Capítulo 10.

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Tomo el refresco en mi mano de un sólo trago y lo lanzo al bote de basura con fuerza.

- Amigo ¿qué te pasa?.- pregunta Chase.

- ¡¿Qué me pasa?! ¡Le diste mi maldito número de teléfono! Ahora no me deja en paz.- digo enojado.

Me irrita más que se ría en mi cara.

- Lo siento, pensé que te había gustado.

- Si si.- digo rodando los ojos.- sólo no le des mi número a nadie otra vez.- le digo con mirada asesina.

- Bien.- dice riendo.- ¿qué hay con ella de todas formas? ¿No estuvo buena?.- pregunta.

- Estuvo bien.- digo recordando a Antonella.

- ¿Entonces por qué no la llamas?

- Chase, sabes que no llamo a las chicas dos veces.

- Oh...Lo olvidé.- dice con sarcasmo.

- ¿Ahora qué?.- pregunto irritado.

- Nada.- dice evitando mi pregunta.- ¿cómo está Katie?.- pregunta de repente.

- Bien ¿por qué?

- Nada, es sólo que no la he visto en un tiempo.

- Si, ha estado ocupada.

- ¿Haciendo qué?

- No lo sé, son sus asuntos.

Sólo pensar en Katie me da dolor de cabeza. Lo peor de todo es que tengo que verla todos los días, los sueños no han parado, de hecho han empeorado. Si creíamos que no verla bailar o dormir con ella iba a funcionar, pues estábamos muy equivocados. Ya no se que hacer para sacarla de mi cabeza. Y aparte de todo eso, Chase le dio mi número a la rubia del otro día, ¡es una psicópata! ¡No deja de llamarme! Y la única vez que contesté estuvo peleando a través del teléfono gritándome porque no la había llamado. Definitivamente loca.

- Nos vemos después.- le digo a Chase.

- Bien. Nos vemos.

Entro a la cafetería y pido dos cafés para llevar, el preferido de Katie y uno para mi. La tarde está lluviosa, debería estar en el dormitorio, es ahí donde pasa la mayoría del tiempo ahora. Llego y dejo mis cosas en el mueble de la sala, abro su puerta y un grito agudo hace que suelte los cafés y se desparramen en el suelo.

- ¡¿Qué demonios?!.- grito del susto.

Cuándo finalmente puedo entender por qué tanto alboroto, ya se está tapando con una toalla su cuerpo.

- Mierda, lo siento. Olvidé tocar.- digo tapando mis ojos.

- ¡Dios! Me diste un susto horrible.- dice Katie.- ¡Vamos Jake! Deja de taparte los ojos. No es como si no me hubieras visto antes.

Eso suena familiar.

Abro los ojos y la veo parada frente a mi sólo con la toalla. Ni siquiera noté que estaba desnuda, el grito me desorientó.

- Lo siento, te traje un café pero ahora lo derramé.

- Está bien. Gracias de todas formas.- dice en tono dulce.

- Me siento mal. ¿Quieres otro?.- pregunto.

- ¡Oh no Jake! Tranquilo, déjalo así.

- Puedo comprarte un brownie o un muffin o una torta.

- Estoy bien Jake.- dice riendo.

- Bien. Voy a limpiar esto en cuanto te vistas.

- Bien.

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