Capitulo 7

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Al cruzar un extenso puente, por fin logro llegar a Snowin, el letrero que daba la bienvenida, se encontraba lleno de grafitis y porquería. Unas caras de asco se hicieron presentes por parte de los dos amigos.

Entraron a la primera tienda de comida, siendo recibidos por una coneja antropomórfica de color negro bastante alta, su cara daba a entender que era de pocos amigos. Cuando esta los vio, rodó los ojos en señal de total fastidio por su presencia.

- ¿Qué quieren, pequeñas basuras? Solo pueden estar aquí con dinero en sus manos - pregunto la coneja.

-Si, tenemos dinero ... quisiera a-algo para comer, barato...Por favor y gracias. - musito la niña sonriendo nerviosamente, Flowey ni siquiera sobresalía del zapato donde estaba escondido.

La coneja estaba sorprendida por sus palabras amables, hacía mucho tiempo atrás que nadie le decía algo como eso... su rostro cambio a uno más amigable. Para la vendedora, esas dos palabras: "por favor" o un simple "gracias" eran algo que siempre había esperado de parte de los residentes... lastimosamente se habían perdido los valores gracias a su encierro bajo tierra. Jamás espero que quien se lo diría sería una pequeña niña ¿Humana? No estaba segura de lo último.

-...Toma, basura, esto es de parte de la casa...- le dio una especie de conejo de chocolate junto con un panecillo recién horneado, además de jugo de un color extraño, pero olía muy bien.

A pesar de las palabras rudas dichas por aquella coneja, Frisk empezaba a entender un poco el comportamiento de ella, así que le regalo una pequeña sonrisa. Tomo las cosas, y pronunciando un "gracias" salió del local. Dejando a la vendedora con un leve sonrojo en su rostro.

-Pequeña niñita extraña...-susurro la coneja.

Frisk continuó su camino al edificio mas cercano, y donde se podía leer "Posada para monstruos".

-Creo que los monstruos solo necesitan que alguien sea amable con ellos... ¿Verdad, Flowey? No sé porque los encerraron exactamente... pero quisiera poner salvarlos, sacarlos de este lugar- le contó a su amigo la flor, mientras entraba en la posada que tanto estaba esperando hallar, y la cual no estaba muy lejos de la anterior tienda.

-No creo que sea buena idea sacarlos de aquí, Frisk, como has visto, no todos son buenos o no están bien mentalmente...-comento Flowey sonriendo sarcásticamente, recordando a Toriel- es mejor si solo sales de este oscuro lugar y te olvidas de todo esto -termino la frase un poco triste, ya que dentro de sí mismo no quería separarse de su nueva y única amiga en ese infierno.

-Flowey...- La niña noto el tono melancólico de su amigo, y lo abrazo -Entonces, al menos, intentare cambiar el corazón de algunos monstruos a medida que avancemos. ¿Eso puedo hacerlo, ¿no?

-Pero que lograrías con eso Frisk... eso te pondría en mucho peligro.

- Lo se... no ganó nada, pero mira por ejemplo a Sans, ya no es tan aterrador ¿verdad? Si no fuera por su ayuda no estaríamos aquí. - rió un poco al recordar el chiste malo de este. – Así pues, los que ayudemos, podrán infundir en los demás monstruos ese sentimiento de amabilidad y empatía del cual carecen, recuperando así el lado amigable y bueno que tienen oculto para sí mismos, no ¿crees?

Sonrió a su amigo de forma inocente. Flowey no estaba muy seguro de dejar que siguiera con esa meta, pero también sabía que no podía obligarla a seguir sus órdenes y tampoco le gustaría hacerle eso. Suspirando, asintió, y la niña sonriera una vez más.

Ahora en la posada, agradecieron a Sans por el dinero que les dio, había sido de mucha ayuda sinceramente. Al parecer, la dueña de la posada era hermana de la vendedora anterior, y luego de oírlas tener una conversación por teléfono, notó que aquella coneja gris se comportaba un poco más amable con ella y su compañero, así que fue fácil para Frisk hablar con ella.

Subieron a la habitación asignada, y rendidos, cayeron en la cama acolchada, Frisk se acomodó mejor, durmiéndose casi de inmediato.

Pasaron algunas horas y la pareja de amigos se encontraban comiendo el conejo de chocolate junto al extraño, pero delicioso jugo, además del pequeño panecillo. Flowey no le recibió demasiado a la niña, este estaba consciente de lo débil que se encontraba Frisk. Lo único que le pidió fue un poco de agua, con eso se daba por satisfecha la flor. Así pasaron los minutos hasta que la chica decidió salir y continuar con su camino, no iba a quedarse mucho tiempo allí de igual manera.

Mientras recorrían Snowin, observaron un gran árbol navideño en la mitad de pueblo, no era muy bonito, pero las pequeñas luces que aun lo decoraban llenaba el corazón de la niña con tranquilidad. A unos cuantos pasos divisaron una estrella dorada escondida detrás de una ¿biblioteca? Ese parecía ser el caso.

Sin pensarlo demasiado, Frisk corrió y toco aquel cuerpo luminoso. Ahora más tranquilos, entraron a la biblioteca, una espacie de lagarto les atendió de mala gana, cosa de la que se arrepintió al conocer la dulce sonrisa de la pequeña niña, y esas palabras empáticas que parecían mágicas.

Flowey notó con asombró, nuevamente, aquella habilidad que tenía la pequeña Frisk <<¿Acaso esta humana tenía el poder de apaciguar los rencorosos corazones de los monstruos?>>, aquella flor rogaba que así fuera en sus adentros, puesto que era una ventaja que la niña podría usar para escapar y no ser lastimada de nuevo.

La flor fue colocada en la mesa que les indicaron, junto a un libro alcanzado por Frisk hace unos momentos.

-¿Qué es lo que leés?- pregunto flowey.

-La historia de los monstruos, sobre el por qué se volvieron malvados...- menciono la niña mirando ahora a su compañero, y a su vez tomando asiento.

(...)

Ya tengo el final para esta historia :3, y tal vez.....una segunda temporada :v (?) hehe pero ya veremos si quieren leerla. en fin, nos leemos luego! ñ_ñ/

La chica Flor  [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora