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Dos días después, en Sand City...

Kil Q'an Tal, el Rey de la luna roja dominante de Tryston, Morak, ingresó con paso firme al gran salón del Palacio de las Dunas. Primero lo recibieron sus sobrinas Zora y Zara, que se abalanzaron sobre sus brazos al verlo y le llenaron el rostro de besos.

"¿Nos trajiste regalos, tío?". Preguntó Zara excitada.

"Mani nos dijo que te detuviste en Galis dos semanas", añadió Zora. "¿Nos trajiste algunas de sus golosinas?".

"A Klea le encantaron los holojuegos que enviaste...".

"Y Jun quedó deslumbrado con...".

"Niñas, niñas", dijo Kil con una sonrisa afectuosa, "¿acaso alguna vez su tío se detuvo en Galis y no les trajo sus presentes?".

"No", dijo Zora plácidamente; era más tranquila y reservada que su hermana gemela por naturaleza.

"¿Por qué hoy sería diferente?". Hizo una seña con la mano en dirección a uno de sus guerreros. "Vayan a buscar sus regalos, los tiene Jek".

Kil sonrió cuando las gemelas salieron disparadas y, luego, terminó de ingresar al gran salón. Se detuvo cuando llegó al lado de su hermano y le golpeteó la espalda. "He venido a celebrar la presentación en sociedad de Kara".

Zor se dio vuelta; estaba sorprendido de verlo aquí. "Me alegro de tenerte entre nosotros y sé que Kyra se emocionará mucho por volver a verte".

Kil asintió con la cabeza.

"Pero, ¿qué haces aquí sin Harry ni su nee'ka?".

"Hablé con Harry anoche. Están en Joo".

Zor levantó las cejas jocosamente.

"Sí", acordó Kil, "tienen a las putas más lujuriosas". Sus labios se elevaron para formar una sonrisa parcial. "Pese a que a Harry ya no les interesan".

Zor inclinó la cabeza; la expresión de su rostro era solemne. "Me alegro de que Harry haya encontrado a su verdadera pareja". Suspiró mientras se deslizaba una mano por el cabello. "No sabes lo preocupado que he estado luego de recibir tantos informes acerca de su...deterioro".

Kil golpeteó el hombro de su hermano con una mano y lo llevó a un área de la amplia mesa elevada donde pudieran hablar en privado. "Acabo de dejar a Ari", confesó Kil mientras se sentaban.

"¿Y? ¿Qué te dijo la Sacerdotisa Mayor?".

Él movió las cejas. "¿Además de que todavía soy el macho más lujurioso de Tryston?".

Zor puso los ojos en blanco. "Hablo en serio, tonto. Al menos," dijo con desdén, "Kyra te dirá que es su Emperador el que ostenta el codiciado título".

Kil también puso los ojos en blanco ligeramente.

Zor gruñó. "Tan sólo dime lo que dijo Ari".

Él asintió con la cabeza. "Sostiene que, siempre que Harry no se separe de su nee'ka, tendría que curarse en menos de un año Yessat". Extendió las manos. "Sugiere que Giselle le ordeñe el palo con frecuencia, así como que se mantenga alejada de cualquier fiesta de consumación hasta que Harry se recupere por completo".

"Hmm, tiene su lógica".

"¿Qué quieres decir?".

Zor se encogió de hombros. "No tienes pareja por lo que todavía no puedes comprenderlo. A un guerrero en pareja le resulta bastante difícil", explicó él, "observar que otros guerreros acarician a su nee'ka sin añadir a la mezcla una dolencia biológica ocasionada por la astuta Jera". Él dijo no con la cabeza. "El predador que todos llevamos dentro amenaza con salir cuando otro guerrero toca a una nee'ka. Pero, cuando el predador ha estado agitado con anterioridad...". Él suspiró. "Es peligroso provocarlo".

Kil pensó en eso por un momento y apretó la mandíbula cuando pensó en—ella. En que otro guerrero la tocara a—ella. Pensó en que ofreciera ese canal sedoso a otro hombre que no fuera él.

Con preocupación, se pasó una mano por el cabello mientras se decía que era imprudente albergar semejantes sentimientos posesivos para con su recientemente adquirida sirvienta cautiva. ¿Acaso no se había tomado un respiro de Morak sólo para alejarse de su encantación? ¿Acaso no había salido a buscar batallas, porque ella le confundía las emociones tan profundamente? No, no iba a pensar en ella.

"Al menos", dijo Kil cambiando de tema, "Harry me aseguró que tanto él como su nee'ka se encontraban bien y que se dirigirían a las montañas de Joo para ingresar a la séptima dimensión a través del holopuerto".

"Excelente".

"Como bien lo sabes, la atmósfera de Joo imposibilita viajar con un crucero gastroláctico más allá de cierto punto. Por eso no puedo hacer nada para acortar la duración de su travesía. Al menos, saldré con una tropa de mis cazadores luego de la presentación en sociedad de Kara para reunirme con Harry cerca de las montañas".

Una de sus oscuras cejas se elevó. "¿Cazadores? ¿Por qué no llevas guardias comunes?".

Kil suspiró. "No me agrada mucho el hecho de que la colonia penal de Trukk se encuentre tan cerca de Joo". Él se encogió de hombros. "Llevo a mis cazadores simplemente como medida de precaución".

Zor arrugó la nariz ante esas palabras. "Los guerreros cuidan el portal que une a la sexta y séptima dimensión. No hay motivo alguno para temer que una criatura deteriorada pudiera escapar de su encierro a través del portal y viajar hasta Joo".

"Tal vez tengas razón". Él suspiró. "Pero...".

"¿Sí?".

Kil dijo no con la cabeza. "Las putas de Joo son demasiado lujuriosas. ¿Qué ocurriría si, por ejemplo, los guardias fueran atraídos hacia las veshas mientras una criatura deteriorada se escapa de la colonia penal? La criatura fácilmente podría atravesar un portal, ingresar a la sexta dimensión y generar todo tipo de masacres sangrientas".

"Creo que ves problemas donde realmente no existen", murmuró Zor.

"Tal vez", acordó Kil, "pero, aun así, me sentiré mejor si llevo a mis cazadores". Le clavó la mirada a su hermano. "No quiero que Harry contemple a la mismísima criatura en la que estuvo a punto de convertirse", terminó de decir suavemente.

Zor asintió con la cabeza. "Entonces, está decidido". Miró en dirección al otro extremo del gran salón; Kyra caminaba con paso firme en dirección a sus hijos más grandes para darles el beso de buenos días. Los bamboleantes senos de su nee'ka's nunca fallaban: siempre le generaban una erección instantánea. Y, como las mujeres (y los hombres también dicho sea de paso) de Tryston sólo envejecían alrededor de dos semanas antes de morir, era tan hermosa como el día que él la había reclamado hacía más de ciento ochenta años terrestres. "Si ya no queda nada que decir, me uniré a mi nee'ka y me aseguraré de que todo esté preparado para la fiesta de mañana".

Los ojos de Kil se iluminaron. "¡Ah!", dijo él; casi se había olvidado de la otra noticia. "Tan sólo una cosa más".

"¿Sí?".

Él sonrió. "La nee'ka de Harry ha venido ordeñándole el palo para extraerle la fuente de vida pero, sólo han pasado tres días y ella ya se le queja de que el vientre se le agita".

Zor se rió por lo bajo. "Entonces, ¿seremos tíos de nuevo?".

"Sí".

"Excelente".

Permanecieron en silencio durante un momento y, finalmente, Zor volvió a concentrar sus pensamientos en la presentación en sociedad. "Y ya que hablamos de ser tíos, nuestra sobrina Jana estará aquí esta noche con Dak y Geris para asistir a la fiesta de Kara mañana. Kara está encantada, por supuesto".

"Jana tuvo su propia presentación en sociedad tan sólo tres semanas atrás".

"Sí". Zor sonrió. "Kara está a punto de explotar de alegría por el hecho de que podrá ponerse un mazi mañana. Sintió celos cuando Jana le mostró el suyo. Al menos, sabes lo cercanas que siempre han sido".

Kil asintió con la cabeza. "Imagino que Cam tal vez estará más excitado acerca del mazi que la misma Kara", dijo con ironía.

Zor se rió por lo bajo. "Que no te quepa la menor duda, hermano".

Sin Piedad (H.S) 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora