Capítulo 9.

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Al entrar al club de inmediato me inunda el olor a alcohol, sudor y sexo; de eso están llenos todos los clubes.

Después de hablar con Chase y haber arreglado nuestros problemas, quedamos en venir al club esta noche en mi desesperado intento de sacar a Katie de mi cabeza. Hasta ahora ha estado funcionando, la rubia a mi lado es muy atractiva, tiene una gran delantera y su trasero está para chuparse los dedos. Una vez que encontramos una mesa las dejamos solas para ir a buscar unos tragos.

- ¿Dónde consigues a estas chicas?.- le pregunto a Chase.

Me mira divertido.

- No tengo idea.- dice mientras agarra sus tragos.

Caminamos de vuelta con las chicas a las cuales no se les puede ver la cara muy bien con toda esta oscuridad y luces de neón. Pero no es su cara lo que quiero ver, lo bueno de no tener luz es que puedo tocar y nadie se daría cuenta.

- ¿Quieres bailar?.- me pregunta al oído.

- Si, claro.

Nos levantamos de los asientos y nos dirigimos a la pista, en el camino puedo ver claramente como ese corto y pegado vestido resalta sus curvas, demonios esta chica está buena y lo sabe. Comenzamos a bailar al ritmo de la música, coloco mis manos en su espalda baja y la aprieto contra mi cuerpo, se da la vuelta y comienza a mover sus caderas contra mi entrepierna.

- Me gusta como bailas.- digo a su oído.

- ¿No te gustaría más sin ropa?.- dice devorándome con la mirada.

- Eso es seguro.

(...)

La noche ha pasado volando, cuatro botellas vacías yacen en la mesa del club mientras en los asientos ocurre una especie de casi orgía.

- ¿Quieres ir a un lugar más privado?.- le pregunto a la rubia frente a mi.

- Si, claro.- me dice coqueta.

Me levanto y saco unos billetes de mi bolsillo y se los entrego a Chase. Salgo con la rubia del club y tomo un taxi. El ambiente ya está caliente, la rubia cuyo nombre creo que es Antonella, se ve incluso más hermosa en la luz, lo que aprecio mucho.

Llegamos al dormitorio y la llevo directo a mi habitación. Se quita el vestido sin dejarme disfrutarlo y me tumba en la cama, sigo besándola y mi pene ya está listo para hacer de todo. Sus manos recorren mi cuerpo al mismo tiempo que quita toda mi ropa, comienza a hacerme sexo oral sin siquiera pensarlo. Gemidos involuntarios salen de mi boca. Antes de venirme, busco un condón y me lo pongo. Desesperada, se sienta encima de mi moviéndose demasiado rápido. Escucho la puerta cerrarse.

- Mierda.

Es Katie. La rubia encima de mi sigue moviéndose como si fuera el último día que va a tener sexo en su vida. Katie debe estar escuchando los gemidos desde su habitación. Mierda, ¿qué te pasa Jacob? Eso no te molestaba antes y a ella tampoco ¿por qué habría de molestarnos ahora?

La rubia salta y salta encima de mi haciéndome perder la razón. Trato de concentrarme en ella, sus senos rebotan frente a mi como dos pelotas, atrapo uno entre mis manos. Cada vez gime con más intensidad, creo que estamos a punto de acabar.

- ¡Oh! ¡Si! ¡Si!.- grita mientras sigue saltando en mi miembro.

- Vamos nena, acaba.

- ¡Ah!

Con un último gemido y varios saltos después, tiene un orgasmo al igual que yo.

- Oh Dios...- dice recostada encima de mi.- eso fue increíble.

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