No veo a Samantha desde el lunes, la escuela se convirtió en la prisión de Alcatraz, pero esta vez en serio. No he tenido tiempo para ir a la casa de Samantha, únicamente he hablado por teléfono con ella, que también está ocupada con actividades de la escuela. Maldito infierno.
Hoy podré verla después de cuatro días, incluso me desperté temprano, creo que nunca me había despertado a las siete de la mañana un sábado. Al parecer me despertó lo que dijo Samantha sobre la teoría de Schrödinger cuando le pregunté por la fotografía. Supongo que de alguna u otra forma se conecta con mi pensamiento sobre si Samantha y yo somos o no somos novios.
Estoy ansioso por verla nuevamente, extraño el sonido que emite su voz, lo extraño, aunque hayamos hablado por teléfono ayer por la noche. Mi boca ha pasado hablando sobre ella desde el martes por la mañana, más bien, desde la última vez en que la besé. La idea de que pueda besarme nuevamente está estancada en mi cerebro, quien no ha dejado de pensar en ella desde, bueno, antes de cualquier beso. Y ahora, las perspectivas de aquellos besos me enrollan como cuando se deslizaba por las escaleras y uno de los escalones la golpeaban en la mitad de la espalda. La idea de que los besos continúen —lo que es absolutamente escalofriante—, siempre me excitan en un grado desconocido.
Bajo al comedor para desayunar. Al llegar a la cocina, no había nada preparado para comer. Mis padres bajan, mi madre se acerca hacia mí y me dice:
—Aún no hay nada, pero puedes esperar un momento.
—No —le respondo—, tú ponte cómoda y yo les prepararé unos panqueques.
Se sorprendió, creo que quería llorar porque sus ojos empezaron a ponerse vidriosos.
—Está bien —me da unas palmadas en la espalda—. Ahí están las cosas que necesitas —señala unos cajones del mueble—. Avísame si necesitas algo.
—Sí, seguro.Esto es extraño, me estoy comportando extraño, a mis padres les parece extraño. ¿Estoy loco? ¿Esto es un efecto colateral que Samantha provocó en mí? Definitivamente, esto es extraño. Mi madre trata de contener las lágrimas porque su único hijo está siendo amable con ella después de mucho tiempo. Tengo una estúpida sonrisa en mi rostro. Bien, terminaré de cocinar y luego me encerraré en mi habitación nuevamente. Tengo que llamar a Samantha también.
Para ser sincero, hacer panqueques es más sencillo de lo que parece, sin embargo, lo más difícil es voltearlos desde la sartén, porque el panqueque se puede caer en el intento y hacer un desastre en la cocina o tener la suerte de que caiga nuevamente a la sartén de la parte que faltaba por cocinarse. Menos mal que yo tengo suerte, lo cual es extraño. Termino de cocinar, les sirvo el desayuno a ellos y luego a mí, únicamente les digo que el desayuno está servido, «Gracias, hijo» responde mi padre, asiento y subo rápidamente las escaleras para confirmar que realmente esto está pasando y no es un sueño.
Llamo a Samantha.
—Espero que no estabas durmiendo.
—No, desperté hace diez minutos y me quedé viendo fijamente mi celular esperando tu llamada.
—Qué graciosa —me reí.
—Es en serio, Wes! —grita soltando una risita.
—Está bien, te creo.
—¿A qué se debe tu llamada?
—Me desperté pensando en ti y en lo mucho que extraño verte.
—Que considerado.
—Y también para decirte que hoy llegaré a tu casa, más tarde.
—Está bien, no me culpes si aún no me he arreglado y no estoy linda para cuando llegues.
—No hace falta, es más, llegaré justamente ahorita para verte desarreglada.
—No, te mato —se ríe—. Bueno, te espero, nos vemos luego, Wes.
—¡Espera! —grito— No cuelgues todavía.
—¿Por qué?
En realidad, no sabía por qué le había dicho eso, así que le respondí lo primero que se me vino a la mente.
—Me gusta escuchar tu voz.
—...
—...
—Wes, debes dejar de hacer eso.
—¿Qué?
—Hacerme ruborizar.
—No prometo nada —suelto una risita.
—Tonto —también ríe—. Nos vemos luego.
Parece que no fui traicionado por mi cerebro.

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Desde las estrellas
Romance«¿Existe el día perfecto?» Esa es la interrogante que tiene Wes, un chico que tiene una forma de pensar muy peculiar sobre el concepto de lo que significa la felicidad. Wes quiere morir, ¿Será alguien capaz de detener ese pensamiento? o ¿N...