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Es un día hermoso, soleado y toda esa basura, a pesar de estar en invierno. Es un día de esos en los que piensas que todo saldrá bien, etcétera. Esto era lo más cercano al día perfecto, aunque no sabía cómo se sentía tener un día perfecto y también el día aún no había terminado, sin embargo, me sentía diferente.

Harry condujo por una hora hasta encontrar el lugar perfecto para comer y también que estuviera lo suficientemente cerca de donde sería el concierto. Llegamos a una cafetería llamada Frenchy's, tenía un gran letrero de neón en la entrada que decía «Los mejores desde 1968», y me imaginé los cientos o miles de historias que escondía tras todos estos años de existencia, esperaba que los primeros dueños aún siguieran vivos porque me apetecía una deliciosa hamburguesa con doble carne y tocino más una pizza, una combinación que puede tapar las arterias, y también escuchar las historias que sucedieron en este lugar. Entramos y todo por dentro aún seguía de la época de los sesenta o setenta pero en buen estado, lo cual era asombroso.

Nos sentamos en una mesa al lado de la ventana y nos atendió un hombre de unos cuarenta o cincuenta años de edad.
—Hola chicos, aquí está el menú...
—¿Usted sabe dónde están los dueños del lugar? —interrumpí—. Porque me gustaría hablar con ellos.
—Eh. Bueno, ellos fallecieron hace un par de años atrás —me veía de una manera extraña porque nunca me había visto—. Así que no creo que eso pueda ser posible —resopló.
—Es una pena escuchar eso, lo siento mucho —me limité a responder.
—¿Para qué querías hablar con ellos? —preguntó. Violet y Harry se limitaron a hablar.
—Porque el letrero de la puerta me llamó la atención y me hubiera gustado que ellos me contaran las historias que sucedieron en este lugar durante estos 46 años.
—Oh, es tu día de suerte —río—. Tomaré tu orden y cuando esté lista, volveré y me sentaré a platicar, eres un chico interesante —agregó.

Ambos se quedaron asombrados y me veían como si estuviesen viendo a un ser raro y extraño, debo admitir que me sentía extraño. Violet hizo una sonrisa, se levantó y nos hizo saber que iba al baño, así que estábamos únicamente Harry y yo.
—¿Cómo te sientes Wes?
—A decir verdad, no siento nada ¿sabes? No estoy deprimido, pero tampoco estoy feliz o quizás si lo esté, pero yo no me doy cuenta porque ha pasado mucho tiempo, así que perdí lo que se sentía ser feliz —tomó su vaso de vidrio lleno de agua, lo alzó y exclamó:
—¡Por la neutralidad! —luego echó a reír.
—Puedo notar que eres muy feliz con Violet.
—Sí, lo estoy, digo, cuando la veía dormida en el sofá de su casa mientras mirábamos películas, pensaba que ella era el ser más maravilloso del mundo y que no estaría aquí si no fuese por ella —lo dijo con una sonrisa tonta.
—Espera, ¿Qué? —pregunté confundido a lo último que había dicho.
—Wes, el día en que la conociste a ella en detención y que yo no llegué a clases, me había planteado suicidarme, pero tenía mucho tiempo sin verte, así que había decido hacerlo al día siguiente e iba a ver a todos por última vez ese día, hasta ya había escrito la carta. Pero luego la conocí a ella y me encantó, porque nunca había conocido a alguien cómo ella —pausó para tomar agua—. Así que ese día llegué a casa y dormí —río—. Dormí y luego quemé la carta y bueno, aquí estamos, vivitos y coleando.
—¿Sabes que eso comprueba mi tonta teoría?
—Sí, espero que encuentres a tu chica Wes.

Luego de terminar con nuestras órdenes, se quitó su delantal y lo guardó en la cocina antes de volverse a hablar con nosotros (especialmente conmigo) sobre las historias ocurridas en este lugar, tal vez traería a alguien que conoce la historia de este lugar. Aún teníamos mucho tiempo hasta el inicio del concierto, así que ¿Por qué no?

—Cómo les prometí. Chico —dirigiéndose a mí—, primero debo decirte que únicamente ha habido dos dueños, los que fundaron la cafetería pero que lamentablemente fallecieron y yo. Los antiguos dueños eran efímeros para mí, porque eran buena gente y cómo sabes, vivieron para un objetivo en concreto y sin ellos, ninguna de las magníficas y terribles historias que les voy a contar hubieran podido suceder.

Desde las estrellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora