En Secreto

Capítulo 15.

- ¿Qué?.- dice mirándome a los ojos.

- Te quiero a ti.- repito.

- ¿A qué te refieres con eso?

- ¿A qué crees?

- Ahm...no lo sé.- dice con duda.

Me levanto del sofá y rodeo su cintura con mi brazo y la aprieto a mi. Puedo ver la sorpresa en su rostro.

- ¿Y ahora?.- digo a centímetros de sus labios.

Estamos tan juntos que puedo sentir cómo su pecho sube y baja con su rápida respiración.

- Bien...- dice en un susurro.

Se deshace de mi agarre y comienza a caminar. La sigo hasta los cubículos, una puerta se abre y un recuerdo en particular viene a mi cabeza. Cuando Katie estaba tan enojada por hacerla bailar para mi.

- ¿Estás segura?.- pregunto una vez que estamos adentro.

Me mira en silencio, parece estar teniendo un debate con ella misma. No responde, sólo se acerca al reproductor y enciende la música.

Una vez que la música está sonando, se acerca a mi, y con una mano en mi pecho, me empuja hasta el asiento. No se exactamente qué hacer, lo único que se es que después de esta noche, nada entre Katie y yo volverá a ser lo mismo.

Parada frente a mi, cierra los ojos y comienza a mover su hermoso cuerpo, las cintas de su vestuario me tienen imaginando escenarios sucios desde que la vi. Mueve sus caderas mientras sus manos recorren su cuerpo. Luego se acerca a mi y se sienta de espaldas en mi regazo. Mueve sus caderas contra mi entrepierna y no puedo evitar tocarla. Toco sus piernas que me están volviendo loco desde el primer momento que la vi bailando. Su cadera y su cintura, subo un poco más para encontrarme con sus senos. Ella no se resiste y eso me tiene en la gloria.

Se levanta y ahora se sienta a horcajadas en mi regazo, haciendo que mis manos tengan acceso a su trasero, pero más importante, que mis labios tengan acceso a su boca.

Sigue bailando mientras nos miramos a los ojos, ¡Dios! Nunca quise tanto estar con alguien. Llevo mis manos a su cabeza y le quito esa ridícula peluca dejando libre su hermoso cabello. En algún momento ella dejó de bailar, ahora que puedo ver sus ojos, ahora que puedo ver a Katie, no lo pienso dos veces, la beso.

La beso como he querido hacerlo desde hace tiempo. Sus labios carnosos y rosados son una tortura para mi todos los días. Nuestras lenguas se mueven al unísono. Quiero a Katie, quiero hacerla mía, pero no voy a hacer eso aquí, así.

- Espera...- digo separándome de ella un poco aunque lo odie.

- ¿Qué?.- susurra.

Recorro su rostro con mis manos y puedo ver que lo disfruta cuando cierra sus ojos.

- No aquí.- digo.

Me mira a los ojos profundamente. Deposita un último beso en mis labios y luego se sienta a mi lado.

- Voy a esperar por ti afuera, ¿está bien?

- Bien.- dice.

Salgo de ahí con mi cerebro a punto de explotar, al igual que mis bolas, deben estar azules ahora. No puedo pensar con claridad, no se que demonios acaba de pasar. Simplemente no pude controlarme.

Las horas pasaron volando, el camino a los dormitorios fue silencioso, creo que los dos tenemos pensamientos encontrados con respecto a esto. Pero una cosa es segura: los dos lo queremos.

Abro la puerta y la dejo pasar. Tengo el presentimiento de que Katie se está arrepintiendo. No me mira a los ojos. Una vez adentro, sin decir una palabra, entra a su habitación y cierra la puerta.