19. Controlando el calor

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Invierno

Estoy imposibilitada para moverme y el cuerpo de Verano está prácticamente pegado al mío. No sé por qué, pero de repente hace mucho calor, aunque si lo piensas, él es la estación para sentirse de esa manera.

―¡Suéltame! ―exijo otra vez.

―No hasta que me des el círculo mágico ―repite a pocos centímetros de mi rostro.

―¿No es que acaso te enfermaba estar cerca de mí? Que tenías un hechizo y no sé qué cosa más.

Se lo piensa.

―Con el tiempo aprendes a controlarte. ―Sonríe.

―Deja de sonreír. Aparta, que me das calor. ―Hago fuerza pero no hay forma de zafarme―. Además, ve y busca tu maldita remera. ―Siento mis mejillas arder.

Se ríe.

―Cuántas órdenes, eres una mandona.

―Tu alegría me molesta más que tu enojo. ―Y ese parecía peligroso.

―Ciertamente, no sé qué ocurrió, esa furia no es habitual en mí ―analiza la situación y luego vuelve al tema que le compete―. Dame el círculo mágico ¡O te daré mucho calor! ―Me apretuja animado.

Esto parece interminable, ¡¿cómo me deshago de él?! 

Cambio de estaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora