Cambio de estación

28. Confuso secuestro

Invierno

Confundido y mareado, Verano intenta salir de la casa ¡Pero si ni se puede sostener! Y además, aún no me ha dado una explicación de lo ocurrido.

―Regresa a la cama ―ordeno con determinación.

―¿Desde cuándo te importa mi salud? ¡Aparta! ―exclama sonrojado. Parece avergonzado.

―¿Qué piensas que soy una desalmada? Entonces, ¿tú qué? ¡Pervertido! ―Lo señalo.

―Yo no sé de qué estás hablando. ―Mira para un costado.

―Me besaste.

―¡Pues olvídalo! ―Aumenta la voz y luego la disminuye―. Dame el círculo... ―Se agarra la cabeza adolorido ―mágico.

―¡Basta! Otra vez con eso ¡No! ―Lo hago retroceder hacia la cama y lo empujo sobre el colchón.

―¡Ah! ―Forcejea―. ¡Atrevida! Suéltame. ―Uso mi poder y termino creando unas esposas de hielo―. ¡Voy a derretirlo! ―se queja.

Sonrío con malicia.

―Uno, estás débil como para hacer eso y dos, es hielo seco ―digo con orgullo―. Es más difícil de derretir y te recuerdo ―Levanto el dedo―, si no puedes mover las manos, no puedes usar tu poder.

―¡Tramposa! ―grita intentando pararse de todas formas.

―¡Quédate quieto o te congelo el cerebro! ―lo amenazo.

―¡Loca! ¡Secuestradora! ―me sigue insultando, ya que es lo único que puede hacer―. ¡Auxilio, está desquiciada! ¡Se le zafó un tornillo! ―Patalea. Lo empujo otra vez y sin querer me caigo sobre él―. ¡Violadora!

―¡¿Qué?! ―Me enfurezco pero cuando me inclino para levantarme me cruzo con su rostro paralizándome―. Eh, no... no soy eso, que dices. ―Me pongo nerviosa y mi corazón se acelera.

¡Uf! Pero qué bueno que esta. Debo reaccionar, ni siquiera entiendo lo que estoy pensando.

¡Esto es una total confusión!