21. Aclarar las cosas

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21. Aclarar las cosas

— ¿Y cuál es el motivo por el que tenes esa carita de feliz cumpleaños? — Cuestionó Bianca al notar ese repentino cambio de actitud por parte de Micaela.
Ella pasó de estar derrumbada a no dejar de sonreir sin parar, y todo eso había pasado de un segundo al otro. — O mejor dicho, ¿quién es el causante de esa sonrisa? — Se corrigió ella, al creer que evidentemente esa sonrisa que había en el rostro de su amiga solamente la podía provocar una sola persona en particular.

— Bruno — Respondió Micaela, depositando el celular arriba de la mesa y saliendo de esa burbuja, en la cual estuvo situada durante varios segundos.

— ¿Y qué te dijo? — Quiso averiguar Bianca.

— Me preguntó si puede ir a mi casa dentro de un rato porque quiere que nos veamos. — Murmuró Micaela y no pudo evitar volver a sonreír de oreja a oreja, sintiéndose feliz de saber que a pesar de todo, él ahora si tenía intenciones de que siguieran viendose.

— ¿Y ya le respondiste? — Micaela negó rápidamente con la cabeza. — ¿No pensas responderle? — Volvió a preguntar Bianca.

Micaela suspiró y volvio a agarrar su celular para poder responderle ese mensaje. Por supuesto, que esa respuesta sería afirmativa.

— ¿No te molesta que me vaya?— Preguntó ella mientras terminaba de escribir ese mensaje.

Ante esa pregunta, Bianca simplemente se rió y negó con la cabeza. Evidentemente lo que su amiga más quería en ese momento era verlo a ese chico del cual estaba perdidamente enamorada y Bianca la comprendía en lo absoluto, y más si tenía en cuenta el hecho de que no se habían visto durante meses. Por eso, creía que lo mejor que podía hacer era no retenerla más.

                     
                   *********

Micaela se encontraba caminando de una punta a la otra. Ya había pasado alrededor de media hora y Bruno todavía no había llegado a su casa. Eso la sorprendía y la preocupaba bastante, ya que él siempre solía ser demasiado puntual. Ella dejo que pasaran otro cinco minutos más y decidió acercarse hasta la ventana de su living para ver si él ya estaba llegando a su casa.

Al ver que Bruno estaba estacionando su auto, Micaela no pudo evitar esbozar una sonrisa al verlo. Y esa sonrisa se amplificó al ver que él estaba sosteniendo un ramo de flores en sus manos. Micaela no dejaba de preguntarse si esas flores eran para ella. Sin embargo, esa sonrisa se desvaneció al ver que él estaba hablando con su mamá. Micaela tenía pánico de que su mamá terminara contándole mucho más de lo que debía. Como por ejemplo, que ella se había pasado días encerrada en su habitación. Y que la causa de esa inmensa tristeza, era solamente él.
Si eso llegaba a pasar, Micaela comenzaba a tener un cierto miedo de que Bruno se diera cuenta de que ahora era ella la que lo veía como algo más que un "amigo".

Después de algunos minutos, Micaela se alejó de la ventana y suspiró al escuchar que alguien estaba golpeando la puerta. Obviamente era Bruno porque ella ya lo había visto.

— ¡Ya llegaste! — Exclamó Micaela mientras se saludaban y fingía no haberlo visto por la ventana.

— Sé que esto no repara nada. Pero toma, son para vos. — Dijo Bruno mientras le extendía a Micaela el ramo de flores.

— ¿Son para mí? — Preguntó ella mirándolo totalmente enternecida. Ya que no se esperaba demasiado que él le regalara flores, y más sus favoritas.

— Consideralo como una forma mínima de pedirte que me perdones por no haberte contestado ni un solo mensaje, por no haberte llamado... —
Él suspiró por un breve segundo. Ella permanecía callada porque todavía seguía sorprendida y hasta, en un cierto punto, encantada por ese gesto.
— En fin, por todo lo que pasó entre nosotros en estos últimos meses. — Terminó de resumir él, esperando que Micaela finalmente pudiera perdonarlo.

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