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40. Seguir Adelante

40. Seguir Adelante

Habían pasado alrededor de dos horas desde que Micaela recibió aquella noticia sobre su amnesia. Dos horas desde que su mundo había dado un giro demasiado brusco. Dos horas desde que sentía que ya nada tenía demasiado sentido.

Ni bien el médico se fue, sus papás ingresaron a la habitación a verla. Apenas la vieron, los dos la abrazaron lo más fuerte que podían, ninguno de ellos quería soltarla. Y gracias a ese abrazo, ella logró sentirse un poco mejor, por lo menos por algunos minutos. Así como también, se permitió a si misma liberar un poco de toda su angustia y derramar las lágrimas que tan acumuladas tenía.

Lloró por un rato mientras que sus papás la abrazaban fuertemente y le repetían que "todo iba a estar bien". Micaela simplemente se limitaba a asentir con la cabeza. No creía que todo iba a estar bien, pero solamente lo hacía por sus papás.
Lloró hasta que sintió que no tenía más fuerzas, más bien ganas, de seguir llorando. Y una de las razones principales era que no quería que sus papás siguieran sufriendo por tener que verla, suponía que ya bastante habían sufrido cuando ella estuvo en estado de coma.

Ellos se quedaron por un largo rato con ella. Consolándola, mimándola y cuidándola. Micaela se sentía como una nena de cinco años de nuevo. Se había olvidado cuando había sido la última vez que se había sentido tan amada como se estaba sintiendo en ese momento. Y por ese rato que estuvieron con ella, pudo despejarse y lograr pensar en otras cosas que no fueran solamente la amnesia.

Sin embargo, cuando ellos finalmente se fueron y se quedo sola por un momento, no pudo evitar volver a pensar en lo mismo: en el accidente y en la amnesia.
¿Por qué algo así le tuvo que haber pasado a ella?, ¿qué era lo que había hecho mal para que su vida tuviera que cambiar tanto?

Y por más que intentara darle mil vueltas al asunto, no podía responderse sus propias preguntas y quizás nunca lo haría. Se suponía que todas las cosas pasan por algo, ¿entonces por qué le tocaba estar viviendo una situación como la de ahora? Al darse cuenta de que se sentía tan desorientada, volvió a surgir en ella ese fuerte deseo de querer seguir llorando.

Micaela empezó a derramar algunas lágrimas silenciosas hasta que escuchó que la puerta de la habitación comenzaba a abrirse lentamente.
Suponía que sería alguien que iba a visitarla o algún médico que iba a realizarle algún control. Así que al percartarse de eso, ella empezó a frotarse sus ojos y a tratar de secar sus lágrimas. No quería que nadie la viera en ese estado. Quería tratar de disumular su dolor y bronca lo mejor que podía. Pero cuando vió quién era la persona que la iba a visitar, supo que no iba a poder fingir sus sentimientos por mucho tiempo...

- Hola - Lo saludó Micaela a Bruno mientras observaba como él se acercaba para saludarla con un beso en la mejilla. Ella hizo el intento de fingir una sonrisa, pero él rápidamente se dio cuenta de que esa sonrisa era absolutamente falsa.

- Hola, Mi - Le devolvió el saludo Bruno mientras que, después de haber saludado con un simple beso en la mejilla, se acomodaba en su asiento. Al observarla más de cerca, no podía dejar de agradecer porque Micaela estaba viva y estaba ahí junto con él. Pero mientras la contemplaba en silencio, pudo darse cuenta de que los ojos de Mica se veían demasiado vidriosos, como que daba la sensación que había estado llorando. Y además estaba demasiado callada, cosa que era bastante raro en ella. - Mica, ¿estuviste llorando?-Le preguntó directamente Bruno.

- ¿Quién? ¿Yo? - Retrucó Micaela, tratando de hacerse la desentendida. Esta vez, Bruno simplemente asintió. - No... Es sólo que me entró una basurita en el ojo - Dijo lo primero que se le había ocurrido.
Por el tono de voz raro (casi como cortante y hasta quizás como un poco frio) que estaba usando, Bruno suponía que Micaela algo le estaba ocultando, que no estaba siendo del todo sincera con él. Así que intentó retrucarle con algo más, pero entonces ella volvió a hablar. Más bien a sorprenderlo con una determinada pregunta:-¿Por qué me tuvo que pasar esto justo a mi?