En alguna parte del mundo.
-Vamos Frisk!, ¡tenemos que ir! ¿Acaso no quieres saber si es esa historia cierta?- gritaba su mejor amigo, un chico de cabellos rubios y ojos azules.
Claro que tenía curiosidad de saber que escondía el Monte Ebott, y más ahora después de leer, en la biblioteca la famosa historia entre los humanos y monstruos, que relataba como se desato una guerra entre aquellas razas mencionadas, dando a entender la fácil victoria de los humanos, pero esa no era la parte que le intrigaba a Frisk, si no donde relataba como habían sido desterradas esas criaturas al Monte Ebott, encerradas gracias a un sello creado por los humanos en ese entonces.
-Hmp....está bien, pero tiene que ser esta misma tarde- puntualizo Frisk, recordando que sus padres no volverían hasta altas horas de la noche, cosas de negocios, supuso. - no puedo quedarme mucho tiempo fuera de casa, así que solo echaremos una breve mirada al agujero, ¿vale? - ensancho su sonrisa mientras continuaba el camino hacia su salón de clases, después de un divertido recreo con su amigo.
-¡¡ yupi!! ¡¡Gracias Frisk!!- dijo saltando el otro chico, emocionado por su nueva aventura - este será nuestro día, amiga mía, puedo sentirlo - Frisk se limitó a sonreírle mientras tomaba asiento en su respectivo lugar. Por alguna extraña razón un escalofrió recorrió su espalda. Frisk, algo nerviosa, se dijo así misma << solo es un poco de frio...>> tratando de guiar sus pensamientos hacia otro lugar, en otras cosas... Sin tener la más mínima idea de que le esperaba.
Ya habían acabado las clases, para la pequeña Frisk fueron una eternidad, algo que nunca le había sucedido, ¿tal vez era la emoción de ir al monte ebott? O ¿le intrigaba la idea de salir sin permiso de sus padres por primera vez en sus cortos años de vida? No lo sabía con exactitud.
Sobresaltada mira como su amigo toma su mano llevándola al mágico o tal vez ¿aterrador lugar?
-¡¡No te duermas Frisk!! Tenemos que ir rápido al Monte Ebott - gritaba emocionado su amigo- mi madre no sabe que iré allá y puede que me castigue...PERO VALE LA PENA, ¿¡NO CREES?!- la pequeña no pudo contenerse y empezó a reír. El chico siempre que encontraba algo nuevo, no paraba hasta lograr descubrir sus misterios, no sin antes meterla en un lio por llevarle la corriente. Pero ¿Qué podía hacer? Era muy divertido meterse en problemas con él, tenía que admitirlo.
No tardaron mucho en llegar, ya que prácticamente su escuela estaba junto al monte, aunque separada por unas altas barricadas. Los pequeños empezaron a caminar cerca del muro hecho de madera, buscando algún agujero o madero podrido el cual podrían romper.
-¡MIRA FRISK! ¡Encontré una abertura! - susurro a su camarada, mientras le mostraba a la chica un agujero en la parte baja del madero- parece como si alguien ya hubiera entrado.... ¡QUE EMOCIONANTE! Sígueme...- la pequeña sin ninguna objeción acepto seguir. Sentía su corazón latir un poco más rápido a medida que iba adentrándose junto con su amigo, tenía miedo, pero qué más da, ya no había forma de abandonarlo.
Muchos árboles secos recubrían el lugar mientras más se acercaban, asimismo los pocos animales que merodeaban por el allí iban desapareciendo, algo que noto solamente la pequeña Frisk.
Su amigo, muy ansioso, sonreía mientras le comentaba como es que en la escuela jamás les habían mencionado algo sobre esto. Frisk solo asentía con una sonrisa forzada resguardando sus pequeñas manos en su suéter azul oscuro, adornado con dos grandes franjas rojas. Aunque tuviera miedo, algo le decía que nada le pasaría si confiaba en sí misma, y gracias a esa pequeña voz en su cabeza, logro seguir el paso de su amigo. Hasta que choco contra la espalda de este mencionado. Sobándose la nariz se detuvo confundida, parándose al lado de él.
- ¿Pasa algo...? - pregunto la niña observando la cara de asombro que tenía el chico, así que decidió mirar en la misma dirección, quedando de igual forma que el chico. - ¡I-Increíble...! - musito con los ojos como platos.
- Que GRAN agujero... ¿Tendrá un final? ¡¡todo se ve tan oscuro allí!! ¡¡Que aterrador hahaha!!- Frisk solo se dedicó a observar con curiosidad el lugar- Lanza está roca Frisk, a ver qué tan hondo es- menciono este sacándola de sus pensamientos, mientras le daba la roca para después alejarse un poco.
- ¿Por qué tengo que ser yo? - dijo Frisk cruzándose de brazos, para después mirar al agujero, que, por alguna razón, ya no le daba temor.
-Por favor, Te deberé un caramelo...-suplico su amigo con ojos de cachorrito, causándole gracia a su compañera.
Con un suspiro, Frisk levanto su dedo en señal de aprobación, provocando que su amigo saltara emocionado gritándole palabras de agradecimiento. A continuación, la chiquilla se acercó más al agujero, quedando a solo unos pocos centímetros de ese inmenso vacío, una corriente de aire cálido acaricio sus cabellos provocando que la niña se arrodillara un poco más cerca del agujero. Apretó con fuerza la roca que sostenía en una de sus manos, lista para lanzarla, Y así fue. La niña miraba con emoción como la piedra iba desapareciendo en el oscuro abismo, pasaron unos segundos, y nada se escuchaba.
-O-oye Frisk, ¡no te acerques tanto! Podrías caerte...- hablo el chico acercándose poco a poco a su amiga, en cambio esta solo esperaba a que algún sonido le diera a entender que tan hondo era ese hoyo; Pero como al principio, nada pasaba. Un poco frustrada se acercó mucho más al agujero quedando casi con medio torso flotando- ¡Frisk! Parece que no t-tiene final... ¡aléjate de ahí y vámonos...! -aquel chico estaba nervioso al ver como Frisk estaba a punto de caer.
- Espera... Tal vez escuche mejor así...- dio un pequeño paso más, y paso lo peor. Las piernas de la chica se debilitaron al sostenerse por tanto tiempo en la misma posición, llevando todo su peso hacia adelante.
Frisk no pudo reaccionar a tiempo, al igual que su amigo, dejándose llevar por aquella oscuridad, que se hacía más y más densa a medida que caía. Lo último que pudo escuchar fueron los gritos de aquel chico llamando su nombre con desesperación.
(...)
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La chica Flor [FINALIZADA]
Romance-Voy hacerlo, tengo que enfrentarlo - dijo la castaña determinada. A pesar de su estado, su alma seguía intacta. Era tan brillante como las gemas de Waterfall. -Cariño...-el esqueleto se rasco la cabeza, intentando controlar sus emociones. El no que...