Tomé la caja que Carlota me había entregado ayer en la tarde. Era lencería.
El bordado era sumamente delicado de un color azul índigo profundo, dándome a entender que Carlota tomó de su tiempo para escogerlo.
Coloqué la pieza de lencería sobre mi muñeca y esta hace contraste con el color blanco nieve de mi piel. Luego de vestirme, preparé mi cuerpo lo mejor que pude. Alcé mis pechos y los maquillé, al igual que mi abdomen, delineé mis ojos con negro kohl para luego aplicar unas capas de mascara sobre las pestañas postizas.
El color de mis labios fue reemplazado por un rojo escarlata, algo de rubor sobre mis redondas mejillas y listo. Acomodé mi cabello el cual estaba completamente liso y tomé la chaqueta de cuero color blanco que me llegaba justo a la rodilla. Esparcí algo de colonia por mi cuerpo.
Llegué hasta la puerta de lo que podría llamar mi antigua habitación y le eché un último vistazo, tomé una bocanada de aire y salí. Justo hoy comenzara a escribirse mi futuro.
Camille, Isabella y yo caminamos por el largo pasillo que nos conducía al mundo exterior, uno que no había visitado hacia unos largos años y sentía que las palpitaciones de mi corazón eran tan fuertes que me quitaban el aire. Sabia que las tres estábamos así porque estaba agarrando sus manos con fuerza mientras nos subíamos a unas enormes limusinas.
Habíamos crecido juntas y este era el momento que más esperábamos, y aunque nos separaríamos y tal vez jamas logremos volver a vernos, no nos quedaba más remedio a apostar a que nuestro futuro seria mejor que los últimos años que vivimos juntas.
Los asientos fueron llenados por el resto de las chicas, Carlota entró inesperadamente.
Nos da órdenes de cubrir nuestros ojos con unos pañuelos.
Siento la llegada de alguien más al lugar pero hago caso omiso.
Ahora que mi vista está cubierta, mis sentidos del tacto, olfato y auditivo están trabajando a mil por hora.
Segundos después toman mi brazo, siento que colocan una liga en la parte superior de este. Intento moverme pero la voz autoritaria de Carlota me ordena tranquilizarme.
Mi brazo permanece inmovilizado por varias manos que lo aguantan, se produjo un pinchazo sobre la parte superior de mi antebrazo y este se convirtió en ardor después, gemí. Me están inyectando una mierda.
Sentí como el líquido corrió por mis venas haciendo que ardiera aun más dentro de mí. Segundos después todo comenzó a distorsionarse la poca luz que se filtraba entre los tejidos del pañuelo que cubría mis ojos se volvió más intensa y brillante de lo que naturalmente era. Sentía marearme y todo daba vueltas, cerré mis ojos en un intento fallido de recuperar la cordura pero es imposible.
Recuerdos vienen a mi mente como flashes y de pronto me veo a mí misma callendo en un precipicio en donde solo hay oscuridad.
-¡Miller!- escucho a la lejanía la voz de Carlota y siento que me recompongo un poco. Lo que me inyectaron logró dormirme y sólo sé que me encuentro en un lugar oscuro.
Tengo sueño y mis párpados pesan demasiado como para que se mantengan abiertos, mi cuerpo duele y me pesa aun más mantenerme de pie pero mi mente no deja de pensar en las chicas.
-Isa, Cami...- me escucho balbucear.
- SHHHHH!!!!- demanda. -Cojones Jonny, te dije que no le dieras una dosis tan alta. Está demasiado drogada.- escucho a Carlota nuevamente. Intento abrir los ojos pero no puedo.
Siento que dejo de tocar el cómodo asiento para ser tomada como saco de mierda y ser colocada sobre un hombro musculoso. La posición es incomoda pero ni siquiera puedo moverme.
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Keepsake |One Shot Series|
General FictionFue él quien perdió su propio juego de muerte, y cayó enredado en el demonio de los hombres; el amor.