Capítulo 7

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Salimos corriendo de la casa y vimos a Julem con la escopeta en alto.

—¿Qué pasó?

—Nada.

—¿Y el grito?

—Dije que nada.

—Vale...

Entramos los tres en la casa y nos sentamos a mirar la televisión.

Estaba empezando a anochecer. Noah y yo cogimos los cascos y subimos a la moto. Al llegar a casa me acompañó hasta la puerta y llamé al timbre. Mi madre abrió, seguida de mi padre.

—¿Es él?

—Sí.

Miré a Noah que me miraba confundido.

—¿Él, qué?

—Tu novio.

Mis mejillas se pusieron en pocos segundos rojas cual tomates y Noah reprimió, con esfuerzo, la risa.

—¿Qué? ¡No!

—¿Y por qué estáis de la mano?- dijo papá señalando nuestras manos. Intenté separarla de la de Noah pero el mantuvo el agarre sonriendo- bueno, avisa a tu madre. Volverás tarde a casa.

—¿Cómo?

—Está claro, se quedará a cenar- dijo mi padre entrando.

Los tres lo seguimos. Mamá fue a preparar la cena, papá y Noah fueron al salón. Noah tiraba de mí, por lo que no pude hacer otra cosa que no fuese seguirle. Parecía divertirse con la situación, el jodido. Papá y él empezaron a hablar de no se qué. Mientras, yo mantenía la mirada en Noah. Su sonrisa blanca contrastaba con su piel, que era tirando a morena. Era lindo, no lo iba a negar. Pero nunca lo diría en voz alta.

—Trid...- Noah estaba apretando con fuerza mi mano. Fue entonces que me di cuenta de lo que papá hablaba.

Sexo seguro.

—¡Papá! ¡Cállate!

—Uy, perdona por intentar avisaros.

—¡¿Mamá, la comida está lista?!

—Sí.

Nos sentamos en la mesa donde mis padres siguieron interrogando a Noah. Cuando al fin terminamos, mis padres se pusieron a recoger la mesa mientras yo salía con Noah. Paramos frente a su moto y miré nuestras manos, juntas.

—Siento haberte metido en esto.

—Te metí yo, Trid.

Miré al suelo y escuché un golpe de algo e instintivamente miré a la ventana de mi cocina. Mis padres estaban mirando por la ventana estilo vieja cotilla. Genial.

—Están mirando...— dijo Noah volviendo su mirada a mí.

—¿Y?

No me respondió ya que juntó sus labios a los míos. Realmente no sabía que hacer. Me quedé completamente estática. Separó su mano de la mía y rodeó mi cintura con ella. Yo coloqué mis manos en su cuello y empecé a jugar con su pelo. Mordió mi labio inferior y añadió su lengua al beso.

Nos separamos y sonrió mostrando sus perfectos dientes.

—¿Qué fue...

—Te lo debía, por lo del ascensor.

Besó mi mejilla y subió en su moto para luego acelerar e irse. Y yo ahí parada. Tocando mis labios que estaban hinchados y seguramente rojos, y mi mejilla.

Entre en casa en ese mismo estado de shock. Salude a mis padres y me fui a dormir.

Cerré los ojos y fácilmente caí en los brazos de Morfeo.

Miré a mi alrededor. Parecía estar en el espacio. Una imagen apareció frente a mí. Una guerra. Reconocía alienígenas como los que había en Weirdville y humanos. Entre las personas reconocí a Julem y a Noah, pero no me encontraba a mí. Y del lado de los alienígenas veía a Daia, a Axel y a Violet. Pero no estaba Jayden. ¿Y si habíamos muerto? ¿O éramos rehenes del bando contrario?

Poco a poco esa imagen desaparecía y aparecía otra aunque duró pocos segundos. Un ser, parecía del sexo femenino, con la piel gris clara llena de tatuajes como los de Axel. Sus manos estaban llenas de dibujos parecidos a los que se hacían con henna. Su pelo era de un rubio blanquecino, con las raíces  un poco más oscuras aunque no mucho. Sus ojos eran uno verde y otro azul, ambos parecían contener el universo entero en cada uno de ellos. Asustaba, pero tenía una belleza tan grande que olvidabas que era un ser desconocido y probablemente peligroso. Abrió la boca para hablar pero justo en ese momento me desperté y la alienígena desapareció.

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