No sé las veces que la chica me obligó a revivir aquella futura escena antes de dejar que me tumbara sobre aquel mismo suelo y suspirara fuertemente. A las tres veces de despertar, la chica que había visto todas las escenas conmigo una y otra vez, ya tenía la frente reseca por la costra que se le había formado. Por suerte ya no sangraba.
-Otra vez-había dicho cada vez que despertaba.
Apenas estuve diez minutos tumbado allí, cuando la chica me puso en pié dándome instrucciones para comenzar ahora con el entrenamiento físico.
-Qué no tenga tiempo para enseñarte a luchar no significa que no pueda ayudarte a obtener la suficiente destreza para correr, escapar y esconderte llegado el momento.
Después de decir aquello me había llevado hasta el camino que se adentraba entre la arboleda y cambiando el rumbo me había adentrado en el pequeño bosque.
-Llegaremos a la casona atravesando este bosque-dijo.-Sígueme.
La chica comenzó a correr por entre los árboles y yo tuve que reaccionar rápidamente para no quedarme allí solo. En el primer árbol ya casi me la doy, pero conseguí saltearlo con éxito. Corrimos durante unos veinte minutos sin descansar entre los vaivenes del bosque. Me tropecé varias veces, me rasgué la chaqueta y me arañé el brazo y las manos. Me dí con la rodilla contra un pino para intentar no darle con los dientes, pero al final vimos la luz al final del bosque y la casona asomó sus viejas piedras al fin. Cuando salí de lo frondoso me tiré al suelo y comencé a jadear. En mi vida había salido a correr. No me hacía falta, si estaba casi tísico y no creía que pudiera coger tono muscular por mucho que me empeñara en ello.
-Que flojito hijo-dijo con sorna la chica apoyándose las manos sobre las rodillas y encogiéndose para coger aliento.-Voy a curarme y lavarme un poco, ya casi es medio día y debemos de llevarles algo de comer a los que están entrenando. Te aconsejo que hagas lo mismo.
Asentí sin abrir los ojos, estaba muy ocupado en volver a llenar mis pulmones de aire como para hablar en aquel momento.
Poco a poco me fui levantando del suelo y entré en la casa para hacer lo que la chica me había pedido. Me lavé un poco con el agua del fregadero y me puse ropa limpia. También ayudé a la chica a preparar los víveres para que los chicos comieran al medio día. Cuando cargamos todo en el coche de la chica, nos pusimos en camino.
-¿Dónde es el entrenamiento?
-Hay un estadio cerca del teatro de el que has tenido la visión-dijo la chica mientras conducía por el centro de la ciudad hacía las ruinas nuevamente.
Unos quince minutos después aparcó el coche en el aparcamiento del estadio. No se había anunciado nada, pero aquello estaba lleno de coches y motos. Reconocí la de Patrick en cuanto bajé del coche. Otras cuantas personas, también llevaban varias cajas de víveres para la comida hacia la puerta principal. Una chica y un chico de unos dieciséis o diecisiete años se volvieron para mirarnos. Reccelen los saludó y ellos a ella también. Nadie nos había presentado, pero parecía que todos ellos me conocían o me reconocían de algo.
-¿Por qué me han mirado de ese modo?-pregunté mientras sacaba una de las cajas del coche y cargaba con ellas.
-Patrick es nuestro nuevo líder y tú su...
-Entiendo-dije para que la chica no se molestara en decirlo, supuse que tal vez no era de su agrado reconocerlo en público dado lo que sentía por él.
Caminamos hasta el interior del estadio, que era más moderno y equipado. Bueno aquello pertenecía a la zona remodelada y nueva de Delfos a si que no me extrañó. El estadio era, pues un estadio para albergar juegos Olímpicos y todo lo que ello supone. Desde las gradas pude ver como unas cien o ciento cincuenta personas aproximadamente se entrenaban. Unos lanzaban aros de metal en la distancia, que hacían efecto de boomerang y siempre volvían a las manos de su tirador. Otros luchaba cuerpo a cuerpo mostrando técnicas de ataque y defensa. Otros tiraban al arco flechas solas y otras con fuego. Algunos más luchaban con espadas de acero, con cadenas de gran grosor, con mazas cortas.
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Pequeños Tesoros
Teen FictionHa estallado una guerra, una carrera a vida o muerte entre los Custodios y los Hijos de Epimeteo por conseguir la ansiada caja de pandora. La clave para conseguir su objetivo es un buscador que no recuerda que es buscador. Ultima parte de la trilogí...