¡Maldito infierno! ¡Lo voy a matar!
Giselle entrecerró los ojos peligrosamente frente a su vertiginosamente sonriente Pareja Sagrada, cuando brotó otro chorro de líquido azul de su interior como, bueno, ella no tenía idea de lo que era. No podía compararse con nada, pensó ella sombriamente.
Cuando una enorme estructura oval comenzó a salir al mundo de su vientre a través de su extremadamente pequeña vagina, Giselle pensó que se desmayaría. "¡Oh, Dios mío!", gimió dramáticamente, "¡Me va a destrozar!".
Harry estaba demasiado ocupado sonriendo de oreja a oreja como para prestarle atención a su dolor. "Corazón, sería de gran ayuda que te esforzaras por apresurar el asunto". Sus brillantes ojos azules se iluminaron cuando Harry extendió las manos para atrapar la bolsa del bebé pani como si fuera un imperio en las Series Mundiales. "Estoy ansioso por sostener a mi pequeño".
Giselle apretó los labios mientras lo fulminaba con la mirada. Aquí estaba ella, dando a luz a un huevo sobre una montaña púrpura y neblinosa como si fuera una hippie amante de la naturaleza, en medio de un vuelo de los mejores generado por ácido lisérgico y lo único en que podía pensar el hombre era en que se apresurara.
¡Maldito infierno! ¡Cómo si no lo estuviera intentando!
"Bueno, ¡perdóname!", insultó ella mientras contraía todos sus músculos y volvía a pujar. "¡No quise molestarte!".
Harry hizo caso omiso. "Ya casi sale, corazón". Harry flexionó los antebrazos mientras endurecía el cuerpo para recibirlo. "Un empujón más y seré papá".
Giselle se rió y gimió a la vez. Por la rígida postura de Harry, se podría pensar que se estaba preparando para atrapar a un tren de carga catapultado que viaja a la velocidad de la luz.
Con un último gemido angustiado y un chorro decisivo de fluido azul, Giselle tensó los músculos y terminó de sacar al pani. Sonrió una vez que había finalizado y observó a través de sus felices ojos cómo su esposo se llevaba el embrión incubado fuertemente al pecho; le temblaban las manos por la emoción.
"En una hora", susurró él reverentemente, "sabremos si la Diosa nos ha enviado un niño o una niña".
Ella sintió su excitación y la compartió mientras Harry descendía el cuerpo en dirección al rico suelo púrpura y se sentaba a su lado. Giselle deslizó la mano sobre la opaca bolsa del embrión; estaba totalmente atónita de haberlo dado a luz. "¿Tienes alguna preferencia acerca de su sexo?", preguntó ella suavemente.
"No". Él dijo no con la cabeza cuando le encontró la mirada y, con una puntada de amor feroz, notó que las lágrimas se habían agolpado en sus ojos. "Seré el papá más feliz del mundo de cualquier modo".
Giselle elevó el cuello en dirección a él y sonrió cuando él inclinó su cabeza para besarla. "Te amo, Harry".
"Yo también te amo, nee'ka".
Y, una hora después, cuando los recientes padres descubrieron que la Diosa los había premiado tanto con un niño como con una niña, ambos lloraron.
* * * * *
Harry se despertó en medio de la noche cuando sintió que su fuerza de vida se derramaba en la boca de Giselle. Con la respiración entrecortada, Harry apretó los dientes mientras le deslizaba los dedos por el cabello color rubio frutilla. Giselle todavía le chupaba el diminuto orificio de la corona de la verga, para asegurarse de no perderse nada. "Tendrías que haberme despertado para que pudiera disfrutar más de tu servicio", murmuró él con un tono de voz todavía atontado por el sueño.
"No pude esperar", dijo ella mientras le posaba toneladas de pequeños besos en la parte superior de la cabeza. "Necesitaba tocarte, agarrarte, saborearte...". El rostro de Giselle se elevó para ingresar en el campo visual de Harry y dejó ver una sonrisa pícara. "...agradecerte".
"¿Por nuestros panis?", dijo él suavemente. "Soy yo quien te agradece a ti, corazón".
Giselle sonrió; la simple mención de los gemelos que yacían dormidos a tres pies de distancia dentro de la carpa que habían levantado para la familia, fue suficiente como para volver a llenarle los ojos de lágrimas. "Sí, te agradezco por ellos", susurró ella. Giselle miró en dirección a los bebés y, luego, a su esposo. "Sin embargo", admitió ella, "ése no fue el motivo por el que me sentí la imperiosa necesidad de chupártela justo en este momento".
Harry levantó una ceja con un gesto interrogativo.
"Oh, Harry", dijo ella al exhalar con una sonrisa temblorosa, "¡gracias por éstos!".
Harry quedó boquiabierto, atónito, descreído y deseoso, cuando se percató de qué era lo que le estaba agradeciendo Giselle. El dulce jugo de Giselle se había hecho presente y, como resultado, ahora ella tenía melones del tamaño de planetas pequeños. Si podía considerarse una señal a la sonrisa de alegría en su rostro y el modo en que no dejaba de frotarse las manos por los senos, entonces, a su pequeña nee'ka le encantaba su nueva forma fértil tanto como a él.
"No", dijo Harry entre dientes con la mandíbula apretada, "te frotes así en mi presencia hasta que pasen dos semanas". Harry entrecerró sus brillantes ojos azules por el deseo mientras le paseaba la apetitosa mirada por el cuerpo. Mientras la recostaba sobre la espalda, se ubicó entre sus muslos para saborearla. "Nee'ka", dijo él con voz áspera, "no me gustaría morir antes de que pasen esas dos semanas".
Giselle se rió. "Son senos maravillosos, ¿no?". Parecía ser demasiado para una mujer que había tenido senos pequeños toda la vida. "Creo que escribiré un poema sobre ellas", bromeó ella.
Él sonrió. "Lo llamaremos Oda a los melones".
A Giselle se le iluminaron los ojos con picardía. "¿Qué te parece Montañas de golosinas migi?".
La relajada sonrisa de Harry se convirtió en lujuria desenfrenada ante el mero recordatorio de sus lunares. Se le ensancharon las fosas nasales mientras le hacía el amor con los ojos a las cautivantes pecas esparcidas sobre la parte superior de sus melones. "Siempre sabes qué decir", dijo él entre dientes, "para calentarme".
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Sin Piedad (H.S) 2
Ciencia FicciónEl siguiente material incluye contenido sexual gráfico para lectores adultos. Esta historia ha sido calificada como una obra de contenido E por un mínimo de tres críticos independientes. Las escenas de amor sensuales son explícitas y no dejan nada l...