28. ¿Qué sentis por mí?

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28. ¿Qué sentis por mí?

Al día siguiente, cuando Bruno se despertó, casi al borde del mediodía, sentía que su cabeza literalmente daba mil vueltas. Obviamente se culpaba y se maldecía a si mismo por no haberse controlado con todo el alcohol que había consumido y que ahora tenía que afrontar esa gran consecuencia de lidiar con una tremenda resaca. Que dicho sea de paso, ya se había olvidado de cuando había sido la última vez que había tenido una resaca así...

Él podía acordarse perfectamente que antes de tomar, había hablado con Gonzalo. Recordaba muy bien esa charla, todos esos planteos que su amigo comenzó a sembrar en él con respecto a los verdaderos sentimientos de Micaela y esa confusión que él le confesó sentir por su novia y por la chica que se suponía que era su mejor amiga de toda la vida. También se acordaba que mientras estaba tomando, había hablado con alguien por teléfono. Pero después, todo se volvió negro y cuando trataba de visualizar algún recuerdo más nada aparecía en su mente.

Con mucho esfuerzo, él se levantó de la cama y se dirigió hasta la cocina. Al llegar a ese lugar, pudo ver que en la mesa había un vaso de agua y al lado un ibuprofeno. Que además el comedor estaba perfectamente ordenado, cuando recordaba que el día anterior no estaba así, y que el ambiente estaba impregnado con un perfume que él claramente no usaba, pero que sin embargo le resultaba bastante familiar.
Entonces, pudo tener como esa leve sensación de que alguien había estado con él durante el transcurso de la madrugada.

Así que empezó a analizar posibilidades. No creía que podría haber llegado a ser Laura porque por lo que podía recordar, ella se había quedado a dormir en la casa de su mamá. Además si hubiera sido ella, se hubiese quedado a dormir con él o, en su defecto, le hubiese dejado alguna nota arriba de la mesa.
Gonzalo o algún otro amigo.... Imposible. Porque ellos no hubiesen sido tan detallistas y atentos de dejarle algo, y además el perfume parecía ser de alguna mujer.

Entonces, si lo analizaba en frío todas sus posibilidades se reducían a un sola persona: Micaela.

El perfume que estaba impregnado por todas partes, se parecía muchísimo al perfume que ella siempre usaba. Y quizás si había sido ella la que pasó la madrugada con él, pero ahora no quería que él lo supiera y por eso se había ido. Lo cual le resultaba bastante raro.
Al analizar esa posiblidad, hizo el esfuerzo de tratar de recordar algo más. Y esta vez, obtuvo como ciertos flashes. En esos flashes podía visualizarse a él hablando con Micaela y hasta viendo algunas fotos, que curiosamente ahora no veía por ningún lado. Entonces, ¿realmente había pasado la noche con ella?, ¿había pasado algo más entre ellos?

La única persona que podía responderle todas esas preguntas, y otras más, era solamente Micaela. Así que después de bañarse, agarró las llaves de su auto y decidió manejar hasta la casa de ella, sin preguntarle si estaba o si tenía ganas de hablar con él.
Sabía que si se lo planteaba, ella tal vez lo podría llegar a evitar o a posponer ese encuentro. Y Bruno no quería que eso pasara porque lo que más necesitaba era hablar con ella. Él necesitaba saber qué era lo que había pasado la noche anterior. Además de toda esa confusión que tenía con respecto a esa noche de borrachera, él necesitaba saber, o mejor dicho confirmar, qué era lo que Micaela realmente sentía por él. Los dos ya no podían seguir fingiendo que nada raro pasaba entre ellos cuando la realidad era totalmente diferente...

Después de algunos minutos, él finalmente llegó a la casa de ella.
Mica se sorprendió bastante al verlo. Pero de todos modos, obviamente lo dejó pasar. No sabía cuál era la razón principal para que él la fuera a ver. A su vez, no podía dejar de cuestionarse si aunque sea él se acordaba un poco de todo lo que había pasado la noche anterior.

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