El grupo de siete personas tuvo que caminar otro día entero para llegar a otra puerta de arcilla púrpura.
"¡Gracias a Dios!". Gimió Giselle teatralmente mientras se presionaba la palma de una mano sobre la frente. "Cuanto más al sur viajemos, hará más calor". Ella se estremeció cuando le miró el rostro a Harry: el sudor le goteaba tanto que parecía recién duchado.
Y aquí estaba ella quejándose cuando Harry había tenido la delicadeza de llevarla en la bolsa de cuero todo el tiempo. Por supuesto, pensó ella con aspereza, no es que no haya conseguido nada al hacerlo. Una vez más, la había empalado con la verga todo el tiempo y llegado al orgasmo muchas veces.
"Esta noche dormiremos en el pueblo subterráneo, corazón". Le hizo un gesto afirmativo con la cabeza a Death y le dijo que abriera la puerta sin palabras. "Tan sólo esperemos que las tabernas subterráneas sean más tentadoras que las que tuvimos que elegir en la última ciudad".
Giselle no podía estar más de acuerdo. Mientras tragaba saliva, lo abrazó a la altura del cuello, luego de que él le acomodara el top de la qi'ka para poder sacarla de la bolsa de cuero. "Me estremezco de sólo pensar en qué era lo que producía esos sonidos erráticos en la habitación donde pasamos la noche".
Harry se rió por lo bajo. "Te conviene no preguntar".
Giselle deslizó la mano por la de Harry a medida que el grupo atravesaba la puerta de arcilla púrpura y descendía las sinuosas escaleras. Giselle inhaló el aire frío con una sonrisa y se alegró de ver que el centro de esta ciudad se veía mucho más limpio con lo que, probablemente, querría decir que los establecimientos de alojamiento también serían más limpios.
Var señaló en dirección a una taberna de excelente aspecto a una cuadra de distancia y el grupo partió para reservar sus habitaciones. Giselle no pudo imaginarse por qué los hombres de color plateado y lavanda de este pueblo las miraban, tanto a ella como a Yoli, con tanta extrañeza a medida que caminaban pero, muy pronto, descubrirían la respuesta a esa pregunta.
"Me disculpo ante mi rey, pero la ley no me permite ofrecerle habitaciones a menos que las putas que lo acompañan cumplan con el código de vestimenta del pueblo". El humanoide color lavanda que atendía la cámara de ingresos y egresos del establecimiento de alojamiento miró en clara dirección a Giselle y a Yoli quienes, a su vez, se miraron perplejas entre ellas.
"¿Código de vestimenta?". Preguntó Harry. "¿Qué clase de código de vestimenta tienen aquí?".
"A las mujeres del pueblo Lii-Lii no se les permite llevar ropas, Su Majestad. Ni siquiera a las putas de la nobleza...".
Las fosas nasales de Giselle se enardecieron.
¡Maldito infierno! ¡Como si una maldita qi'ka no fuera lo suficientemente vergonzoso!
"Además...".
Ella lloriqueó y se preguntó qué más podría pasar.
"...las leyes de Lii-Lii prohíben que una puta vague por ahí sin atención".
Harry gruñó. "¿Qué quiere decir con sin atención?".
El dueño de la taberna le echó una mirada altanera a la mujer. "Necesitan llevar correas".
"¡¿Correas?!". Chilló Giselle. "¿Como la del collar de un perro?".
El dueño de la taberna no tenía idea de lo que era un perro así que señaló a una pareja que pasaba caminando. Giselle frunció los labios cuando confirmó visualmente las palabras del dueño de la taberna; de hecho, el acompañante masculino de la mujer la llevaba de una cadena y collar de perro.
ESTÁS LEYENDO
Sin Piedad (H.S) 2
Science FictionEl siguiente material incluye contenido sexual gráfico para lectores adultos. Esta historia ha sido calificada como una obra de contenido E por un mínimo de tres críticos independientes. Las escenas de amor sensuales son explícitas y no dejan nada l...