I PARTE

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Donde quiera que haya niños existe una edad de oro. Pues por esa edad de oro, que es como una isla espiritual caída del cielo, anda el corazón del poeta y se encuentra allí tan a gusto, que su mejor deseo sería no tener que abandonarla nunca.

PLATERO Y YO.

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ.


Pequeños TesorosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora