba boquiabierta ante el ambiente al que ingresaban desde a bordo del crucero gastroláctico que pronto abandonarían. "Nunca antes había visto un lugar similar", dijo ella al exhalar.
Tampoco Harry, pero prefirió no mencionarlo para no preocuparla. Su pobre y pequeña Pareja Sagrada se había adaptado a demasiados cambios y se preocuparía innecesariamente. Harry dirigió su brillante mirada azul hacia Death, al lugar donde su amigo averiguaba las instrucciones para llegar al holopuerto más cercano con una forma de vida transparente.
Harry se percató de que estas formas de vida a base de silicona y transparentes eran predadores. Pudo notarlo al verles fugazmente los horrorosos colmillos con facilidad a través de las mandíbulas blancas y transparentes. Pero, además, eran criaturas inteligentes capaces de hablar idiomas complejos y, debido a eso, no deseaban generar una guerra con una galaxia entera de guerreros. Se debieron haber percatado de que eso sería exactamente lo que ocurriría si intentaban darse un festín con un Gran Lord, un Rey, y su Reina. Los tres guerreros del séquito de Harry que lo habían acompañado en su búsqueda se acercaron protectoramente a la Reina con zykifs en las manos.
Harry miró a su alrededor; sus instintos le decían, aunque sin certeza aún, que el planeta sobre el que habían aterrizado estaba protegido de la actividad telequinética por una descarga natural de humo negro de cierto tipo que formaban nubes por debajo de los tres soles del planeta. Ninguno de ellos podría establecer guerra telequinética alguna. Si la situación lo ameritara, todo se reduciría a batalla con armas y fuerza bruta.
"Según la hololectura", le dijo Harry a Giselle, "hemos aterrizado en la quinta dimensión, sobre un planeta que no pertenece a ningún dominio galáctico".
Ella elevó la mirada para encontrase con la de él. "¿Acaso no estamos en una galaxia?", susurró ella confusa. Giselle miró a su alrededor y tragó saliva con dificultad cuando notó que brotó una gota de saliva azulada de los colmillos de la criatura que le seguía cada movimiento con sus ojos color carmesí.
"No, no estamos en ninguna galaxia. Resulta difícil de explicar, corazón, pero hemos aterrizado en un vacío; en cierta especie de agujero negro".
"Un agujero negro", repitió ella con un tono de voz grave; estaba asombrada pese a la evaluación del predador. Una de las teorías de más peso en la Tierra, recordó ella, era que la vida no podría desarrollarse dentro de un agujero negro. Se presumía que la mera densidad de la atmósfera interna ocasionaría la muerte instantánea por implosión. Aparentemente, se habían equivocado. Las criaturas transparentes eran muy reales y, tanto ella como el séquito, gozaban de buena salud...por el momento.
"¿Qué quisiste decir con la última parte de tu explicación?". Preguntó Giselle mientras se le arrugaba la nariz. "Dijiste: cierta especie de agujero negro. ¿Qué quisiste decir con cierta especie?".
Harry se rió por lo bajo; pensó que su siempre curiosa nee'ka había elegido el momento más extraño para hacerle preguntas. "Este planeta existe dentro de una brecha espacial que, a su vez, está alojada dentro de un agujero negro. Entonces, es así, corazón: no es un agujero negro en sí, mas bien es una brecha espacial dentro de él, en la que reside este planeta".
Giselle, la estudiante que siempre se sacaba A, hizo un gesto afirmativo con la cabeza para mostrar que había comprendido. La excitación que emanó de su ser fue tangible. "Entonces, es cierto que existen las brechas espaciales", murmuró ella con sus ojos verdes en forma de lunas llenas. Volvió a reflexionar acerca de la teoría científica y recordó que las brechas espaciales eran atajos en el espacio exterior que muchas personas en la Tierra creían que podrían permitir viajar a velocidades superiores a la de la luz de una galaxia o dimensión a otra. "Es increíble".
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Sin Piedad (H.S) 2
Science FictionEl siguiente material incluye contenido sexual gráfico para lectores adultos. Esta historia ha sido calificada como una obra de contenido E por un mínimo de tres críticos independientes. Las escenas de amor sensuales son explícitas y no dejan nada l...