Capítulo 14.

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- ¿Disculpa? ¿Quién te crees que eres para decidir por mi?.- me dice enojada.

- Soy tu mejor amigo y hago lo que tengo que hacer cuando estás ciega.

- No estoy ciega Jacob. Veo todo perfectamente. ¿Quieres saber lo que veo? Veo un hombre controlador y bipolar que no tiene nada que hacer, así que busca lo más cercano que tiene y juega con él.

La miro pasmado por lo que acaba de decir.

- Estás molesta, así que voy a dejar pasar eso.

- Dios Jake, abre la puerta. Deja de actuar como un niño.

- ¡Oh! ¿Ahora yo soy el niño?

- Deja las estupideces.

- ¿Me estás llamando estúpido por querer un mejor futuro para ti?

- ¿Un mejor futuro para mi? ¿Cómo es que esto me dará un mejor futuro? ¿No te das cuenta? ¡Hago esto porque quiero ese futuro! Y lo vas a arruinar ¡si no abres la maldita puerta!.- grita.

- Katie, ¿te quieres calmar?.- digo ahora poniéndome de pie.

- ¡No! No puedes mantenerme encerrada porque se te antoje.

Casi puedo ver el fuego saliendo de su boca. No mentiré, estoy un poco nervioso. Pero tiene razón, no puedo mantenerla aquí en contra de su voluntad.

- Bien. Pero antes de abrir la puerta, quiero que sepas que sólo hago esto porque me importas.

Me mira aún con el ceño fruncido en su rostro, pero no dice nada.

- Quiero ayudarte, y se que te sientes miserable yendo a ese lugar. Siento que pienses que soy un controlador y un bipolar. ¿Quién sabe? A lo mejor lo soy, pero todo lo que hago, lo hago por ti.

Saco las llaves del bolsillo y se las entrego en las manos. Las toma y sale del dormitorio.

(...)

Anoche no acompañé a Katie al club, no quise enojarla más de lo que ya estaba. Pero eso no resultó muy bien para mi, no pude pegar un ojo en toda la noche hasta que la escuché llegar. El despertador no sonó, pero la costumbre de tener que levantarme temprano para ir a clases no permitió que pudiera seguir durmiendo. Sin embargo aún sigo acostado, pensando en lo único que he podido pensar en estos últimos meses: Katie.

Todavía no entiendo cómo demonios llegué aquí. La parte egoísta de mí dice: todo es su culpa por haber perdido la beca, si eso no hubiera pasado, ella no hubiera tenido que conseguirse ese trabajo y yo nunca la hubiera visto bailar y así pudiera ser feliz como ya lo era. Pero la parte buena, la humilde y el estúpido que se interesa por el bienestar de su amiga (en la que piensa todo el tiempo y cuyos sueños eróticos lo tienen loco) dice: ayúdala, haz lo mejor para ella y nunca la dejes ir.

¿A quién se supone que oiga?

Como sea, ese, por ahora, no es el punto. Como hemos estado haciendo de un tiempo para acá, Katie y yo volvimos a pelear. Parece que no dejo de hacer cosas estúpidas. No se por qué no pienso mejor las cosas.

- ¿Katie?.- pregunto cauteloso frente a su puerta.

No escucho respuesta. Debe seguir enojada.

- ¿Podemos hablar?.- pregunto.

Pero no obtengo respuesta aún.

- Bien, hablamos luego.

Vuelvo a mi habitación y me preparo para salir. Quiero darle algo de espacio.

Recorro el campus que ahora se ve desierto, sólo algunas personas volviendo de alguna fiesta; están tan cansados que apenas pueden caminar, parecen zombies. Llego a la cafetería y pido un desayuno y café.

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